Capítulo cuatro.

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Hoy a las cinco de la tarde estaré tomando el avión sin regreso a New York

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Hoy a las cinco de la tarde estaré tomando el avión sin regreso a New York.

No sé como sentirme al respecto todavía. Me duele dejar todo esto sin saber cuando podré volver, y más aún, me da terror estar con alguien que no sé quien es.

Con que tipo de persona voy a encontrarme.

Meto el último suéter que me queda fuera en la gran maleta que está encima de mi cama. Toda la ropa que tenía ha entrado a la perfección, solamente falta que en cuanto esté allí, los muebles me lleguen.
Lo que me resulta extraño es que todavía no he recibido ningún tipo de mensaje. Nadie me ha seguido ni hecho algún movimiento que lograra llamar mi atención. No lo entiendo. ¿Si quieren venganza, porqué no me están buscando?

No logré quitar información a mi prima más de lo que me ha dicho, según ella, no quiere verme involucrada en ello y prefiere encargarse por si misma; el solo pensar que puede terminar en peligro me desconcierta.

No deseo que ninguno de mi familia terminé mal por mi culpa.

Sacudo la cabeza. Necesito concentrarme en otra cosa.

Justo cuando voy a terminar de cerrar la valija, escucho el timbre de mi casa y opto por abrir rápido.

—Buenos días, muchacha—saluda con una sonrisa mi prima. Le doy otra en respuesta y dejo que pase—¿Tienes todo listo?

—La maleta está hecha. Solo queda darme una ducha—respondo mientras camino hacía la cocina. Ella me sigue con sus tacos puntiagudos—¿Quieres café?

Ella asiente. Apoya su bolso en la barra de desayuno.

—No puedo creer que vas a irte.

—Ni yo. ¿Has podido hablar con la abuela? A mi no me responde el teléfono.

—Lo siento, apenas tuve tiempo—admite apenada. Le entrego la taza y la toma en sus manos—. Pero podemos desviarnos antes de ir al aeropuerto. Si dices que ya tienes todo lo necesario, estamos aseguradas en cuanto al tiempo.

Asiento.

—De acuerdo. Tomaré una ducha y podremos irnos.

Una hora más tarde estamos en el coche directo a casa de mi abuela Beta. Ella ha sido una madre por mucho tiempo para mi, y el solo darme cuenta de que ya no la veré con frecuencia, hace que mi corazón se achique un poco más de lo que ya está.

Chiara se sale de la carretera para entrar a la que va directamente hacía la casa de mi abuela, en Canale di Tenno.

Un pequeño pueblo un tanto alejado del Lago di Garda, reconocido en todo el país como el más importante y el cual, queda al norte de Italia. Mi nana vivió aquí por años, toda su familia vivió aquí mucho antes de la Segunda Guerra mundial, donde después de está, el pueblo comenzó a llenarse aún más. Todo en él es pintoresco y fascinante; como un cuento de hadas.

DESTINOS ENCONTRADOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora