Enamorada de su sonrisa

Capítulo 60: Sorpresa.

Pov Poché

Ya eran las seis de la tarde y estaba aburrida ya que Calle salió con su hermana y con mi hermana desde muy temprano al centro comercial, y no ha regresado. Estaba en la habitación junto a Ramón acostado al lado mío mientras lo acaricio. Tomó mi celular y me dispongo a llamar a Calle. Suena y suena, pero no lo contesta; decido volver a llamar pero en eso escucho como colocan unas llaves en una superficie. Me levante de la cama y camine hasta la sala.

— Hola. ¿Como te fue? — le pregunté a Calle en el momento que la vi poniendo las bolsas en el sillón. Ella dio un saltito y me miro llevándose una mano al pecho.
— ¡Dios, Poché! Me asustaste. — dijo. — Y me fue bien. Nuestras hermanas son muy creativas. — soltó una risitas, haciéndome a mí, sonreí.
— Te extrañe. — me acerqué a ella tomándola de la cintura.
— ¿Ah si? — rodeó mi cuello con sus brazos.
— Sí. — dije acercándome a su rostro.

Nuestro labios se rozaron asiendo que ambas suspiráramos. El roce de nuestros labios era tan delicados, enviaban pequeñas electricidad por todo mi cuerpo. Mis labios se unieron a los de ella completamente, siendo recibidos por los de ella completamente. Sus labios eran tan suave, tan dulces y tan ella. Nuestros labios danzaban con tanta suavidad, con tanto amor que no quería que se detuviera. Su lengua entre al juego y yo gustosamente la recibí. Agarro mi cabello y tiro de él sacándome un gemido. Mis manos bajaron a su trasero apretándolo, me separé de sus labios y me dirigí a su cuello.

— Poché... — susurra. — No podemos.
— ¿Porque no? — susurre contra su cuello.
— Porque necesitas descansar. El doctor nos dijo necesitamos descanso de por lo menos 2 semanas, amor.
— Ya me siento bien. — dije separándome un poco de ella. — Te deseo.
— No me quiero arriesgar. — se acercó un poco a mi y me susurró en mi oído. — Espera a tu cumpleaños. Tal vez y disfrutes de mi gran sorpresa. — mordió el lóbulo de mi oreja y se fue para el cuarto dejándome con la boca abierta.

Dios, Daniela Calle me vuelve loca, loca.

Camine hasta la cocina y me prepare un vaso de agua, en eso llega Calle con un traje de baño de dos piezas color negro, que le quedaba perfectamente bordeado a su figura. La mire de arriba hacia bajo y inconsciente me mordí el labio inferior.

— Iré a la alberca un rato, tengo mucha calor y quiero refrescarme.
— Yo podría bajar esa calor. — disimule una sonrisa, mientras me acercaba a ella sin despegar mi mirada de la suya.
— Buen intento, pero no pasará. — dijo mordiéndose su labio inferior disimulando una sonrisa.

Se dio media vuelta y empezó a caminar hasta el patio trasero de la casa. De un trago me bebí el agua y deje el vaso en el mesón de la cocina, y camine hasta la habitación para ponerme un traje de baño. Camine hasta la parte trasera de la casa, donde se encontraba Calle. Ella esta nadando tranquilamente, cuando vi que se sumergió, entre al agua silenciosamente hasta llegar a donde ella estaba. En cuanto salió debajo del agua, enrede su cintura con mis piernas y su cuello con mis brazos.

— Gordi, me asustaste. — dijo tomándome de mi trasero para aguantarme mejor. — ¿Que haces aquí, Poché? Deberías estar reposando.
— dijo alzando una ceja.
— Ya me cansé de estar acostada. — hice un pequeño puchero que Calle no desperdicio en besar. — Quiero divertirme. Quiero divertirme contigo.
— ¿Ah,sí? ¿Y que quiere hacer para divertirte conmigo?
— Hacerte el amor, por ejemplo. — susurre en su odio para después empezar a dejar besos en su cuello.
— Amor. — jadeó levemente. — Me encantaría, eso te lo aseguro. Pero no te quiero lastimar. — dijo inclinando la cabeza un poco hacia atrás para darme más hace a su cuello.

Me separé de su cuello y la mire directamente a los ojos.

— Tú nunca me lastimarías, amor. — dije acariciando levemente su mejilla con las yemas de mis dedos. — Además ya yo estoy perfecta, ya ni me duele la herida.