49. Pídeme Que Me Quede

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Naike arrastraba su maleta por la calle sin saber muy bien donde ir. Las lágrimas no la dejaban ver por donde iba. Ya no podía más. Ya estaba harta de llorar por él. Cuando parecía que mejor estaban, siempre había algo que lo estropeaba. Bueno, él lo estropeaba.
No podía creerse que Sergio la engañara. Él que tantas veces le había dicho que la amaba y que nadie los iba a separar nunca. Como había podido ser tan estúpida de creerlo de nuevo. Que ciega había sido. Naike llegó a un parque y se sentó en un banco. Ni siquiera podía llamar a su madre porque estaba de vacaciones en Tenerife, la tierra de su segundo marido. Se ve que hoy no tenía suerte con nada. Se llevó las manos a la cara llorando desconsolada sin saber que hacer.

Mientras Sergio, terminaba de vestirse en su casa. La puerta de su habitación se abrió de golpe y la chica castaña entró en su dormitorio.

- Sergio creó que he metido la pata

- ¿Qué pasa? - le preguntó él mirándola confuso

- Creo que Naike está aquí

- ¿Aqui? - preguntó él saliendo del dormitorio - ¿donde está?

- Llamaron a la puerta mientras te estabas duchando. Es una chica rubia muy guapa y por la cara que tenía creo que pensaba que tú y yo...

- Oh, mierda...

Sergio salió corriendo escaleras abajo. Sabía perfectamente lo que Naike había pensado. Tenía que encontrarla rápidamente. Salió de casa como alma que lleva el diablo sin saber muy bien donde ir. Corría desesperado buscándola. En la calle no había rastro de ella, no tenía ni idea que dirección había tomado. Bajó la calle y miró por todos lados. No se había llevado ni el móvil para llamarla. Tendría que volver a casa para hacerlo y explicarle. Siguió corriendo buscándola como un loco. Su corazón latía desbocado y tenía unas ganas de llorar terribles. Estaba a punto de volver a casa cuando la vió. Estaba sentada en un banco del parque. Estaba llorando. A Sergio se le partió el alma de verla así. Corrió hacia ella gritando su nombre.

Naike se dió la vuelta al escucharlo con la cara surcada de lágrimas. Su corazón le dió un vuelco cuando lo vió. Pero se sentía tan traicionada y tan triste que no era capaz de pensar en nada más. Sólo en que quería que se alejara de ella. Sergio llegó corriendo hasta ella. Menos mal que estaba acostumbrado a correr porque se sentía como si hubiera jugado contra el Atléti.

- ¡Aléjate de mi! -le dijo Naike llorando poniéndose en pie- ¡quiero que te vayas!

- Era Maya -le dijo Sergio llegando hasta ella. Intento acariciarle la cara y ella lo esquivó- era Maya

- Genial, encima con tu amiga -le contestó ella decepcionada

- No amor, no. Maya está en mi casa con Marcos y la niña. Los he invitado a cenar. Yo me estaba duchando porque hemos estado toda la tarde en la piscina

- Oh dios mio -dijo Naike llevándose las manos a la cara. Sergio se acercó a ella y le quitó las manos para mirarla bien

- Mírame amor -Naike alzó sus ojos y lo miró sintiéndose fatal- yo nunca te engañaría. Jamás. Antes me muero mi Naike

Naike se abrazó a él llorando sin poder parar. Entre lo que pasó ayer y lo de ahora, estaba fatal. Todo había sido un malentendido. Se sentía aliviada. Se separaron y se besaron buscando sus labios desesperados. Las lágrimas se mezclaron con el dulce sabor a piña de Naike. Sergio se demoró en el beso durante unos buenos segundos. Cuando se separaron, puso su frente contra la de Naike.

- Yo nunca voy a poder estar con otra mujer que no seas tú. Eres la única que me roba el sueño. Porque tú Naike Rodríguez eres mia para siempre -le dijo Sergio abrazándola muy fuerte

Eras tú lo que quería (Cross 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora