Capítulo doce.

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¡Hola a todos! Espero que disfruten del capítulo. Les mando unos buenos besitos y decirles que tengan un feliz fin de semana <3. 

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Bien, los mojitos no me salvaron en absoluto.

Tal vez si hubiera sido lo único que tomé pero no soy buena mentirosa, así que si, tomamos más de tres vasos de esa misma bebida y luego, como si no fuera mucho para Jess, empezó a pedir tragos que apenas podía nombrar sin reírme.

En serio, algunos son tan extraños.

Será que en Italia todo es más sencillo.

—¿Porqué Daiquiri?—arrastro de mas la última palabra y frunzo los labios.

—Es originario de Cuba—me explica el barman de la barra, parece divertido con mi pésimo estado para hablar—Tiene una historia bastante peculiar...

—No me gusta.

—¿Porqué no?

—No le encuentro sentido. Debería llamarse quitabragas.

El tipo se ríe, sorprendido.

—Interesante elección. ¿Podrías darme una explicación?

—Porque ha hecho que tenga ganas de que tú me las quites—concluí con un hipo. Reí con una carcajada tonta.

El barman me mira con una ceja encarnada, negando con la cabeza y no disimulando su diversión.

Es bastante lindo. Tiene unos ojos miel muy bonitos, una sonrisa dulce pero a la vez es tan sexy que podría lanzarme sobre él si ahora mismo pudiera mantenerme parada por más de cinco segundos. Lo cual, no creo que suceda. La cabeza me da vueltas.

O tal vez no sea tan lindo y el alcohol sea el culpable.

—Deberías dejar de acosar al tipo, Sam—me reprende Loan ubicándose a mi lado.

Le regalo una sonrisa inocente y vuelvo a tomar del trago. Del Daiquiri, perdón.

—De hecho, me estaba sugiriendo un nombre mejor para el Daiquiri—señala el chico.

Loan enarca una ceja hacía mi. No me doy cuenta de que a mi otro lado está Max, hasta que cuando lo noto, doy un respingo en el taburete. Carcajeo alegre y vuelvo a llevarme la pajita a los labios.

—Lo llamé quitabragas—le explico. Mi amigo morocho me incita a seguir—, porque hace que quiera follarme al medio porcentaje de hombres que hay aquí.

Hay un breve silencio a pesar de que está la música a tope entre todos nosotros. El barman niega con la cabeza sumamente divertido por mi honestidad ebria, mientras que Loan abre los ojos como platos antes de echarse a reír a carcajadas y Max, bueno, se ahogó con el agua en cuanto lo mencioné. No para de toser desde entonces.

—Vamos a mover las caderas, muchachos.

Salto del asiento donde estaba como si nada hubiera pasado, paso por entremedio de esos dos y sigo caminando hacía la pista, donde Jess está bailando con una chica más que no sé ni quien mierda es, pero me cae bien. ¿Es normal que te caiga bien la gente cuando estas ebria? Supongo que la respuesta es si.

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