Capítulo 49: ¿Una oportunidad?

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Pov Calle

Suena la alarma a las seis y media de la mañana, despertándome de golpe, no me acordaba en que momento me quede dormida ayer. Miro al lado do derecho de la cama y Poché aún sigue durmiendo a mi lado. Me froto los ojos y estiro mi cuerpo, Poché gruñe y se gira para el otro lado de la cama. Hoy el día está lluvioso, eso hace que me de pereza y quiera quedarme en la cama acurrucada con mis dos amores, Poché y Ramón que también estaba durmiendo en su camita. Me giro y me acercó a la hermosa mujer que tengo a mi lado abrazándola por detrás de la cintura. Ella toma mi manos y se la lleva al pecho. Sonrió.

— Amor... — susurre. — Despierta.

Le empecé a repartir muchos besos por su cuello haciendo que su piel se erizara. Ella se gira en mis brazos, abre los ojos y parpadea varias veces aún dormida.

— Buenos días amor. — dije y me inclino para besarla.
— Buenos días gorda.— sonríe.
— ¿Como amaneciste? — pregunte.
— Cada día que amanezco a tu lado, amanezco excelente, feliz.

— ¡Es tan tierna! — pensé.

Me besa y sale de la cama. Yo hago lo mismo dirigiéndome al baño.

— Iré con Rosa ayudarla con el desayuno, mientras tú te bañas.

Yo asiento antes de entrar por completo al baño. Abro el grifo y entro debajo del agua fría haciendo que mi cuerpo se relaje. Salgo de la ducha cerrando el grifo y me visto a toda prisa, y me pongo un jeans ajustado, un hoddie blanco y tenis blancas y negras. Me cepillo el pelo y me lo recojo con cuidado, y luego salgo de la habitación.

Poché estaba en la cocina con Rosa haciendo unas tortadas y huevo revuelto. Yo me acercó a la cocina.

— Buenos días, Daniela. — saluda Rosa.
— Buenos días. — le sonrió. — Buenos días, Romonchis. — Ramón corrió donde mí, me agaché y le di muchos besitos.

Termino de darle besos a mi hijo perruno y me arrimo a la barra de la cocina para observar a Rosa y as Poché haciendo el desayuno. Poché se acerca, me pasa un brazo alrededor de la cintura y la otra la coloca en mi mejilla. Me da un beso en los labios.

— Estas hermosa. — murmura. — Iré a arreglarme. — antes de retirarse me pregunta. — ¿Te iras en tu auto o quieres que Michael te lleve?
— Que Michael me lleve, no tengo ganas de conducir. — dije con pereza.
— Yo le avisó. — me sonrió y me dio un beso en la frente.

Luego se va y camina hasta la habitación.

Yo me siento en la barra y Rosa coloca las tortadas y el huevo revuelto, junto con una taza de café frente a mí. Me puse a comer el desayuno, algunas veces conversaba con Rosa.

Vente minutos después, Poché volvió ya arreglada a la cocina. Se veía extremadamente hermosa y sexy con ese traje. Llevaba puesto un traje corto pegado a su cuerpo, haciendo que sus caderas se marquen más. Me mordí el labio inferior, si fuera por mi no iría a la universidad y me quedaría con ella todo el día en la cama.

— ¿Amor? — dice Poché ya al lado de mi. — ¿Estas bien? ¿En que piensas? — pregunta.
— En las ganas que tengo de no ir a la universidad y solo quedarme aquí contigo, en la cama todo el día. — dije sin pensar. Me ruborice y miré de reojo a la señora Rosa que estaba entretenida limpiando los trastes.

Poché se acerca a mi y susurra en mi oído.

— Es una propuesta muy tentadora. — dice, haciendo que me ruborice. — Pero es tu primer día de Universidad del segundo semestre, así que tienes que ir.

Yo hago un puchero y ella me da un piquito.

Termine de desayunar, cojo mi mochila y me acercó a mi amor. La tomo de la mejilla y le doy un beso.

Enamorada de su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora