Sergio le mandó un mensaje a Naike diciéndole que en 15 minutos pasaría a recogerla. Hacía menos de 2 horas que había jugado contra el Crystal Palace. Fue una exhibición del español. Dio 2 asistencias, evitó un gol y metió otro. Lo celebró batiendo sus brazos como si fueran dos alas. De ahora en adelante pensaba dedicarle todos sus goles a Naike. Ella había visto el partido por televisión y estaba sumamente feliz.
No le había querido decir donde la llevaba, solo que hiciera la maleta con ropa cómoda y de abrigo. Naike estaba nerviosa. Sabía perfectamente lo que iba a pasar y estaba deseándolo. Esta semana se habían visto todos los días. Ahora que podían estar juntos sin nadie de por medio, querían pasar el máximo tiempo posible uno al lado del otro. Lo que no habían vuelto a hacer era dormir juntos. Sergio decía que ella era una tentación demasiado grande y que estaba a punto de caramelo de caer entre sus brazos. Y que le estropearía los planes. Ella se río recordándolo. Terminó de cerrar la maleta metiendo los conjuntos de ropa interior que se compró en Intimissimi para el viaje. Bajó la maleta de la cama y agarrándola del asa la puso en la puerta del piso. Se miro en el espejo y sonrió maliciosa. Se había puesto una falda de antelina burdeos muy ajustada, un jersey negro de cuello a la caja y sus botas medias negras.
Lo admitía. Se había vestido así para provocarle. Por haberla dejado con las ganas toda esta semana. Cogió su abrigo negro y se lo cerró. Agarró su maleta, abrió la puerta y salió. Echó la llave y se montó en el ascensor. Deseaba tanto que este fin de semana fuera perfecto. Todavía tenía que pellizcarse para darse cuenta de que no estaba soñando, de que después de todo, estaba con Sergio. Y era tan feliz. Porque estaba con él, y eso era lo único que le importaba ahora. Salió del ascensor cuando llegó a la planta baja y salió del portal muy ilusionada. Su corazón empezó a latir deprisa cuando lo vió. Allí estaba él esperándola apoyado en la puerta de su coche. Estaba tan guapo. Llevaba puesto unos pantalones vaqueros claros y una chaqueta de punto azul oscura. En los pies, unas zapatillas grises. Cuando la vió salir sonrió ampliamente y sintió que su corazón se le íba a salir de un momento a otro. Estaba tan preciosa con sus mejillas coloradas por el frío. Nunca nadie le había producido este efecto en él, el desear estar con ella a todas horas.Sergio se acercó para ayudarla con la maleta. Ella se arrojó a sus brazos dándole un largo beso. Sus labios estaban calientes a pesar del frío que hacía. Aunque su nariz no lo estaba. Sergio se separó de ella y frotó su nariz con la suya.
- Tienes la nariz fría Naike -le dijo él acariciando su mejilla- anda, vamos al coche que te vas a enfriar...
Sergio cogió su maleta en una mano y a ella de la otra. Le abrió la puerta del coche y fue al maletero a guardarla. Estaba nervioso. Tenía tantas expectativas sobre este fin de semana que si no salía bien no se lo perdonaría nunca.
Naike se quitó el abrigo negro y lo puso en los asientos de atrás. Se puso el cinturón de seguridad y esperó a que Sergio se sentara. El chico abrió la puerta, se sentó y se puso el cinturón. Arrancó el coche y la miró. Le sonrió y no pudo evitar mirar hacia sus piernas. La muy tentadora llevaba una falda estrecha que al sentarse se le había subido más arriba del muslo. Naike rió por la cara que puso Sergio.
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Eras tú lo que quería (Cross 4)
Lãng mạnSergio Reguilon acaba de llegar a Londres para jugar en el equipo inglés del Tottenham. Lejos de su familia y de su novia tendrá que adaptarse a una vida nueva en un país nuevo. Naike vive en Londres desde hace un par de años. En las clases de coci...