Estaba tan rota que sólo mirarla dolía,
tan muerta por dentro que sus ojos dejaron de reflejar cualquier luz.
Estaba loca,
le daba igual gritar en plena calle,
o ir corriendo de un lado a otro,
sólo porque sabía que acabaría cayendo en tus brazos.
Te encantaba,
hacía que los gusanos de tu estómago echaran a volar,
todo ello sin quitarse la ropa,
y eso te acojonaba.
Reía como ninguna,
y de pronto se echaba a llorar,
sin ser capaz de darte una explicación,
sin poder darse a sí misma una respuesta a los mil porqués que la atormentaban.
No sabía querer,
mucho menos quererse,
y aún así lo daría todo por ti.
Te atreviste a compartir su vida,
como nadie había sido capaz de hacerlo,
y la desarmaste,
y rompiste sus esquemas,
y supiste acabar con sus mil demonios,
y le quitaste el cigarro de la mano,
y la besaste como nadie,
y le desnudaste cuerpo y alma,
y te follaste sus complejos hasta que se rompieron por desgaste,
y te atreviste a quererla,
aún sabiendo todo lo que ello conllevaba.
Ella era una yonki,
y tú su mayor dosis.
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Poesía y pipas
PoetryBienvenidos a lo más profundo de la jaula de grillos que es mi mente. Pasen y vean, soy un todo un desastre.