Ahora que es cuando más te necesito, tú te marchas, y me dejas más sola que nunca, con la única compañía de mis demonios y de los fantasmas del pasado en una habitación llena del humo de trece cigarrillos y millones de recuerdos.
Creo que lo que más echo de menos es abrazarte, sólo entre tus brazos me sentía protegida, me sentía viva, e incluso a ratos me sentía feliz.
Pero ya no hay abrazos, ni conversaciones hasta las tantas de la madrugada, ni ojeras por estar planeando lo que íbamos a hacer al día siguiente, ni visitas sorpresa, ni besos furtivos, ni polvos eternos, ni cariño, ni risas, ni cigarros a pachas, ni nada.
Sólo quedan los recuerdos, esos de los momentos que nunca se olvidan, ¿recuerdas? Y es que contigo cada momento se convertía en algo inolvidable.
Ahora que es cuando más te necesito, después de haberme fallado tantas veces a mí misma por hacerte sonreír, por no fallarte a ti, después de dar lo mejor de mí y no recibir nada a cambio, ahora que tú no estás, sólo queda frío, y vacío, mucho vacío, y eso nadie puede curarlo.
ESTÁS LEYENDO
Poesía y pipas
PoetryBienvenidos a lo más profundo de la jaula de grillos que es mi mente. Pasen y vean, soy un todo un desastre.