Relación sanguínea

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...

Después de que las tres jovencitas estuvieran ya listas con el uniforme del colegio puesto, Neela tomó asiento una vez más y cubrió su rostro con sus manos, se sentía más cansada de lo normal, incluso enferma. La maldición de Arwen la estaba dañando y lo sentía, pero ¿Por qué le afectaba ahora más que nunca?.

Quizá su no-madre en su espacio mental, consciente de que se encontraba en riesgo de ser eliminada, estaba tratando de tomar cartas en el asunto. Tenía que sacarla de ahí lo más antes posible, lo sabía, pero primero quería hablar con Dumbledore, tenía tanto que decirle.

Posponía su enfrentamiento con la Odette falsa ya que, para su pesar, había algo en su interior que le decía que al tratar de echarla, podría morir. Habían pasado años desde que había adquirido la sabiduría de la Diadema de su lejana tía-abuela, que no le sorprendería que ésta estuviera adherida a ella como uña al dedo.

Pero prefería morir después de haber hablado con Albus, así al menos dejaría ese mundo en paz, claro, si la maldición no la mataba primero.

—¿Neela?— la llamó Penélope nuevamente, ya que al parecer le había estado hablando sin obtener respuesta alguna.

—Perdón ¿Qué me decías?— la pelinegra desvió su mirada mientras acomodaba su corbata, carraspeando antes de contestar.

—Tenía la duda y quería saber si tú y Tom ya hicieron las paces— repitió con calma, colocándose la túnica.

—Sí, de hecho pasamos la Navidad juntos— respondió parándose del asiento, abriendo la puerta del compartimiento.

—¿A dónde vas? Estás frágil como para salir en ese estado y andar por el pasillo de un tren en movimiento, ven siéntate otra vez— indicó Eileen, obligándola a sentarse junto a ella sin darle la oportunidad de responder a su pregunta.

—Dejé mis cosas en el lugar de Tom, tengo que ir por ellas...

—Estoy en lo cierto cuando te digo que él las bajará por ti, de cualquier manera terminarán apareciendo en nuestro dormitorio, créeme— la interrumpió Penélope, subiendo sus calcetas.

—¿Y tú cómo vas con ya-sabes-quién, Rosy?— preguntó pícara, haciéndola colorar en seguida, y Eileen al ver su reacción se echó a reír.

Alguien está enamorada— cantó alegre mientras Rosier trataba de ocultar su rubor con sus cabellos negros.

—He-hemos intercambiado c-cartas en las v-vacaciones— respondió sin voltear a verlas, lo que hizo que Neela y Eileen se rieran más.

—Me pregunto qué cosas te enseñará ahora— añadió la rubia de manera traviesa, recibiendo una mirada de asombro por parte de Penélope, quien terminó pareciendose a un tomate cuando escuchó ésto.

—¡NEELA!— exclamó aventandole la caja de la rana de chocolate en defensa propia, recibiendo el mismo gesto de ella —Me alegra que tu brazo ya esté lo suficientemente bien cómo para molestarme— repuso, y la joven Bloom asintió con una sonrisa mientras se levantaba la manga para dejar su hombro al descubierto.

—Dejó una buena cicatriz, he de admitirlo. Pero Tom hizo un buen trabajo curandola— dijo observando la marca rosada, de 10 centímetros de largo.

—Oh, sí, Tom hizo un buen trabajo— añadió Eileen con un tono el cual es mejor no describir, haciendo a Neela colorar y que ahora a quien molestaran fuera a ella.

Y así transcurrió el viaje hasta que llegaron a la estación de tren del castillo, bajaron y la rubia se despidió de sus amigas para encontrar a Tom, subiendo al mismo carruaje.

Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora