38. ¿Cuando te convertiste en un cabrón?

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Sábado por la noche

La verdad es que el vestido era una pasada. Y Naike comprobó lo bien que le quedaba cuando al entrar en la discoteca, los ojos de muchos tíos se íban a su cuerpo. El vestido se ceñia a sus curvas sin dejar nada a la imaginación. Era de color rojo. Le llegaba por la mitad del muslo y tenía toda la espalda al aire. Era de tirantes y el escote de pico. Se había recogido el pelo en un moño para dejar su cuello al aire. En los pies llevaba unas sandalias negras que le estilizaban mucho las piernas. Se sentía poderosa con este vestido. Había decidido que venía a pasárselo bien, no a hacer ningún drama.

El Tottenham había ganado la liga a falta de 3 partidos para terminar el campeonato. Se lo merecían. Habían hecho una gran temporada. La discoteca estaba a reventar. Lógico, al ser sábado. Naike se dirigió junto a sus amigas a la parte de arriba del local. La habían cerrado exclusivamente para el equipo. Subieron las escaleras muy risueñas. Giovanni las recibió justo arriba. Abrazó a su novia y la besó muy efusivamente. Después las abrazó a ellas feliz por la victoria. Las acompañó hasta el pedazo de reservado que tenían en la discoteca. Había muchos jugadores con sus parejas o familia. Se dirigían a la barra a tomarse algo. Naike podía sentir la mirada de algunos de los chicos que había allí. Eran miradas lascivas. Pero no le importó . La única mirada que le importaba era de quien estaba sentado en un sofá.

Cuando Naike lo vió, su corazón latió con fuerza. Le costaba respirar, y tenía una mezcla extraña de sentimientos. Y no ayudaba que tuviera justo encima una pelirroja polioperada que pasaba sus uñas postizas por su pecho y le susurraba al oído mientras él tenía sus brazos reposando en el sofá. Sergio parecía el típico chulazo de discoteca. Naike sintió mucho dolor en su corazón. Y rabia, mucha rabia. Lo disimuló lo mejor que pudo. Susana la agarró de la mano para ir hacia la barra ignorando al moreno.

Sergio estaba fastidiado de tener a esta tía encima. No sabía como había dejado que se sentara en sus piernas. Quizás lo hacía para olvidar a la rubia. Había bebido y aunque no se sentía borracho del todo, estaba más contento de lo normal. Vió entrar a Giovanni al reservado cogido de la mano de su novia. Y entonces el corazón se le paralizó. Naike entraba con ellos. Estaba preciosa, no, eso no, estaba arrebatadora. Llevaba un vestido que le hacía un cuerpo de infarto. Se le puso muy dura sólo con verla. Tragó saliva y disimuló lo mejor que pudo. Notó la mirada de ella y su desilusión en la cara. Naike siguió caminando hacia la barra sin mirarlo de nuevo.

- ¿Estás bien? -le preguntó Susana

- Si, estoy bien. Tranquila. Es lo normal. Futbolista, guapo, famoso y con un putón en sus rodillas. Vamos a bebernos un chupito y a bailar que paso de ese imbécil

- ¡Esa es mi chica!

El camarero les puso delante dos rondas de chupitos que se bebieron de un trago. Giovanni se acercó con varios compañeros a presentarles a las chicas. Naike miraba a Sergio por el rabillo del ojo y lo veía mirarla también de vez en cuando. La rubia cogió a Susana de la mano y se fueron a la pista a bailar.
Naike se movía al ritmo de la música sin importarle quien la mirara . Lo único que quería era que Sergio viera que se lo pasaba bien y que él no le hacía falta para nada.

Algunos de los jugadores del equipo se pusieron junto a ellas para bailar. Las dos españolas tenían mucho ritmo y para nada querían caer en la provocación, eso lo dejaban para las mujeres desesperadas que buscaban una presa fácil para llenar sus bolsillos. Naike alzó sus brazos cuando pusieron una canción de Lemon Pie, "I don't wanna be anything". La había bailado tantas veces durante estos meses cuando la tocaban en los conciertos. Se acordaba de los momentos pasados durante la gira y sonrió contenta. Había sido la mejor decisión que había tomado desde hacía tiempo. No se arrepentía de haberse ido. Y ahora que veía a Sergio, más segura estaba de lo que había hecho.

Naike movió sus caderas al ritmo de la música dándole la espalda a donde se suponía que estaba Sergio. Él podía ver desde lejos su espalda desnuda y se contuvo de ir hasta allí y acariciarla. Lo que más quería era besarla y que todos los moscones que tenían alrededor se enteraran que era suya. La rubia se contoneaba riéndose. Se notaba que se lo estaba pasando bien, mientras él estaba sufriendo un infierno.

