Capítulo ocho.

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Hoy puedo decir que es un día atareado.

Mi escritorio es un terrible caos, lleno de papeles y archivos encima hasta del teclado de la computadora. La mesa era bastante grande para poder mantenerme cómoda pero creo que me he equivocado al pensar eso; ya no entra un papelito más.

Suelto un suspiro frustrado mientras busco los documentos que mi jefe me está pidiendo desde México.

Hace una semana partió a un viaje de negocios así que hice mi deber de trabajo y le busqué las mejores condiciones para alguien como él. Reservé un hotel frente a la vista de la ciudad, claramente que equipado con las mejores cosas, y luego de sorprenderme al saber que también tiene un avión privado, me salté el paso de escogerle un boleto de avión.

Hoy ya es viernes, solo unas horas más y podré irme al departamento. El fin de semana no trabajo a menos que Max lo decida urgente. Que rezo para que así no sea. Necesito descansar mi cabeza. Toda la semana ha sido un terrible y completo desastre lleno de reuniones, apuntar, enviar emails y terminar documentos incompletos. Tampoco quiero sonar como una holgazana. No, todo lo contrario. No deseo quejarme sobre mi trabajo ya que, a pesar de que lleva otro estilo de movimiento que el de mi prima, también me agrada. Es el movimiento que necesitaba para tener la cabeza despejada en algo más que no sea... yo.

—Tal parece que ha venido un tornado a visitarte—escucho una voz.

Alzo la mirada hasta Loan, quien está parado con los brazos cruzados y una sonrisa divertida, rodeo los ojos. Escucho su pequeña carcajada.

Estos últimos días también ha crecido nuestra cercanía. Desde que Max no está aquí me siento más tranquila, sin sentir esa odiosa presión en la nuca esperando su próxima jugada para solamente molestarme. Todavía no entiendo si me ha contratado como su bufón y yo apenas me doy cuenta.

Sacudo la cabeza. Esos pensamientos son absurdos.

—Ni me lo digas. Si Max presenciara esto, estaría en graves problemas.

—Oye, que mi amigo tampoco es un ogro...—dice justificándolo, le doy una mirada incrédula y él sacude la cabeza—Bien, si. Un poco. Pero es algo que ni yo he podido hacerle entender, no quedará más que aceptar su verdadera naturaleza. ¿No crees?

Su tono en la pregunta me hace reír bajo. Es divertido y a la vez irónico.

Él no se detiene y empieza a recoger algunas carpetas para ayudarme a ordenarlas. No me quejo aunque debería, ya que es mi trabajo hacerlo.

Mientras ordenamos Loan me cuenta acerca de su novia luego de preguntarle. Me cuenta acerca de su primer año viviendo en la ciudad y como le costó adaptarse al principio, ya que él es de Los Ángeles. Le digo que me gustaría ir algún día. Me han contado maravillosas cosas. Además, él parece abrirse conmigo y decide contarme sobre los viajes que ha hecho con su amigo, las experiencias que ha tenido y también sobre como eso casi rompe con su relación, aunque al final del día de hoy, siguen juntos.

Puedo notar ese brillo especial cuando hablas de tu persona especial. Su sonrisa es brillante y solo sé que se llama Jessica. Pues veo que debe ser una gran mujer porque lo tiene loco a este hombre seductor y simpático.
En los últimos días nos hemos llevado mejor y siento que tal vez aquí no esté tan sola después de todo, Loan es una buena persona conmigo. Es por eso que cuando terminamos el papeleo, me pregunta si quiero salir a tomar una copa con él y unos conocidos esta noche.

—No sé si sea buena idea. Mañana debo terminar los documentos del proyecto Dannas y si no los termino cuanto antes, es muy posible que Max eche fuego por sus ojos azules—le digo.

DESTINOS ENCONTRADOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora