Sigo intentando aprender a querer, volver a querer a los demás y volver a quererme a mí, aunque solo sea un poco.
Sigo intentando mejorar, crecer como persona, dar lo mejor de mi misma en todo lo que hago, y parece ser que nunca nada es suficiente.
Sigo queriendo gritarle al mundo entero cómo me siento, qué es lo que está haciendo que continúe, poco a poco, con mi preciada auto destrucción.
Pero no sé hacerlo, no puedo hacerlo.
Todas las bombas terminan explotando tarde o temprano, y con su explosión destruyen todo lo que hay a su alrededor.
Por eso, por esa precisa razón, las personas que son granadas, prefieren quemarse a sí mismas antes que destruir lo que aprecian, y cuando ven que la mecha está a punto de terminarse, se alejan de todo y explotan. Así, por lo menos, los únicos heridos de muerte son ellos.
En todo este tiempo he desaprendido lo que me habían enseñado durante mi niñez, pero he aprendido otro tanto.
He descubierto que hay heridas que duelen más que una raspadura en la rodilla, y las cicatrices de esas heridas tardan mucho en desaparecer (si consigues que lo hagan);
he llorado tanto por cosas con tan poca importancia, que ahora las lágrimas me las guardo para aquello que realmente se las merece;
he pasado tantas noches en vela pensando en unos ojos, que ahora he aprendido a soñar con ellos;
he roto platos, vasos, gafas, brazos, sonrisas e incluso corazones, y de lo único que me arrepiento es de no haber sabido encontrar cura a estos dos últimos;
he perdido tanta gente que la soledad llegó a convertirse en mi aliada, y mi sombra en mi mejor amiga;
he bebido y he fumado de todo con todos, hasta el punto de no ver más allá de un palmo por delante de mi nariz;
he confundido colegas con amigos, y bueno, ya os podéis imaginar la hostia.
Después de tanto (y a la vez tan poco), me he dado cuenta de que sólo los de verdad van a estar a tu lado en las buenas, en las malas y en las peores, que el alcohol no acaba las penas (pero el agua tampoco), que todas las heridas acaban cicatrizando, y que los sueños, sueños son.
Aun me queda mucho por aprender, mucho por conocer, mucho por tropezar y muchas piedras que probar, pero tú, tú siempre serás mi piedra favorita.
Tres...
Dos...
Uno...
¡PUM!
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Poesía y pipas
PoetryBienvenidos a lo más profundo de la jaula de grillos que es mi mente. Pasen y vean, soy un todo un desastre.