DESTINOS ENCONTRADOS.

Capítulo treinta y siete.

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El móvil vuelve a sonar, haciendo que la pantalla se encienda sobre la mesa. No necesito inclinarme a ver para saber de quién se trata.

Estiro el brazo y la rechazo con el botón de bloqueo.

—¿Seguirás haciendo la ley del hielo?

Miro a Loan y me encojo de hombros. Él niega con la cabeza y se lleva su taza de café a la boca. Hoy el día no ayuda para nada debido a que hay fuertes tormentas, por eso ambos decidimos venir a una bonita cafetería a hablar. Hacía tiempo que no compartíamos algo los dos solos y lo agradezco, extrañaba a mi amigo.

Vuelvo a mirar a la ventana que tenemos al lado de la mesa.

—¿Y que supones que haga?

—No lo sé, pero no podrás ignorarlo por siempre.

—En algún momento se cansara.

—Hablamos de Max—dice con un tono burlón—Él nunca se cansará si se trata de ti. No sé como es que todavía apenas quieres darte cuenta.

Suspiro sonoramente.

—No es que no quiera darme cuenta...

—¿Realmente lo que te preocupa es Lily?

Agarro mi taza con ambas manos y le doy una mirada cautelosa, casi llegando a ser penosa.

—¿Está mal si digo que si?—murmuro.

Él ríe como si le hubiera contado un chiste y se tira hacía atrás en la silla. Hoy no lleva ningún traje, solo ropa deportiva y quiero decirle que es mas gratificante verlo de está manera. Resulta ser mas... Como es en verdad.

—Por dios, Sam. ¿Qué pasó con la chica que vino aquí y se comía al mundo?¿A la que no le tenía miedo a nada?¿A la que se había cansado de sus inseguridades? Esa que me contaste tantas veces. ¿Y ahora resulta que otra mujer puede volver a quitarte eso?—pregunta—Estamos hablando de Lily, dime que es lo que te sucede con ella, porque no lo entiendo.

—No es ella... Es él.

—¿Piensas que hay sentimientos todavía?

Sacudo la cabeza.

—No lo sé, no me lo dijo directamente. ¿sabes?—comento—Pero la otra noche, cuando todos se fueron, tuvimos una pequeña discusión. Le dije que estaba segura de que le seguían pasando cosas con ella y que si era así, prefería que no me buscara más a menos que esté seguro—suspiro y miro la taza, para jugar con la cuchara—No lo sé, Loan, ellos tuvieron un pasado...

—Tú también lo tuviste—objeta—Y no porque aparezca significa que vayas a volver a él.

No digo nada. Recuerdo entonces todo lo que sucedió con Eric y Jack y mi piel se estremece. Apenas le he dicho algo a Loan, por el momento solo quería olvidarme del asunto e intentar pensar en como decirlo sin que suene a una locura. No me quedan muchos días en la ciudad y esto se está volviendo un caos.
Eso no significa que no haya pensado en todas opciones que podría tener estando de la mano del hermano pequeño, a que también la rechace y quiera hacerlo a mi manera. Soy consciente de que eso no resultará, aunque tenga ayuda de los demás, no acabará bien.

Es irónico, cada vez que vuelvo a esta ciudad, parece que su mejor recibida es darme las peores noticias y los peores dramas. Pero por mi mente ni siquiera pasa el no volver a pisarla.