Pov Calle
No se porque a Poché le pareció gracioso lanzarse conmigo a la alberca con el frío que hace en Bogotá.
Ella estaba recargada en el borde de la alberca con una expresión divertida, mientras yo la fulminaba con la mirada, agarre los extremos de mi camisa y me la quito, lo mismo con el jean quedándome solo en ropa interior.
— Poché, hace frío y a ti se te ocurre la grandiosa idea de lanzarte a la alberca conmigo. — dije fingiendo molestia. — Tengo mucho frío. — hice un puchero, a la vez que me abrazo.
— Ahorita te caliento, amor. — dice con voz tierna.Empieza a nadar hasta donde yo estoy, me toma por la cintura y da un beso en mi cuello. Yo coloco mis brazos alrededor de su cuello.
— ¿Ya no tienes frío? — pregunta.
— Aún tengo frío. — hice puchero. — Tu ropa está fría, tal vez si te la quitas me caliento.Ella me da una sonrisa divertida. Se separa de mi llevando sus manos al extremo de su camisa sacándosela. Ambas quedamos con nuestra ropa interior puesta.
— ¿Mejor? — dijo volviéndome a tomar de la cintura.
— Mejor. — sonrió. Vuelvo a rodear mis brazos en su cuello.
— ¿Sabes? Eres lo más hermoso que me ha pasado, eres el amor de vida.
— Lo se, porque tú también eres lo mas hermoso que me ha pasado y eres solo mía. — digo dándole un besito en los labios.
— Hoy fue un día estresante en la empresa para mi, que lo único que deseaba era llegar ya a casa, a tu lado. — dice mientras me atrae más a ella. — Al principio no pensaba en el amor, pero llegaste tú y robaste todos mis suspiros, en lo único que pienso es en ti. Eres el sol que limita mis días. Tú risa es mi sonido favorito. — termina de decir mirándome directamente a los ojos.Yo estaba sonriendo mientras mis lagrimas resbalan por mis mejillas.
— Te amo demasiado. No soportaría perderte, estar sin ti. — dije bajito pero que ella pudiera escuchar.
Ella con su pulgar quita mis lágrimas que resbalan por mis mejillas para después dar besitos sobre mis párpados, mis mejillas, mi nariz, mi frente y por último mis labios.
Nunca me cansaría de sentir la electricidad que me produce Poché cuando está cerca, cuando me toca, cuando me abraza, cuando me besa, cuando me acaricia y sobre todo cuando sonríe.
Me besa, me besa con suavidad. Yo me entrego al beso, dejándome llevar. Nuestros labios se acariciaban con ternura. Me encanta el roce de su piel suave, de sus labios en los míos. Como se toma el tiempo para seguir conociendo mi boca, como me deja sin aliento. Sus manos se deslizaron por mi espalda baja. Apretándome más a ella. Era un beso que no trata de buscar algo más que sólo los roce de nuestros labios y nuestra cercanía. Cuando Poché se separa de mí, me mira directamente a los ojos.
— No sabes todo lo que me haces sentir. — dice.
— Claro que lo se, porque tú me haces sentir lo mismo.Tuvimos un rato más en la alberca entre juegos, abrazos y besos, hasta que se hizo tarde y decidimos ir ya a la habitación a dormir.
Pov Poché
Después del día caótica y lleno de emociones de ayer, no me había dado ni cuenta cuando me quede dormida. Hasta que la luz del sol entro en la habitación reflejándose en mis ojos. Comencé a moverme en la cama hasta que empece a despertar, restregué mis ojos a le vez que soltaba un bostezó. Cuando pude enfocar la vista, vi a Calle aferrada a mi cintura, automáticamente me vinieron los recuerdo de la noche anterior. En mis pensamientos estaba constantemente la pregunta de "¿que quería enserio Paola?" Porque eso de que sigue sintiendo algo por mi no se lo creo. Emboce una sonrisa al recordar lo de la alberca con Calle, esa mujer me trae loca, por ella haría de todo.
