Capítulo cuarenta y ocho.

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—Es suficiente—determina Eric mientras enciende de nuevo el motor del auto.

Lo miro y frunzo el ceño.

—¿A donde crees que vas? No acordamos esto.

—No. Acordamos que vendría a mostrarte y es suficiente.

—¿Y qué se supone que haré con esta especie de tour? Ni siquiera he visto a nadie. ¡Es un maldito galpón vació!—exclamo. Me doy la vuelta en el asiento de copiloto para tomar la manija de la puerta pero su mano es más rápida y le pone seguro. Le regalo una mirada rabiosa—¡Eric!

Ni siquiera me mira cuando arranca.

—Estás actuando como una cría, Samantha. Y a mi no me gustan los críos, así que por ende, no les tengo paciencia. Deberías empezar a entender eso—dice con cierto tono de desagrado— Estar aquí es peligroso.

Respiro hondo. Sacudo la cabeza en negativa.

—¿Entonces porqué me trajiste?

—Porque, de lo contrario, serías un maldito grano en el trasero. ¿Querías ver? Pues aquí tienes. No es un centro comercial esto. No puedes quedarte el tiempo que necesites, como haces cuando compras ropa o esas cosas de ustedes—hace una mueca confusa al terminar.

Dobla en una esquina entre los edificios abandonados para entrar entonces en la carretera que nos lleva de nuevo al centro de la ciudad.

—Ahí no había nadie—señalo entonces.

—Los negocios no se hacen de día, pequeña. El movimiento está de noche pero si llego a traerte aquí a esas horas, es muy posible que no salgas con vida. Tiene matones por todos lados. Y tus ganas de querer ser la superheroína no resultarían.

Junto las cejas.

—Yo no quiero serlo. Solo quiero acabar con él de una maldita vez.

Me da una mirada de reojo.

—Estás cegada por la venganza. Eso nunca termina bien...

—¿Y que me recomiendas?—pregunto con carencia de humor. Miro por la ventanilla.

—No es fácil dar con él, lo sabes perfectamente y también sabes que es peligroso. Muy peligroso. Sé que quieres hacerlo trizas...—suspira—pero si lo haces mal, la que terminará de esa manera serás tú. Y aunque soy un insensible de mierda, no me gustaría que te gatillaran la cabeza, ¿sabes?

—Vaya, que dulce.

Él ríe.

—Yo también estoy enfurecido con él, Sam. Ha hecho desastres por todos lados y como hermano menor, siempre he tenido que limpiar los trapos sucios. No soy una persona admirable, me manché mucho las manos por muchos años y admito que ese siempre ha sido mi trabajo. Pero por el contrario mío, Jack es...—sacude la cabeza pensativo—Disfruta del dolor ajeno. Disfruta de lastimar a otras personas. Y no estoy seguro de qué juego está tramando contigo, pero no terminará bien si no eres inteligente. Así que hazme el puto favor de no hacer nada sin decirme. No puedes andar sola por estos lados.

Decido no seguir discutiendo con él. Sé que no tiene sentido porque hallará la manera de siempre calcular mis movimientos, pero no siempre puedo depender de él. Jack esconde muchas cosas. Muchas cosas desde antes de estar conmigo y voy a descubrir cada una de ellas, hasta dar con lo que realmente quiere. No puedo dejar de imaginarme ese momento.

DESTINOS ENCONTRADOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora