Vuelves,
destrozando mi armadura,
rompiendo todos mis esquemas,
matándome a besos,
caricias,
cigarros,
y polvos.
Y contigo,
vuelve mi sonrisa,
y mis lágrimas.
Dime qué cojones has hecho conmigo,
yo, que juré no enamorarme,
yo, que soy tan fría que quemo,
yo, que estoy tan rota que corto,
yo, que siempre sonrío por no llorar,
yo, que no le tenía miedo a nada...
Y vienes,
me abrazas,
me descongelas,
unos todos mis pedazos,
y haces que sienta más miedo que cuando era niña y dormía con la luz encendida por temor a los monstruos de debajo de la cama.
Qué irónico,
ahora me he hecho amiga de esos monstruos,
me he dado cuenta de que son parte de mí,
y, que a veces,
ellos tienen que ganar la lucha,
y salir,
y acabar con todo.
Y tú les das miedo,
más que la luz,
más que el fuego,
más que la noche más fría de este puto invierno.
Porque tú, cariño,
desprenden la luz más radiante al sonreír,
tienes ese fuego interno que inflama todo lo que se le acerca,
y qué difícil es acercarse a ti,
y a tu fuego,
y qué difícil es acostumbrarse a ti,
y qué difícil es estar sin ti.
Pero tú vas,
y vuelves,
porque no eres de nadie,
porque eres tan libre como pájaro que emigra en busca de calor,
porque te quiero así,
libre,
pecado de carne y conciencia,
calor de tardes de lluvia
y noches de desenfreno.
Te quiero así,
tan tuyo,
tan mío,
tan de nadie.
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Poesía y pipas
PoetryBienvenidos a lo más profundo de la jaula de grillos que es mi mente. Pasen y vean, soy un todo un desastre.