ojalá que te vaya bien

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Lo triste de esta historia es que no tuvo un principio real,

tampoco un final claro.

Lo triste es echar de menos tus dedos recorriendo mi columna,

tus besos en mi pecho,

tu sonrisa en mi boca.

Lo triste es no saber decir adiós,

por querer que sea un hasta pronto.

Lo triste es no saber qué fuimos.

Quizás,

sólo buscábamos cariño;

quizás realmente lo sentíamos;

quizás solamente eramos dos cuerpos que se unían a la perfección,

pero que en su choque,

destruyeron armaduras y corazas,

dejándonos completamente desarmados.

Y ahora, dime,

quién va a llenar este vacío;

quién va a hacer que me sienta viva,

aunque solo sea a ratos;

quién va a reparar mi sonrisa,

y mi corazón.

No quedan lágrimas,

tampoco ganas de llorar.

El vodka se ha acabado,

el dorado y el verde ya no sirven de nada.

Pero el mundo,

nuestro mundo,

tan pequeño y cruel,

da más vueltas que la vida misma,

empujando unos cuerpos sobre otros,

rompiendo armaduras

y desarmando arqueros.

Ojalá todo salga bien y el invierno no sea tan frío,

ojalá que te vaya bien.

Poesía y pipasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora