Capítulo 46: Navegar.

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Pov Calle

Cuando abro los ojos, la luz que inunda la habitación me hace parpadear con fuerza. Me siento muy cansada.

— Hola, buenos días amor. — murmura Poché, sonriéndome con cariño.

Está tumbada a mi lado en la cama, vestida aún con su pijama que consistía en una camiseta larga. ¿Cuánto lleva despierta?

— Buenos días. — murmuro. — ¿Que hora es? ¿Cuánto tiempo llevas despierta mirándome?
— Son las nueve de la mañana. — se inclina y besa mi cuello. — Estoy despierta como unos diez minutos. Amo verte dormir. — dice con dulzura.
— ¿Vas a faltar a la empresa? — me encontraban boca abajo así que alzó la mirada hacia ella.

Ahora me había dado cuenta de eso, es raro que poché esté faltando en mitad de semana a la empresa.

— Quiero pasar el día contigo. Ya mañana vuelves a la universidad y eso va hacer que nos veamos menos. — hace un puchero.

Había olvidado por completo que ya regresaba a la universidad.

— Oh cierto, se me había olvidado. — gruñó dejando caer mi cara a la almohada.

Poché acaricia mi espalda tiernamente mientras ríe levemente.

— Siempre siendo tan olvidadiza. — dice con tono burlón. — Como ya sabes, pues quiero pasar el día completo contigo.
— ¿Qué quieres hacer? — pregunto.

Me reincorporo para mirarla.

— Pensaba en dar un paseo por el mar. — dice acaracolado mi mano.
— Me encanta la idea. — sonrió, emocionada. — ¿Volaremos?
— Sí, iremos Cartagena. — murmura. — Vamos a ducharnos.

Ella se para de la cama y me coge la mano y tira de ella para hacer levantarme de la cama con fuerza. Caminamos hasta el baño. Nos desnudamos haciéndolo sensualmente para provocarnos. Poché abre el grifo de la ducha y entramos en ella dejando que el agua fría cayera sobre de nosotras.

Poché coge el shampoo y empieza a lavarse el pelo. Me lo pasa y yo hago lo mismo que ella. Poché se enjuaga el pelo, seguido de ella lo hago yo. Cuando abro los ojos Poché tiene el jabón en sus manos mientras me mira con una sonrisa. Yo le devuelvo la sonrisa y me giro dándole la espalda. Siento sus manos sobre mi espalda enjabonándome, después por mis hombros, los brazos. Me gira y sigue recorriendo enjabonando mi cuerpo: el estómago, los senos, el vientre, entre mis piernas. Hace todo eso sin apartar sus ojos de los míos.

— ¿Puedo hacer lo mismo? — pregunto.

Ella sonríe y me entrega el jabón.

Yo hice exactamente lo mismo que ella hizo conmigo con excepción que yo le iba dejando pequeñitos besos.

Cierro el grifo de la ducha y salimos envolviéndonos en una toalla. Tome una toalla más pequeña y empecé a cercarme el pelo, igual Poché.

Nos vestimos con un conjunto casual-cómodo. Tenía puesto un jean corto, una blusa negra y una tenis, y de bajo de las ropa el traje baño de dos piezas. Poché vestida casi igual que yo, pero ella llevaba una blusa por arriba del ombligo con unas tenis también, el pelo recogido en una coleta. Se venía hermosa.

Ya nos encontrábamos dentro del auto mientras Michael avanza entre el tráfico directamente al aeropuerto que ya nos estaban esperando en el Jet privado de la empresa de Poché. Íbamos cantando todas las canciones que pasaban por la radio, en la parte trasera del auto..

— Aún no puedo creer lo del estudio de música.
— Créelo amor. — puso su mano derecha en mi rodilla acariciandola. — Tú te mereces eso y más. Además podemos, no se, entrenarlo en otras cosas. — dice dándome una sonrisa pícara.

Sabía de que estaba hablando.

El auto se detiene en frente del Jet, Michael sale de prisa y abre la puerta del lado de Poché. Ella abre mi puerta y me ayuda a salir de él. Caminamos agarradas de manos hasta el Jet. Tomamos asiento un poco alejadas esperando que el avión despegue.

En todo el vuelo nos la pasamos jugando o simplemente hablando hasta que la azafata nos aviso que ya el avión iba aterrizar y tendríamos que ponernos el cinturón nuevamente. El aterrizaje fue tranquilo, fuimos y registramos nuestra llegada. A poché le entregaron un auto que había alquilado.

— ¿Tienes hambre? — pregunta.
— Sí, demasiada.
— Entonces pasaremos a comer algo antes de ir al muelle.

Ella puso en marcha el auto dejando el aeropuerto atrás. Nos paramos un restaurante de comida rápida, comimos y luego nos fuimos.

Ella estaciona el carro enfrente del muelle. Poché rodea el auto y me abre la puerta ayudándome a salir del auto. Caminamos de la mano hacia la zona del muelledonde se encontraba barcos de todas las formas y tamaños, meciéndose sobre el tranquilo mar. Hay varias familias caminando, gozando del buen tiempo.

— El día esta agradable hoy. — dice mientras observaba el mar.
— Sí que lo está.

A medida que avanzamos por el muelle, vemos más barcos. Nos detenemos enfrente aún yate. Un chico alto se nos acerca con una gran sonrisa.

— Buenos días señorita Garzón. Me alegra verla de nuevo.— saluda con una sonrisa.
- Buenos días Rafael. — él asiente con una sonrisa. — Daniela, es el Rafael Rivera un amigo de la familia, ella es mi novia Daniela Calle. — dice presentándonos.

El chico me miró de arriba a abajo con una sonrisa.

— Mucho gusto señorita. — Rafael extiende su mano, la tomó y él la besa.

Yo miro a Poché que lo está mirando con el ceño fruncido. Suelto su mano algo incomoda.

— ¿Van a salir? — dice Rafael mirándome para después mirar a Poché.
— Sí — dice Poché sería tomándome de la cintura, acercándome a ella. — ¿Está listo? — le pregunta.
— Si, podemos ponerlo en marca.
— ¿Subimos? — me pregunta.

Yo asiento.

Toma mi mano, sube dando un pequeño salto al yate y me lleva a bordo.

Estábamos en la cubierta principal que se encuentra un sofá en forma de "L" color blanco con una mesa en el medio, con espacio para cuatro personas como mínimo.

— ¿Es tuyo? — pregunto maravillada.
— Sí, de mi familia. Mamá siempre quiso un yate para dar paseos familiares los domingo y papá se lo regalo. — dijo con una sonrisa.
— Que hermoso.

Sigo al interior de la cabina. que se encuentra una mini sala junto a la cocina. Poché me sigue dando un leve recorrido por todo el yate hasta que llegamos a la cabina superior.

— Está es la habitación principal. — señala la habitación.

Había una cama enorme en el centro con dos mesas a los lado. También había un baño.

— En este otro lado está otra habitación. — señala la habitación. Aquí dormía junto a Vale.
— El yate es hermoso. — la miró. —¿vienés seguido a navegar?
— No, desde que falleció mamá dejamos de venir a navegar. — dice con un gesto triste. — Pero ya que estas tú podemos venir a navegar cuando tú quieras, se que a mamá le hubiera encantado.

Salimos y subimos unos pocos escalones hasta una pequeña cabina en la cubierta superior, donde hay un volante y un asiento elevado. Ahí se encuentra Rafael.

— ¿En marcha señorita? — le pregunta Rafael a Poché
— En marcha. — contesta Poché.

Rafael gira la llave y el motor se pone en marcha con un rugido.

Salimos a la cubierta para tomar el sol. Yo me quite la blusa quedándome solo con jean y la parte del traje de baño de arriba, igual Poché. Nos sentamos en el suelo Poché atrás de mi rodeándome con sus brazos.

— ¿Te gusta? — pregunta.
— Es maravilloso bebé, me encanta.

No se me ocurre nada mejor que decir. Mientras brincamos sobre las aguas, mientras entramos más al mar adentro. Está haciendo una hermosa mañana soleada que hace el día mas que perfecto junto con la persona perfecta.

𝐘.𝐌.

Enamorada de su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora