Me Mentiste [Pt.2]

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...

Tom aún tenía su varita apuntando hacia Jonathan, pero su mano temblaba sin poder conjurar hechizo alguno. Sintiéndose inservible e histérico por no poder hacerle daño, lanzó enfadado su varita contra la cama, pasando intranquilo su mano por sus negros cabellos.

Dora abrió los ojos temerosa al escuchar el ruido de madera chocar con madera, tomando aire para tranquilizar los fuerte latidos de su corazón. Caminó con calma hacia donde Tom estaba sentado.

—¿Tom?— lo llamó a sus espaldas esperando respuesta alguna, después de pensarselo por unos minutos respondió.

—Vete...— dijo casi en un susurro atento a escuchar la puerta abrirse—¡Ya!— volvió a decir cuando se dio cuenta que aún no se había ido.

La rubia dudó un momento antes de salir a paso lento y pesado del cuarto, ahora Tom lo sabía, sabía lo que era y ya no habría vuelta atrás. Salió de la sala común ignorando los llamados de Abraxas y empezando a correr tratando de huir sin saber con exactitud de qué.

Pero cuando iba a cruzar al pasillo de al lado, se topó con una gigantesca figura, uno de sus conocidos de Gryffindor: Rubeus Hagrid—¿No te lastimé o sí?— preguntó posando su mano en sus brazos para pararla del piso, pero cuando trató de ayudarla a quitar polvo de su túnica la volvió a tirar—Como lo siento— se volvió a disculpar.

—No te preocupes, esto me pasa a diario— respondió aferrándose a su uniforme para ponerse de pie.

—Rubeus Hagrid— dijo él para presentarse, aunque no era necesario.

—Lo sé— extendió su mano para saludarlo y él hizo lo mismo—Soy yo, Hagrid, Ella.

—Es cierto, perdóname, estoy muy distraído ¿Te pasa algo?— preguntó observando su entrecortada respiración y su colorida nariz.

—Sí yo... Tuve una discusión con alguien importante ¿sabes qué? Sólo estoy siendo dramática, olvídalo— empezó a andar pero fue detenida por Hagrid una vez más.

—No deberías de creer eso, cualquier pelea importa ¿Te gustaría acompañarme a caminar mientras te desahogas?— Ella aceptó y Tom observándolos en silencio marchar, apretó su mandíbula molesto.

...

Pasaron un par de días desde aquel altercado, se dirigió a la biblioteca después de las rondas esperando ver a Riddle ahí (a diferencia de las noches anteriores), pero al llegar a su mesa habitual él no estaba ahí, sólo el libro que había estado deseando desde que entró a la escuela.

Miró a los lados buscando a quien lo hubiera puesto ahí, ya que estaba colocado a manera de que alguien estuviera ya leyéndolo. Llegó a la parte del índice donde estaban los rayones y lista para descubrir la verdad, posó sus dedos sobre la tinta y cerró los ojos.

Rápidas imágenes vinieron a su mente, que al principio no pudo ver claramente, pero después de concentrarse y respirar pudo verlas detenidamente.

Vio unas manos rayando aquel libro, poco a poco la imagen fue subiendo hasta dejar ver la cara del escritor.

Sin poder creer lo que vio, pasó las páginas hasta llegar a las necesarias y algo llamó más su atención que los anteriores títulos 'Curas a los maledictus: testimonio de una' soltó un grito ahogado y tomó el libro mientras enojada caminaba por los pasillos hasta llegar a un lugar en concreto.

—Lo sabía— dijo entre sollozos mostrándole el libro—Usted lo sabía— ahora una lágrima escurría por su mejilla—No se imagina el terror que es vivir como yo, cada vez que me transformaba, temía no volver a ser yo, lastimar a alguien querido, o asesinarle. Mi madre se expuso por esto... y usted lo sabía— Albus volteó a verla tranquilamente, tratando de entender lo que estaba pasando.

Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora