Fawkes

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Tom no perdió más tiempo y tomó a Neela por la cadera para subirla a la mesa mientras empezaba a aflojar su corbata y desabotonar su camisa, la rubia rió negando y separándose del pelinegro, aún con sus manos en sus mejillas.

—Tenemos clase dentro de poco, Tom— dijo como pudo ya que los besos de Riddle no paraban aunque ella hablara.

—No notarán nuestra ausencia— contestó con su mano en su muslo y su mano libre en su espalda para que no se pudiera alejar.

—Créeme que lo harán— se rió cuando el pelinegro empezó a besar su cuello, causándole cosquillas —Vamos, tengo un puesto de Delegada por ganar— repuso, y justo cuando Tom empezaba a bajar por su cuello se detuvo, pero no parecía molesto.

—¿Quién te metió esa idea en la cabeza? Que te cambiaría por no ser lo suficientemente "oscura" para mí, porque podría apostar que fue uno de los tres idiotas— Neela tragó saliva, no quería meter en problemas a Orión ni Abraxas por lo que habían dicho, ya que almenos su hermano no lo dijo para lastimarla, simplemente estaba preocupado.

—N-No fue n-nadie, y-yo sólo t-tenía la d-duda...

—Sabía que habían sido ellos, te juro que les enseñaré a no meter sus narices donde no deben, la pagarán caro— dijo enojado, en el momento que se apartó con la intención de salir del salón y darles una advertencia, Neela lo tomó por la muñeca y lo atrajo una vez más hacia ella, acariciando su mejilla y deslizando su mano por sus negros cabellos mientras negaba.

—Déjalo estar, no importa, estamos bien, creo que Orión ya está lo suficientemente asustado como para que ahora vayas. Su reacción al ver que había estado escuchando su conversación fue suficiente disculpa para mí— le contó entre risas, y el pelinegro le sonrió de una manera en la que jamás le había sonreído, y la miró como nunca antes la había mirado.

—Por eso es que me encantas, Neela Bloom, tu manera tan fácil de perdonar a los que te han dañado y seguir adelante sin rencores aveces me deja boquiabierto, y tu modo tan distinto al mío de vencer los problemas que te pone la vida, afrontandolos sin miedo a lastimarte con tal de proteger a los demás es algo que nunca entenderé. Tú extrema e inusual bondad es lo que me hizo enamorarme de ti, por más extraño que parezca— Neela sonrió, y reconoció que la manera en la que la miraba era sólo de amor, enternecida por sus palabras depositó un beso en sus labios aún con la sonrisa plazmada en su boca, sintiendo como la mano del pelinegro se volvía a deslizar por su espalda.

—Buen intento pero aún tenemos clase— objetó bajandose de la mesa, limpiando un poco del brillo labial alrededor de los labios de Tom, acomodando su corbata y abrochando sus botones.

—En la noche no te salvarás— le dijo con una sonrisa maliciosa en el rostro, y Neela lo miró mientras negaba.

—Ahora que lo dices, pasaré las rondas con Lea, ya que tengo que ayudarla con unos asuntos personales. Pero esas palabras fueron tan lindas que quizá podamos hacer algo mañana en la noche— añadió guiñandole el ojo y caminando hacia la puerta, para que después ambos llegarán a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras que justamente acababa de empezar, lo que no les sorprendió porque estuvieron hablando un buen rato.

Cuando terminó la clase y era hora de Adivinación una vez más en la semana, Neela se despidió de Tom y llegó hasta Lea apesar del mar de estudiantes de su casa que caminaban para llegar a sus clases optativas, empezando a andar hacia la torre mientras hablaban.

...

—¿Dónde crees que sea mejor lugar para hacerlo? Es decir, debe de ser un lugar privado, pero no tanto como para que sea en el armario de escobas— dijo Lea mientras Neela tomaba su mochila y sacaba una libreta para anotar.

Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora