Poesía y pipas

por no decir ojalá

Busco algo que termine con esta agonía, algo que haga que me sienta viva, o que por el contrario, termine de matarme.

Quizás unos brazos que me abracen cuando lloro, que me den calor los días más fríos de enero, que me hagan ver que los martes y trece tienen su lado bueno, que eviten que siga cayendo, que me frenen ante la mayor de mis locuras.

Quizás una persona que me escuche, me comprenda y me quiera tal como soy.

Quizás un cigarrillo de la suerte que haga que mi vida gire y todo vuelva a estar en color.

Quizás un trago de vodka que me devuelva la cordura, o que termine por volverme completamente loca.

Quizás un aliento que me llene los pulmones de aire fresco.

Quizás una boca que sepa el punto exacto en el que depositar un beso tras otro en mi cuerpo.

Quizás azúcar para endulzar mi sonrisa,

quizás harina para endurecer mi corazón.

Quizás te busque a ti, entre todas estas calaveras.

Quizás necesite encontrar tu cuerpo cada mañana al despertar.

Quizás, y solo quizás, no te haya olvidado tanto como parece.

Quizás, y sólo quizás, te necesite más que nunca.

Quizás, y sólo quizás (por no decir ojalá), me despierte y tenga otra vez tus buenos días (y tus mejores noches), recordándome el cariño que te daba y que me tenías, demostrándome que ibas a estar ahí en cualquier momento.

Quizás, y sólo quizás, te quiera a rabiar (de placer).

Quizás, y sólo quizás (por no decir ojalá), vuelvas mañana.