Lo que Tom oculta

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...

—¿Qué demonios te pasa?¿¡Estás loco!? Amenazar a Hagrid con tu varita ¿En qué pensabas?— exclamó sumamente enojada por las acciones de Tom, quien también estaba enojado.

—"¿En qué pensaba?"— imitó —En protegerte, sabes que ese fenómeno no es de confiar— repuso dando media vuelta, caminando hacia el castaño que los observaba desde la entrada, pero Neela se puso en medio y extendió el brazo para hacerle saber que no lo dejaría pasar.

—¿Protegerme?— repitió con ironía —¡Eso fue lo último que hiciste al asesinar a alguien y crear otro Horrocrux!— recalcó en parsel para que los que estaban alrededor observando curiosos su altercado no entendieran.

—Créeme, lo hice para protegerte— dijo frunciendo el ceño.

—Abraxas te dijo que estaba aquí ¿No es cierto?— preguntó, haciéndolo mirarla confundido.

—¿Malfoy sabía que estabas aquí? Ese infeliz...

—Piensatelo dos veces antes de hablar de mi hermano— lo regañó enojada, escuchando a sus espaldas a Hagrid acercándose a ella y Tom alzar su varita.

—Neela...

—Vuelve a la casa Hagrid, entraré en un momento— el pelinegro frente a ella rió, aún con la varita en alto.

—Yo no lo creo. No te dejaré entrar. ¿Se te olvida lo que esa cosa le hizo a Myrtle? Por su culpa está muerta, no debe de estar aquí, no pertenece a Hogwarts— Bloom negó, bajando el brazo y levantando el mentón para demostrar seguridad.

—Ambos sabemos que no fue así. Y él no es una cosa, es un humano, un mago, un hombre, más hombre de lo que tú eres— Riddle inhaló pesadamente, con su respiración tapando los gritos ahogados de su público, sintiendo ese comentario como una patada en su entrepierna.

—Estás hablando incoherencias, vámonos, te daré algo y saldrás de su embrujo— caminó hasta ella y la tomó de la muñeca, pero Neela en seguida se soltó con más facilidad de lo que creyó posible.

—No. Hagrid es mi amigo, y lo quiero, no es ningún embrujo— Tom se irguió y la miró de manera imponente, con su brillo rojo empezando a resaltar en sus ojos.

—Eso no es cierto. Tú sólo me puedes querer a mí, como yo sólo te quiero a ti. Eres mía— la rubia lo miró de manera penetrante mientras negaba.

—Con esa actitud tan estúpida de matón, dudo que siga siendo así— Tom no lo pudo contener más, el brillo rojo asesino se adueñó de sus ojos y dejó atrás el color oscuro que antes tenían, avanzando amenazadoramente hasta ella.

Pero para su sorpresa, Neela no retrocedió, por primera vez en largo tiempo, también avanzó, plantandole cara a sus problemas y miedos. Sus ojos azules también adquirieron el color amarillo que tenían cuando se transformaba, y su iris se volvió lineal.

Ninguno hablaba, sólo se veían fijamente con otros ojos y el ceño fruncido a más no poder, como si fuera una pelea territorial de animales, o duelo de miradas de serpientes (lo cual básicamente era).

La varita de Tom empezó a desprender un extraño color verde e inconscientemente cambió de dirección su varita hacia ella (y ella igualmente lo apuntó con la suya) pues a pesar de que no estaba pensando en ningún hechizo, la ira que le causaba el tan siquiera imaginarse la perdería era muy fácil de notar.

No era posible que le pudiera desafiar de tal manera delante de media escuela, que le llevara la contraria y le negara o prohibiera su compañía. Le daba rabia, porque sus instintos asesinos estaban a punto de estallar cada vez más, pero lo que realmente le enojaba era que sabía que no podría herirla, jamás, ni aunque ella lo destrozara o (muy improbablemente) intentara asesinarlo.

Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora