Antes de lo esperado

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Neela abrió los ojos lentamente, dándose cuenta de que se había quedado dormida en la oficina de su abuelo, pues después de llegar a tal conclusión la noche pasada, no tenía ganas de regresar a su sala común.

Se estiró entre las sábanas, tallando sus ojos con cuidado para que éstos no se volvieran a cerrar. Bostezó un poco antes de sentarse, volteando en busca de Dumbledore, quien ya se encontraba despierto y buscaba un libro en la estantería.

—Buenos días, profesor— saludó mientras se paraba de la cama, analizando en el espejo que su uniforme no se hubiera arrugado tanto —Lamento haber robado su cama.

—Oh, no te preocupes, dormir sentado no es tan malo como parece— dijo sonriente, extendiéndole un uniforme nuevo —Tengo uno de cada casa para emergencias— le explicó cuando lo tomó, dirigiéndose al baño para cambiarse.

—Abuelo...— llamó al salir, sorprendiendolo al hacerlo —¿Cuándo podré sabir si... Es verdad?— preguntó tragando saliva, refiriéndose a su sospecha de embarazo.

—Hoy mismo en la tarde podremos saberlo, si así lo deseas— ella suspiró un poco antes de asentir —Entonces lo apropiado será que después de la clase que les daré, me acompañes a la enfermería. No tienes de qué preocuparte, la enfermera no lo sabrá— añadió antes de que Neela dijera algo en contra, y el mago prosiguió a ofrecerle un sandwich de mermelada que ella aceptó gustosa —Lo mejor será que nos presentemos al desayuno si no queremos problemas.

—Es cierto, debo de ayudar al profesor Slughorn a entregar los horarios de clase a los estudiantes de tercer año— repuso dándole una mordida a su sandwich, para después salir de la oficina con Dumbledore siguiéndole el paso.

—Neela— la llamó cuando estuvieron a poca distancia del Gran Comedor —Sería oportuno que no te sientas estresada, podía repercutir en tu salud y, en dado caso que esté ahí, en la de tu bebé— susurró.

—Anotado, haré lo que pueda— intercambiaron sonrisas y entraron, no podía prometer nada, menos con un estilo de vida como el que ella tenía, fue fácil recordarlo cuando vio a Walburga Black haciéndole mimos a Orión, lo que la hizo formar una mueca de asco.

Empezó a caminar hasta donde el profesor Slughorn, pero fue detenida repentinamente cuando se topó con quien menos quería ver en ese momento, Tom, el cual se veía notablemente enojado.

—¡Por el guardapelo de Salazar, Neela!— exclamó caminando hasta ella, dejando de lado su plática no agradable con Rabastan, andando con paso seguro hasta su novia.

Así que Neela se preparó mentalmente para cualquier regaño, o una escena de enojo dramatizado, y por reflejo tuvo la idea de correr antes de que fuera tarde. Pero contrario a lo que pensó, en seguida su pelinegro estuvo frente a ella, la tomó entre sus brazos fuertemente.

—Maldición... Me diste un buen susto— dijo mientras la abrazaba, cerrando los ojos con alivio —Pensé que te había pasado algo— se separó de ella y llevó sus manos a sus mejillas para mover su cara y así analizarla completamente.

—Te ves cansado— dijo ella al ver sus ojeras y ojos irritados, dando otra mordida a su sandwich de mermelada.

—No es nada, sólo estuve dando vueltas por todo el castillo hasta las tres de la mañana por buscarte— repuso como si fuera la cosa menos importante del mundo, tomándola de la mano para llevarla hasta la mesa y asegurarse él mismo de que su novia comiera, alegando que un sandwich no era alimento suficiente.

Para después salir del comedor cuando el desayuno terminó.

—Tom, tenemos que hablar— dijo ella cuando se dirigían a su primera clase de dos horas seguidas, Historia de la magia (lamentablemente), deteniéndose para que los demás estudiantes de su casa se adelantaran.

Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora