Eras tú lo que quería (Cross 4)

34. Te Quiero

Primeros de marzo
2 semanas después

Naike miraba a Cristina y sonreía. Su amiga estaba feliz, muy feliz. Y se alegraba muchísimo por ella. Por lo menos había alguien que lo era. Estaban sentadas en la cocina de su piso. La había invitado a comer para que no estuviera sola. Entre Susana, Adam y ella se habían encargado de que estos días se olvidara un poco de todo su drama. Aunque era muy dificil. Sobre todo por las noches, que era cuando más lo echaba de menos y peor se sentía. Estaba tan vacía sin Sergio. Y lo más triste de todo es que seguía sin comprender su decisión. Estaba tan triste que a veces le costaba respirar y se despertaba por las noches con ansiedad.
Giovanni salió de la cocina y puso delante suya una taza de café. Ella lo miro agradecida.

- Gracias - le dijo sonriéndole

- De nada. ¿Cómo estas? - le preguntó el argentino cogiendo una de sus manos

- Bien -le contestó ella taciturna

- ¿Segura?

- No, pero da igual - dijo ella moviendo sus hombros

- ¡El muy capullo ni la ha llamado! - dijo Cristina

- Da igual Cristina - le contestó Naike - él ya ha tomado su decisión. Y está claro que yo le importo poco, o más bien nada. Pero da igual. Estoy bien. En serio. No os preocupéis más. Que bastante tenéis vosotros

- Él tampoco está bien Naike. No está saliendo con ella, por si te sirve de algo - le dijo Giovanni

- ¡No lo defiendas amor! - le contestó Cristina - es un cabrón y punto

- Vale, si, lo que digáis. Pero Sergio está mal. Ya lo he dicho.

- Giovanni, amor - le dijo ella acariciando su mejilla- no nombres al diablo en esta casa o te juro que no sabrás el sexo de tu bebé hasta el mismo día que nazca

Naike los miró divertido. Le encantaba estar con ellos. Giovanni se le había declarado a Cristina antes de la prueba de adn. Ella lo aceptó también porque se había dado cuenta de que lo quería. Y cuando le dieron las resultados y descubrieron que él era el padre del bebé, estaban todavía más unidos.

- Chicos - les dijo levantándose - tengo que irme ya

- ¿Quieres que te lleve? - le preguntó Giovanni

- No, no te preocupes. Quiero dar un paseo. Además, tengo que pensar

- ¿Lo del trabajo? - le preguntó Cristina

- Si. Eso también - Naike se levantó y caminó hasta la puerta. Cogió su abrigo de la puerta y abrazó a sus amigos - estoy bien. No os preocupéis

- Deberías aceptarlo, te vendría bien

- Ya veré. Bueno. Luego te llamo. Cuida a mi garbanzo

Naike acarició la barriga de su amiga. Se abrazaron y se fue. Salió de la casa pensativa. Fuera hacia frío, aunque hoy había salido el sol. Se subió la cremallera de su chaqueta hasta arriba y empezó a caminar.
Estaba triste, sumamente triste. Seguía sin entender porque Sergio había hecho lo que había hecho. Una cosa es apoyar y ayudar a alguien de tu vida que te necesita, y otra echarse él ese cargo como si fuera culpa suya. Lo que Naike tenía claro es que lo que habían tenido ellos dos, no era tan fuerte como pensaba. Ella estaba enamorada, y él no. Pero no perdía la esperanza. Naike era buena persona, y había decidido esperar un poco, darle tiempo a Sergio hasta que todo se calmara. Después hablaría con él, porque lo quería tanto que estaba dispuesta a luchar por ese amor.

20 minutos después, la chica caminó cerca del parque donde vivía Sergio. No pudo evitar sonreír al recordar las veces que habían estado aquí juntos. Él intentando que ella hiciera deporte y Naike esperándolo sentada en un banco. Íba a seguír su camino cuando vio algo que la dejó petrificada. Allí en el parque, estaban Sergio y Paula sentados en un banco. Ella los observó y su corazón volvió a romperse en miles de pedazos. Él le hacía cosquillas y ella se retorcia. La vio ponerse en pie y salír corriendo. Sergio la persiguió y cuando la atrapó, la cogió en brazos. Ella no quiso seguir mirando más. Salió andando todo lo deprisa que pudo llorando desconsolada. Llegó a casa y se tiró encima de la cama llorando y maldiciendose por ser tan imbecil de creer que podría volver con él.