Aún es temprano para despertarla, así que me entretuve acariciado suavemente la mejilla de Calle sin despertarla. Me puse a pensar en lo que ella me hace sentir, en lo que provoca con solo sentir sus labios, sus caricias, sentirla cerca, el calor de su cuerpo contra el mío, de como la calidez de su respiración quema mi boca. En ese cosquilleo que se acumulaba por mi cuerpo, cuando la veía sonreír o reír, o cuando se comporta como niña pequeña; hace que mi corazón se inflame de tanta felicidad que ella me produce. La estrechó más a mi, embriagándome de su calor, la contemplo, acomodo algunos pelos rebeldes que cae sobre su carita a la vez que dejo un beso sobre su cabello.
Calle se empieza a remover y gruña algo a lo bajo, abriendo lentamente sus ojos. Me mira con una enorme sonrisa, cuando nuestras miradas se conectan.
— Buenis días bebe. — dije dejando un corto beso en sus labios.
— Buenos días. — sonríe. — Mmm... — se estira bajo las sábanas. — ¿Que hora es? — pregunta.Estiro mi brazo hasta mi mesita de noche para tomar mi cel y mirar la hora. Cuando lo tomo frunzo el ceño al darme cuenta que tenía un mensaje de un número desconocido, pero no le di tanta importancia. Me percaté que ya iba hacer las seis de la mañana, ya era hora de pararnos de la cama.
— Es hora de pararnos de la cama y prepararnos. Son las seis y cincuenta y ocho. — dije. Ella hizo un tierno puchero que no desaproveche para besarlo.
— Con una condición. — dice cuando nos separamos del beso.
— ¿Cuál? — pregunte con curiosidad.
— Que nos bañemos juntas.Mi corazón con esa frase simplemente se acelero. Le doy una sonrisa pícara y tomo su mano para tirar de ella y entrar al baño juntas.
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Llegue a la empresa con una sonrisa después la gran mañana que tuve con Calle y después de llevarla a la universidad. Todos me miraban confundidos, casi siempre entro sería y sin mirar a nadie. Pero esta mañana estaba feliz y saludaba a todos los que me encontraba por el camino.
Llegue al piso donde se encontraba mi oficina. Salude a Amanda y me informa que en mi oficina se encuentra mi hermana.
— Hola Vale. — dije cuando entre a la oficina. Ella despega su vista del celular y me mira con una sonrisa para después acercarse a mi a darme un abrazo. Había extrañado tanto a mi hermanita. Recibo el abrazo y en envuelvo su cuerpo con mis abrazos fuertemente. — ¿Cómo estas pulga? ¿Cómo está papá? — dije cuando nos separamos del abrazo.
Nos sentamos en el pequeño sofá qué hay en mi oficina.
— Estamos bien, extrañándote mucho. Deberías ir más seguido a casa con Calle. A ambas las extrañamos, igual que a Ramón. — dijo haciendo un puchero. Yo reí por ese gente.
Las dos mujeres que podían controlarme, que hacen que me vuelva loca con sus ocurrencias y sea tan posesiva con ellas son mi hermana y Calle. Ellas son las mujeres de mi vida.
— Prometo ir este fin de semana a visitarlos. Estos días he estado muy ocupada con el trabajo. Además han pasado muchas cosas que tengo que contarte.
Pase la mañana contándole a Vale todo lo que ha pasado en estos últimos días. A veces se quedaba asombrada, otra molesta conmigo por no decirle lo ocurrido ante y por último me advirtió de no firmar nada que tenga que ver con Paola. Y si ella veía a Paola le arrancaría los cabellos, cosa que me dio risa.
La tarde estaba siendo tranquila comparado con el día de ayer. Tuve una que otras reuniones, para poder expandir la empresa a otros países. A las seis de la tarde me dirigí a mi casa, ansiando por estar nuevamente en los brazos de mi mujer.
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Enamorada de su sonrisa
RomanceLa chica fría que no cree en el amor queda enamorada a primera vista de una sonrisa. ¿Qué pasaría si un día estas caminando, pero en eso todo se vuelve negro y despiertas en un lugar desconocido? Golpes, misterio, romances, besos y más...