Capítulo trece.

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La semana siguiente no empezó de la mejor manera, para variar.

Ya me había desacostumbrado la verdad.

Para empezar, hoy no me siento muy bien. Los dolores de cabeza me están matando y ya no sé como hacer para poder ver la computadora sin que sienta la maldita presión en la parte de la frente. Ya van tres veces seguidas que tengo que parar, quitarme los lentes—los cuales me puse pensando que el dolor era la vista y así hacer un poco menos de esfuerzo—y frotarme los ojos.Intenté ponerme gotas cuando sentí que mis preciosos ojos se estaban disecando, funcionó un rato, pero ahora volvió a aparecer.

Y eso me tiene harta. Es imposible que pueda concentrarme así.

Por otro lado, Loan hoy ha tenido su día de descanso así que estuve sola toda la mañana con Max. Aunque en realidad él ni siquiera salió de la oficina después de que le pasé una llamada la cual terminó en gritos y muchas otras cosas que no vale mencionar ahora. En un principio quise ser gentil, e ir y preguntarle si necesitaba algo, pero cuando salió a una reunión, ni siquiera me dirigió la mirada y apenas habló conmigo.

Así que decidí no intervenir. No necesitaba agregar una acotación de Max en estos momentos.

Ni en ninguno en concreto, la verdad.

No voy a negar que no la pasé bien el viernes y que, muy a mi pesar, me agradó la idea de pasar esa noche con Max. Era curioso... Porque al principio me caía muy mal. Vale, que lo seguía haciendo, ahora en menor medida, pero es insoportable en fin. Muy insoportable. Y eso no es algo que vaya conmigo porque yo también lo soy cuando quiero.

Aquí no puede haber dos insoportables. Así que no. No lo acepto.

—Maldita cabeza. ¿Qué carajos pasa hoy contigo?—mascullo para mi cuando otra vez siento la presión. Bufo, me levanto de la silla giratoria y voy a la cocina por un vaso de agua.

Todo se siente tan solitario y aburrido hoy. Loan por lo menos le ponía un poco de diversión. Me hubiera ayudado a pasar la cara del amargado con más ligereza.

Con una sonrisita divertida, tomo el móvil y aprieto su chat.

Samantha: Este día es un desastre.

No tarda demasiado en responder.

Loan: ¿Esta en modo amargado hoy?

Samantha: Eso parece. Ha discutido con alguien por teléfono y no ha salido de la madriguera en todo lo que va del día.

Tomo el vaso y me dirijo de nuevo al escritorio. El móvil me vibra.

Loan: Eso suena tan Max.

Loan: Ni siquiera son las tres de la tarde. ¿Terminaste los documentos?

Samantha: No. Tengo migraña y apenas me deja trabajar :(

Loan: No estoy un día y eso parece mas una residencia de ancianos que una empresa de arquitectos.

Suelto una risita y niego con la cabeza.

Samantha: ¡Oye! No soy vieja. Solo me duele la cabeza.

Loan: Claro, no eres vieja pero prefieres ver películas de los ochenta antes de ir a un bar con tus nuevos amigos.

DESTINOS ENCONTRADOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora