inercia

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No sé si este miedo está causado por el vértigo que sufro al encontrarme en lo más alto de la montaña rusa de mi vida, sin tu locura para abrazarme, o se basa en la incertidumbre que me provoca tu nombre.

Echo de menos la forma que tenían de ser las cosas antes, ¿sabes? No me refiero sólo a nosotros, sino a todo. Sonreír con ganas, beber con ganas, abrazar con ganas, besar con ganas, follar con ganas, vivir con ganas.

Antes de que te fueras todo era diferente, incluso los días grises tenían color. ¿Recuerdas las tardes de lluvia cobijándonos el uno bajo el cuerpo del otro? sólo entonces le encontré sentido a la lluvia. O joder, cuando sonaba un trueno y te reías de mí al ver que escondía la cabeza en tu hombro, para que me protegieses de todo lo malo. Y ahora lo malo ha llegado todo junto, y estoy sola, más sola que nunca, incluso tus fantasmas y mis demonios me han abandonado. El vacío cada vez se hace mayor, las heridas aumentan, y ya no sé qué hacer. Y ahora te necesito más que nunca, y joder, no estás. Lo más jodido es que ni el verde, ni el vodka hacen que te olvide. Y mi querida almohada, mi única acompañante en las noches de desvelo en las que las lágrimas vienen sin ser llamadas y parece que nunca van a irse, se está cansando de que ahogue mis penas con ella.

Quizás yo también me he cansado de no dormir, de llorar, de sufrir, de no vivir, de matarme a mi misma, de reír por inercia, del vacío, del precipicio, de los lobos, de la chapa de la suerte, de sólo saber rezar en tu cuerpo, de perder siempre y no ganar nunca. Pero nadie puede, quiere, o sabe arreglar esta jaula de grillos que yo llamo mi vida. Quizás, por no decirlo decididamente, esté cansada de mí, más que nunca. Me retiraré del campo de batalla con una sonrisa, esta guerra suponía demasiado desde el principio.

Poesía y pipasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora