Capitulo 22: Partidaria de la adrenalina.

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Pov Poché

Al día siguiente, desperté por unas lamidas que sentía por mi cuello.

— Mmm... amor déjame dormir. — me gire encontrándome con Ramón, él era el me estaba dando besos.

Esbocé una leve sonrisa al saber que había sido él, me estiré debajo de las sábanas siento como Calle se quejaba y se aferraba más a mi.

— Bueno aquí me quedaré un rato. — pensé.
— Ven Ramón, acuéstate aquí. Vamos a contemplar el rostro de tu otra madre. — susurre. Ramón hizo lo que le dije.

Me puse a mírala, con la parte trasera de mis manos empecé a caricias su rostro, le quite algunos cabello rebelde que tenía por su cara. Con mi pulgar delinee sus labios, sus labios son tan hermosos, con ese colorsito rojizo y suavecitos.

Mientras estoy perdida en las fracciones, Ramón ladra haciendo que a Calle se le formara un puchero y se tapaba más con la sábana. Joder esta mujer hasta durmiendo se ve más hermosa, sexy y tierna a la vez, me incliné un poco y dejé un casto beso en sus labios

— Te amo. — susurre. — Ramón esta mujer me tiene loca, me hace muy feliz. ¿Sabes? ella es el amor de mi vida. — le dije a Ramón que me mirada atento mientras yo seguía mirando a Calle.
— Tu también eres el amor de mi vida. — dice haciendo que me sobresalte. No sabía desde cuando estaba despierta.
— Amor ¿porque no avisas que estás despierta? Me asusté.
— Perdón, no era mi intención, estoy despierta desde hacen diez minutos. — se incorporó y me dio un beso. —Solo que quería seguir sintiendo tus caricias en mi rostro. — sonríe. — ¿Sabe Ramón? Esta señorita te dijo que yo la hago muy feliz, pero ella no sabe lo feliz que me hace, que esté en mi vida. — le decía a Ramón. Yo solo sonreí.
— ¿Cómo amaneces amor? — preguntó.
— Muy feliz. — me da un beso, para luego ponerse de pie y entrar al baño.

A lo que Calle se bañaba yo me puse a arreglar la cama.

Calle salió del baño y yo entré a bañarme. Tarde unos 15 minutos en el baño. Salí y me encontré a Calle maquillándose. Me vestí y me hice un maquillaje natural. Salimos de la habitación para dirigirnos al comedor, mi papá, Germán, Vale y Juliana, estaban en la mesa y Mafe en la cocina.

— Buenos dias — saludamos Calle y yo, acercándonos a la mesa a desayunar.
— Buenos días chicas. — dijo, Germán.
— ¿Porque tanta felicidad hoy? — dice Juli con una sonrisa pícara.
— Juliana! — exclamo Calle, ruborizada.
— No hicimos nada de lo que te imaginas Juli. — dije.
— Yo creo que si paso. — insinuó Vale, sonriendo.

Cuando mi cuñada y mi hermana se juntan siempre nos molestan con esas cosas o si no nos hacen bromas.

Nos sentamos en el comedor, pues Mafe dijo que ella nos serviría. Desayunamos con las bromas que Vale y Juli nos hacían a nosotras, haciéndonos que nos sonrojáramos de más y que el resto riera. Terminamos de desayunar. Calle y yo nos fuimos, ya que queríamos ir al centro comercial a comprarnos algunas cosas para nosotras y juguetes para Ramón, pero antes pasamos a dejar a Ramón en la casa.

Llegamos al centro comercial nos bajamos y empezamos a recorrer varias tiendas en ocasiones sentía una mirada intensa sobre nosotras, pero cuando miraba a mi alrededor no recocía a nadie. Talvez es mi imaginación por todo eso de los mensajes.

Pov Calle

Estamos en el centro comercial y en unas ocasiones venía como Poché miraba mucho al nuestro alrededor y apretaba más mi mano.

— Amor ¿Estás bien? — dije, mirándola mientras que con mi pulgar acaricie su mano.
— Si, ¿porqué? — me miró.
— ¿Porque la expresión que tienes en tu cara dice lo contrario?. — dije con una ceja levantada. — Ya dime que tienes.
— Nada mi amor, solo que siento una mirada sobre nosotras. — míra a nuestro alrededor y vuelve su mirada a mi. — Talvez me estoy volviendo paranoica.
— No te preocupes bebé, talvez sea tú imaginación, tranquilízate. Tú misma me dijiste que no me preocupara, porque nada nos iba a pasar. — le di un besito. No podía negar que si me estaba entrando el miedo con lo que dijo Poché, pero tenía que dejar esos pensamientos a un lado y enfocarme en este tiempo con Poché. — Mejor vamos a esa tienda amor.

Caminamos a la tienda y comenzamos a ver blusas, chaquetas, jeans, trajes, carteras, zapatos. Después de unos minutos cada una teníamos ropa para probarnos.

— ¿Y, si entras conmigo? — sonrío coquetamente.
— Amor no, nos pueden ver. Mejor entra y cuando estés lista toca la puerta para ver cómo te queda.
— Nos vemos en un rato señorita cobarde que no le gusta la adrenalina. — entre al probador cerrando la puerta.

Estaba por quitarme la blusa hasta que tocan la puerta del probador.

— ¿Si? — dije.
— Bebé abre para que veas cómo me queda. — dijo Poché.

¿Tan rápido se cambió? Abrí y aún estaba con su misma ropa.

— Amor, pero... — no me dejó terminar.

Me empujo hacia adentro y cerró la puerta a su espaldas para luego entramparme contra la pared, abrió mis piernas y colocó la suya en medio de las mías, subió mis manos arriba de mi cabeza. Yo jadeé ante su acto.

— ¿Cómo me llamaste? — susurró a centímetros de mis labios.
— ¿Q..qué? — tartamudee sorprendida, por lo rápido que fue todo..
— Me llamaste cobarde y que no me gustaba la adrenalina, ¿no?
— Eso parece. — dije
— Ay, Callesita.

Me comenzó a besarla mientras me tomada de la cintura y me acercaba más a ella.

— Amor, amor... — dije ya sintiendo los besos de Poché bajar por mi cuello. — Amor, ¡ah! — gemí. —  Poché, para estamos en un probador.
— Dime, ¿ahora quien es la cobarde que no es partidaria de la adrenalina? — seguía su recorrido por mi cuello. Yo ya estaba perdida en sus caricias que no me salía las palabras. — Contéstame.
— Yo...yo. — mi respiración estaba acelerada.
— Eso quería escuchar. — dice separándose de mí, con una sonrisa victoriosa.
— Eres una idiota, solo quería probar un punto. — exprese molesta tratando de normalizar mi respiración.
— Para que veas que tú tampoco eres una partidaria de la adrenalina.

Antes que yo respondieran tocaron la puerta.

— Señorita, ¿todo bien? — pregunta la empleada, desde atrás de la puerta.
— Si, ya casi salgo. — conteste viendo cómo Poché aguantaba la risa.
— De acuerdo.

Escucho como la chica se aleja de la puerta y Poché se comienza a reír. Yo la mire molesta.

— Quita esa cara Calle. — dice aún riendo.

Yo no le constaste, solo elegí algo y salí del vestidor.

Enamorada de su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora