Te despiertas. Te vistes y te quedas en la cama, mirando al techo. Pones música y fumas un cigarro, y otro, y otro. Vas al baño y te lavas, no te miras al espejo por miedo a que esa palabra que nunca olvidas, aparezca con más fuerza, "ASCO". No desayunas, ¿para qué? Sales a correr, o a caminar, o a lo que sea, pero que te lleve lejos de tu jaula, eso sí, con música, siempre con música. Vuelves a la hora de comer y te vas directa a tu habitación, "no tengo hambre", dices, "está acabada", piensan. Pasas las horas aislada, cosiendo tu armadura, esa armadura que él rompió, esa que nadie más romperá. Tienes miedo de que te digan la verdad, de que te hagan reconocer lo que eras y en lo que te estás convirtiendo, de que te obliguen a decir lo que sientes. "Una única vez ya es suficiente, nunca más", te repites una y otra vez. Odias esa frase, esa puta frase que te repiten de continuo y que sabes que es mentira, ese 'todo irá bien, cariño' que te revienta los oídos al escucharlo. Permaneces sola todo el día, ejercicio, poesía, música y cigarrillos. Te destruyes a ti misma, para no destruir a los que están a tu alrededor. Dicen que si dices la misma mentira una y otra vez, acabas creyéndotela incluso tú, y no paras de repetirte "estoy bien, me veo bien, me quiero", pero ni eso te ayuda. Vuelves a salir de tu habitación, a correr otra vez, ¿por qué no? Al llegar, encima de la cama hay una nota, la abres y la lees, "VALES MÁS QUE ESTO". Y te rompes, te encoges sobre ti misma y lloras en la esquina de siempre, esa que tus lágrimas y tus demonios conocen tan bien.
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Poesía y pipas
PoetryBienvenidos a lo más profundo de la jaula de grillos que es mi mente. Pasen y vean, soy un todo un desastre.