- Voy al baño –le dijo Naike a Susana

- Vale, aquí te espero –le contestó Susana bailando con Giovanni y Cristina. La pobre poco podía bailar con su barriguita 5 meses. Estaba radiante y tan feliz con su novio. Y ella se alegraba tanto por los dos

Naike se bebió de un trago el resto de su bebida y enfiló camino de los servicios. Pasó al lado del sofá donde estaba Sergio y ni lo miró. Su corazón latía muy deprisa y no sabía hasta que punto había sido buena idea venir. Entró a los baños de mujeres. Estaban casi vacios. Unas cuantas chicas la saludaron mientras se pintaban los labios. Salió unos minutos después y ya no había casi nadie dentro. En el pasillo se encontró a Sergio recostado en la pared. Se quedó parada sin saber qué hacer. No era capaz de dar un solo paso. El moreno la miraba con ojos de deseo. Le hizo un repaso de arriba a abajo mordiéndose los labios con lujuria. Naike tragó saliva y sintió una punzada de deseo en el vientre. No podía evitarlo. La atraía demasiado. Estaba temblando. Tenía que salir de aquí cuanto antes. El moreno la miro con suficiencia mientras ella pasaba lentamente a su lado. Sergio se incorporó hasta ponerse a su altura. La miró a los labios y la cogió de la cintura.

Naike no supo como terminó dentro de los baños de hombres en uno de los cubículos. Sergio la apoyó en la pared y la miró travieso. Ella no pudo ver en sus ojos la ternura con que otras veces la había mirado. Sólo era deseo puro y duro, por ella. Sergio puso sus manos a ambos lados de la cabeza de la chica y se acercó a ella. Naike respiraba pesadamente. Todo su cuerpo excitado por su cercanía. El chico acercó sus labios a los suyos y la besó. No fue para nada un beso tierno ni dulce. Era duro, pasional, tremendamente lascivo. Su lengua buscó la suya y la chupó hambrienta. Saboreó sus labios que tan bien le sabían siempre. Puso sus manos en la cintura de la rubia y la atrajo más a él para que pudiera sentir lo duro que estaba por ella. Naike jadeó en su boca desesperada por lo que el moreno le hacía. Sergio le bajó uno de los tirantes del vestido dejando al descubierto uno de sus pechos. Se metió un pezón en la boca y empezó a lamerlo arañándola con sus dientes. Naike llevó sus manos a su cabeza retorciéndose del deseo. Sergio le subió el vestido hasta la cintura y metió las manos en sus braguitas. Ella estaba muy húmeda y resbaladiza por él. Y cuando la tocó, sintió que perdía la poca cordura que tenía.

- No sabes las ganas que tengo de follarte Naike –le dijo Sergio besándola en el cuello- desde que te he visto entrar con este puto vestido es lo único que he deseado, follarte

Sergio siguió besando a Naike y moviendo sus dedos dentro de ella. Una lucecita iluminó a la chica y en ese momento se sintió incómoda. Sus palabras la habían herido. No le había dicho que la echaba de menos. Naike se puso rígida y no era capaz de responder a sus caricias. El chico lo notó y alzó su cabeza para mirarla.

- ¿Para esto hemos quedado Sergio? –le dijo Naike con lágrimas en los ojos- ¿para hacerlo en los baños de una discoteca?

- Pues es lo que hay, si quieres lo tomas y si no lo dejas –le dijo él sacando sus dedos de sus braguitas y mirándola condescendiente

- ¿Y tú desde cuando eres tan cabrón? –le preguntó ella muy dolida. Naike empezó a bajarse el vestido y a subirse el tirante apartando a Sergio de su lado

- Desde que las tías sólo queréis aprovecharos de mi

- No te equivoques, yo nunca he querido aprovecharme de ti

- Ah, claro, se me olvidaba –le dijo él con una sonrisa malévola en los labios- tú eres diferente a todas porque me quieres...pues si tanto me quieres estarás deseando estar conmigo donde sea, ¿no?

- ¿Sabes? –le dijo ella saliendo del cubículo del baño- si que te quiero, pero...más me quiero a mi

Naike salió del baño con toda la dignidad de la que era capaz. Ya estaba harta de que Sergio le rompiera el corazón, y hoy le había demostrado, una vez más, que entre ellos todo se había acabado, por fin, y para siempre.

Mientras ella salía del baño, el moreno se derrumbaba en el suelo lamentándose por lo que acababa de hacer. Acababa de perder, otra vez, a la única persona que le importaba en la vida. Cuando fue consciente de lo que había hecho, salió corriendo buscando a Naike, su Naike, pero ella, ya no estaba.

Y ahora si que lo había jodido todo. Y sabía que no podía arreglarlo. 

Eras tú lo que quería (Cross 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora