Capítulo diecinueve.

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Mi respiración está fallando.

Apenas puedo controlar mis manos temblorosas.

Loan me ha quitado el ramo de rosas y las dejo a un costado de mi escritorio, sin embargo, no puedo tranquilizarme. Esto no debería estar pasando.

Él está tan cerca mío que aterra. No se deja ver pero reparte sus rastros por todos lados. Sabe donde buscarme, sabe donde puede acabar conmigo si quisiera y no lo está haciendo. No quiero preguntarme el porqué. ¿A qué espera tanto?¿Este será su juego hasta que se aburra y vaya directo a la caza?¿A por mi?

Cierro mis parpados, intentando volver a tener el control sobre mi. Me cuesta. Esto me está matando lentamente. Está acabando conmigo. Con lo que soy. Con lo que intenté dejar atrás hace mucho tiempo.

—No puedes seguir aquí—determina Loan.

Lo miro frunciendo el ceño.

—¿Qué?

—Tienes que irte.

—Loan, no puedo...

—Si. Si puedes—asiente. Está pensativo y se pasa las manos por su cabello—Y lo harás. Tienes que esconderte, Samantha. Saben absolutamente todo de ti.

Mi pulso vuelve a acelerarse. Paso una mano por mi rostro y me alejo un poco de su cuerpo.

—Lo sé. Lo sé, Loan, pero no puedo irme de aquí. No cuando solo tú sabes todo lo que está pasando. ¿Qué le diré a Max?¿Que haré mientras tanto?¿A donde iré?—sacudo la cabeza—Es una maldita locura. Ni siquiera puedo volver a mi país.

—¿Y que harás?¿Quedarte aquí y dejar que te sigan amenazando?¿Dejar que en cuanto salgas a la calle sola hagan lo que quieran contigo? Aquí estás indefensa, Sam. ¡Deja de pensar un poco en los demás y piensa en ti!—traga duro. Me mira y puedo notar su preocupación—Van a matarte.

Eso hace que mis piernas vuelvan a debilitarse. Sus palabras caen en mi como un balde de agua fría. Tiene razón. Estoy segura de que se están divirtiendo con esto. Estoy segura de que en cuanto se aburran, vendrán y no tendrán contemplaciones. No cuando están tan cerca.

No cuando yo maté a su hermano.

Tomo una bocanada de aire. La idea de Loan es una completa locura. Todo esto es una maldita locura.

Sin embargo, no puedo permitir que ellos intenten hacerle daño a los que quiero. A los que me tomaron como una más. A los que están haciendo mi vida fuera de mi país mucho más amena. No puedo dejarlos. No puedo dejar que les hagan daño aunque algo en mi me diga que, dentro de los secretos que se esconden, ya saben que hacer. Y no termino de entender como es que Loan sabe tanto al respecto. ¿Qué es lo que están escondiendo?¿Que me esconde él de todo esto?

Sacudo la cabeza.

—De acuerdo, me iré—murmuro sintiendo el nudo en mi garganta—, pero primero debo hablar con Chiara.

Justo cuando creo que va a decir algo, las puertas del elevador se vuelven a abrir y al girar mi rostro para mirar, veo una figura esbelta aparecerse envuelta en un traje azul oscuro. Sus ojos miel, al verme parada allí, destellan en algo que no logro captar. Va caminando de forma ligera con sus manos enterradas en los bolsillos de su pantalón.

En cuanto se acerca a nosotros puedo sentir su fragancia.

El estomagó me da vueltas.

—Valentin—lo saluda Loan en un gesto serio.

DESTINOS ENCONTRADOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora