El regaño de Abraxas

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...

—Vamos Neel, no puedes estar enojada conmigo toda la vida— repuso Tom mientras colocaba su baúl en la rejilla de uno de los asientos, pero la rubia lo ignoró y subió su maleta por sí misma, rechazando su ayuda.

Después de aquella pesada plátic con su abuela donde se le reveló al fin la identidad de su abuelo, se dio cuenta que Riddle le había vuelto a mentir, pues él le había dicho que fue su madre quien le dijo quién era su abuelo, pero en realidad su madre no tenía idea de quién era, hasta ése día en la oficina.

Su abuela se había visto en la obligación de decírselo si no quería terminar en India sola de nuevo, perdiendo otra vez la confianza y afecto de su hija Odette.

Pero, si ella no sabía la identidad de su padre era imposible que se la hubiera dicho a Tom, entonces ¿Qué era lo que le había dicho a su novio?.

—Por favor, ya sabes lo que querías saber. Pensé que eso te alegraría— repuso hincandose frente a ella, tomándola de las manos atrayendo al fin su mirada.

—Me alegré, pero no quería una duda a cambio de otra. Además, no puedo creer que me lo ocultaste de una manera tan... Malvada— dijo desviando la mirada, pero sin retirar sus manos.

—¿Qué vas a hacer ahora que sabes quién es tu abuelo?— preguntó sentándose junto a ella, mirándola fijamente esperando que de esa manera Neela le devolviera el gesto.

—Pues bueno, considerando que no sabe siquiera que tiene una hija no sería buena idea llegar diciéndole "Hola abuelo". Creo que lo mejor será hablar con Dumbledore, después de todo es el mejor dando consejos— al decir ésto, Tom abrió los ojos como platos.

—No creo que sea una buena idea Neela, podría...

—Está bien, sé que no se dará cuenta, jamás podría saber de quién hablo— tragó saliva y se acomodó en su asiento, mirando a su novio de manera más seria —Tienes que decirme qué fue lo que mi madre te dijo y te perturbó tanto.

—Es mejor que no lo sepas, además, no me veo obligado a responderte— Neela arqueó una ceja, enseñándole el anillo en su dedo anular.

—Seremos marido y mujer dentro de unos meses, yo creo que sí— Tom suspiró poniendo los ojos en blanco y tensando la mandíbula, ya que si había algo que odiaba, definitivamente era que lo obligaran a hacer algo que no quería hacer.

La rubia lo vio de manera penetrante durante varios minutos, esperando paciente el momento en el que hablara, hasta que Abraxas interrumpió su silencio cuando abrió la puerta de su compartimento, y Neela se sorprendió al ver su cara tan pálida y seria.

—¿Puedo hablar contigo?— preguntó dirigiéndose a su hermana, quien a su pesar asintió, y Tom nunca estuvo tan feliz de ver a Abraxas cuando se fueron —No entiendo por qué no están en el compartimento de los prefectos.

—No hay ninguna necesidad, pero es cierto que debo de hacer las rondas, puedes acompañarme y hablamos de esa manera— su hermano asintió sin decir nada más, pues lo único que necesitaba era un momento con ella.

—¿Tú piensas tener hijos?— empezó de manera directa, y Neela asintió sonriendo mientras se aseguraba de que nadie estuviera haciendo magia en el pasillo.

—Nada me haría más feliz que formar mi propia familia...

—Con Tom, supongo— ella lo miró extrañada, y asintió —Pero te importa lo que él piense respecto a ello ¿No es cierto?.

—Abrax ¿A dónde quieres llegar?— le preguntó deteniéndose, y el rubio tragó saliva, miró a su alrededor y la guió hasta un lugar vacío, cerrando la puerta detrás de ellos.

Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora