REDES: _marttinacastelli
—Pero mira quién se ha dignado a venir.
Le muestro el dedo del medio a Loan mientras avanzo por la sala principal de la empresa. Este ríe y sacude la cabeza, teniendo unas carpetas encima de lo que antes fue mi escritorio. Ver este último hace que una parte muy pequeña de mi reconsidere la oferta de Max, pero la quito del medio enseguida. No por ahora.
—¿Qué haces?
—Necesitaba unos archivos del departamento de cobranzas —explica.
Alzo una ceja.
—¿Pero no eras tú el contador acaso?—pregunto con burles.
Él me da una mala mirada.
—Claro que si y el mejor, para que lo sepas—asegura—Pero no tengo todos los archivos en la oficina, chistosa o terminaría ahogado por tantos que hay—dice con exasperación. Sonrío y mientras toma las carpetas entre sus manos, vuelve a mirarme—¿Buscas a tu príncipe?
Hago una mueca.
—No le digas así—protesto—Es tétrico ese apodo. Me da miedo.
—Cierto.
—Pero si, vengo a verlo también—digo.
—Pues lamento decirte entonces que está en medio de una reunión ahora. No tardará mas de treinta minutos, si gustas esperar, puedo preparar café.
Asiento con una pequeña sonrisa. Vuelvo a mirar al escritorio y lo señalo con el dedo.
—¿No han buscado un nuevo reemplazo?
Loan me da entonces la espalda mientras camina.
—Max se ha negado y yo decidí no insistir al respecto.
Frunzo el ceño.
—¿Qué?¿Porqué?
Me da una mirada sobre su hombro.
—Porque no eres tú—dice simplemente, con total tranquilidad. Me indica con la cabeza la puerta de la cocina—La cafetera está encendida, iré a dejar estos documentos y volveré.
Asiento sin más mientras me meto en el lugar. Su confesión me toma por sorpresa, no esperaba esa respuesta. Sé que Max es complicado para tomar a gente que trabaje para él pero sinceramente, no imaginaba que no lo hacía por ese motivo. Siento un pequeño sentimiento de nostalgia.
Minutos después tengo el café ya servido en mi taza, esperando que Loan decida volver en algún momento. Estoy segura de que se ha entretenido con alguna llamada. Teniendo en cuenta su importancia también aquí, no me extrañaría para nada. Así que lo que hice fue dejar su bebida dentro de la jarra para que no se termine enfriando.
Mientras espero, me dirijo a los ventanales. El sol está brillante hoy y hay mucha gente por las calles. No quiero tomarle demasiado cariño a esta ciudad porque eso sería no querer volver a la mía y mi abuela me ahorcaría con esos dedos delgados. No parece, pero tienen mas fuerza de lo que aparenta. Suelto una pequeña risa cuando recuerdo que de niña me había regañado y me había agarrado tan fuerte de la muñeca, que cuando empecé a llorar, comenzó a asustarse de haberme roto algún huesito.
Voy respondiendo un mensaje de Chiara en el móvil cuando unos vociferos captan toda mi atención. Son algo lejanos, pero consiguen llegar hasta donde estoy. Levanto la mirada entonces alarmada y veo que de la oficina de Max la puerta de vidrio se abre con una fuerza descomunal, que temo que el cristal no se rompa. Por pura suerte no sucede.
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DESTINOS ENCONTRADOS.
Romance𝑀𝑖𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑚𝑎́𝑠 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑛𝑡𝑎𝑠 𝑒𝑠𝑐𝑜𝑛𝑑𝑒𝑟 𝑒𝑙 𝑝𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜, 𝑒́𝑙 𝑣𝑒𝑛𝑑𝑟𝑎́ 𝑐𝑜𝑛 𝑚𝑎́𝑠 𝑓𝑢𝑒𝑟𝑧𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑎 ℎ𝑎𝑐𝑒𝑟𝑡𝑒 𝑟𝑒𝑐𝑜𝑟𝑑𝑎𝑟 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑒𝑠 𝑒𝑠𝑐𝑎𝑝𝑎𝑟. Samantha estaba bien siendo asistente de...