Capitulo 32: Confundida.

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Pov Calle

Tenía una mezcla de emociones. Estaba tan confundida, molesta y triste. ¿Quien era esa tal Angelis y porque dijo que era novia de Poché? No entiendo nada.

— Amor ¿cómo estás? — dice Felipe.
— Bien creo. — dije perdida en mis pensamientos, pero salí de ellos cuando escuché que me dijo "amor". — ¿Porque me dices amor si tú y yo no somos nada?
— Tú y yo llevamos un tiempo saliendo.
— ¿Que? Si Poché me dijo que yo era su novia. — dije muy confundida.
— Tú la dejaste hacen menos de un mes cuando te enteraste que tenía una amante.

Tenía muchas preguntas y confinaciones en estos momentos. ¿Quien de los dos está mintiendo? ¡Porque tuve que perder la memoria!

— Pero no pienses en eso. Pensemos en otra cosa como en tus labios. — me dio una sonrisa pícara. El se empezó a acercar a mi y al momento que cerré los ojos me vino un recuerdo.

Flashback

Llegue al baño hice mis necesidades y cuando salí me encontré con la tal Angelis hablando con Felipe. ¿Que hacia ella aquí? Quise pasar de largo e intente ignorarlo, pero Felipe me tomo del brazo obligándome a verlo directo a los ojos. Angelis se fue de nuestra vista.

— ¿Que te sucede Felipe? — me solté de su agarre.
— Sucede de todo Daniela. ¿Que tiene esa mujer que no tenga yo? — dice acercándose a mi.
— Ya hablamos de esto Felipe, yo la amo a ella y ya. — dije segura. Pero el se acercaba cada vez a mi. Me acorralo en la pared poniendo sus manos a los lados de mi cabeza.
— ¿Sí? Ahora lo vamos a comprobar. — me intento besar.

Fin del Flashback

Antes que me besara gire mi cara y lo aleje de mi con brusquedad.

— ¿Que pasa Calle? — me miró extrañado.
— Nada, quiero estar sola, puedes irte. — dije sería.
— Pero... — no lo deje terminarlo.
— Otro día hablamos, ahora quiero estar sola y pensar.
— Está bien hermosa. — se acercó para darme un beso en los labio, pero yo corrí la cara y termino dándomelo en la mejilla. — Nos vemos luego.

Cuando Felipe salió de la habitación me perdí en mis pensamientos. Quería ya recordar y saber que significaba Poché para mi, que era Felipe en realidad mío y quien era esa tal Angelis en la vida de ellos. Tenía muchas preguntas sin respuestas.

Vuelo a la realidad cuando escucho unos toques en la puerta.

— Pase. — contestó.

Entraron mis papás.

— ¡Mi amor! ¿cómo estás? — dijo mi papá acercándose a mi y dándome un beso en la frente.
— Bien pa. — le sonreí.
— Poché nos dijo que tuviste un recuerdo de ella, ¿es cierto? — dijo mi mamá. Estaba emocionada.
— Así es. — me encogí de hombros. — Quiero que me contesten algo. — dije.
— Dinos hija.
— ¿Poché y yo nos hemos dejando alguna vez o estamos dejadas? — los mire a ambos. Ellos se miraron y después me miraron a mi.
— No hija. ¿Por qué preguntas eso? — pregunta mi mamá mirándome extrañada.
— Por nada.
— Poché es una buena chica, hija. Cuando se entero del accidente se desesperó demasiado, desde ese día no sea despegado de ti. — me dio una pequeña sonrisa. — Si tienes dudas de su relación pregúntale a ella. — dijo mi papá.
— Está bien pa.

A los cinco minutos llegó mi hermana y nos pusimos hablar de diversos temas, de cómo me sentía, la universidad, mi relación con Poché y entre otras cosas más. No había vuelto ver a Poché hasta que dio la noché y el doctor pasó por mi habitación y me dio el alta. Ahora me encuentro a sola en la habitación con Poché que es la que me está ayudando a cambiarme.

— Ven. — me extendió la mano para ayudarme a pararme de la cama. Camine con ayuda de ella hasta el baño. — Toma. — me extiende un conjunto de ropa. — Esto es lo que te vas a poner. Si necesitas algo me avisas. — yo asentí, ella se dio la vuelta y salió del baño cerrando la puerta detrás de ella.

Me cambie con cuidado ya que no podía hacer tanto movimientos por el golpe en la cabeza. Ya cuando estuve lista salí del baño encontrándome con una Poché sentada en la cama perdida en sus pensamientos.

— Poché... — susurre.
— ¿Ya estas listas? — pregunta parándose de la cama, sonriendo.
— Si, ya.
— Pues vámonos. — me tomo de la mano y salimos de la habitación agarradas de manos.

En la salida del hospital nos esperaban mis papás y mi hermana.

— ¿Quieres irte con ellos o vienes conmigo a mi casa? — pregunta Poché.
— Voy con ellos. — cuando dije eso su expresión cambió a una de tristeza.
— ¿Segura hija? — dijo mi mamá con preocupación mirando a Poché y después a mí.
— Si ma! — mi mirada no se despegó de Poché.

Ver la expresión que puso de tristeza me dolió, pero quería estar alejada de ella y olvidarme de todas las sensaciones que me hace sentir cuando esta cerca, para poder pensar bien todo esto y saber qué exactamente tengo que preguntarle sobre lo que me dijo Felipe.

— No se preocupe Mafesita que se vaya con ustedes, así se sentirá más cómoda. — dijo Poché a mi mamá dándole una media sonrisa. — Mañana pasó por su casa para verlos y ver cómo sigue Calle, ¿esta bien?
— Está bien, hija. — dijo mi papá.

Poché se acercó a ellos para despedirse y luego se acercó a mi.

— Espero que descanse bien linda, nos vemos mañana. — me abrazó. — Te amo recuérdalo siempre. — susurró en mi oído.

Se despegó un poco de mi y me dio un besito en la frente. Ella se despidió de nuevo de todos y se fue a su auto.

Nosotros hicimos lo mismo, subimos al auto de mi papá y emprendimos camino a la casa de mis papás.

Enamorada de su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora