Capitulo 35: ¡Es muy tierno!

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Pov Poché

Llegamos a mi casa, estacione el auto. Salí del auto y le abrí a Calle del lado del copiloto.

— ¿Está es tu casa? — pregunta observando el exterior de la casa.
— Así es. — la tome de la mano y así empezamos a caminar a la casa. — Al igual que tuya. — dije.

Entramos a la casa y fuimos recibidas por un Ramón muy feliz por ver a sus mamis.

— Mira Ramónshis te traje a tu otra mami. — lo tome en brazo acercándolo a Calle.
— ¡Ay no! — aplaudió brincando de la emoción. — ¡Es muy lindo¡ — me lo quito de mis brazos para tomarlo ella. — Es muy tierno. — dijo con voz de bebé.

Esta mujer nutría mi felicidad por completo.

Caminamos hasta la sala y nos sentamos en el sofá.

— Tienes una casa muy bonita. — me miró sonriendo por un corto segundo para seguir mirando a Ramón que estaba recostado en su regazo. —¿Quien es el perrito más hermoso del mundo? — dijo mientras lo acariciaba y reía.

Yo no despegaba mi vista de ellos en ningún momento.  Ver esta imagen de nuevo después de una semana sin escuchar su risa, sin verla jugar así de feliz con Ramón, ver los tiernos que son estando juntos hace que el corazón se me inflame de pura felicidad por tenerla aquí junto a mi de nuevo.

— ¿Señoritas se les ofrece algo? — dijo Rosa entrado a la sala.
— ¿Quieres algo de tomar o comer? — le preguntó a Calle.
— Agua está bien. — sonrió.
— Dos vasos de agua está bien Rosita. — le sonreír con cariño.

Rosa volvió a la cocina y yo volví mi vista a los dos amores de mi vida: Daniela y Ramón. Ellos ahora están jugando animadamente en el suelo de la sala con un hueso de juguete de Ramón. Saque mi celular para capturar ese momento. Mordí mi labio inferior y me acerqué a ellos posicionándome atrás de Calle rodeando su cintura con mis brazos. Le di un beso en su cuello y vi como su piel se erizaba por el contacto.

— ¿Disfrutando sin mi? — dije sonriendo mientras veía a Ramón mordiendo su hueso de juguete.
— Ramón es muy tierno. — dijo y sonrió. — ¿No te importa si me lo llevo a casa por esta noche? — hizo un tierno puchero al cual me dieron muchas ganas de besar.
— Claro que no hermosa, pero también te puedes quedar aquí. Hay una habitación de invitados si te sientes más cómoda dormir sola. — propuse.

No quería que se fuera aun que eso dependiera no dormir con ella, pero si la veré por la mañana con esa sonrisa que siempre la caracteriza no importaba nada.

— ¿Segura? No quiero molestar. —dijo nerviosa.
— Calle tú no eres ninguna molestia.
— Bueno está bien, pero tenemos que ir a de mi casa a buscar ropa.

Yo solté una pequeña sonrisa y ella me miró confundida

— Hermosa aquí están casi todas tus ropas. — le sonreí. — Como te dije somos novias y prácticamente ya vivías juntas. A dije.
— ¡Oh, cierto! Me lo dijiste en el hospital. — dijo algo tímida.

Dejamos el temas hasta ahí y seguimos jugando con Ramón que estaba clamando por nuestra atención.

Pov Calle

Fue corriendo el tiempo demasiado rápido que no me di cuenta que ya estaba a punto de anochecer.

Había pasado una tarde espectacular junto a Poché y el tierno Ramón que supieron exactamente como olvidándome de todo lo ocurrido. Haciéndome feliz.

Era espectacular lo que Poché me hacía sentir con solo su atención y dedicación al hablarme, consentirme y diciendo palabras hermosas. Tenía muchas ganas de probar esos carnosos labios de nuevo y se que ella también quiere probar los míos porque he notado como mira mis labios, pero no lo hace por no incomodarme.

— Calle. — pasó su mano frente de mi cara. — ¿Estas bien? — se veía un poco preocupada. — Llevó rato hablándote.
— Sí, perdón. Estaba pensando. — le di una sonrisa tranquilizadora. —¿Que me decías? — pregunté.
— Si quieres ver una película a lo que está la cena.
— Yo estaba pensando en hacer otra cosa. — pensé.
— ¿Hacer que?

¡Mierda! Lo había dicho en voz alta.

— Eh...mmm. — No sabía qué decir. — En que le tengo que avisar a mis papás que me voy a quedar aquí esta noche. Si eso. — dije algo nerviosa.
— Calle eso ya lo hice. ¿Segura que estas bien bebé? — me acarició la mejilla con su pulgar mientras me mira a los ojos con una pizca de preocupación.

Su cercanía no ayudaba a mi mente a desviar la idea de besarla, pero viene ella muerde su labio inferior, descontrolando todo mi autocontrol.

¡A la mierda! Necesito eso labios.

Tome el rostro de Poché y la bese. La bese como si mi vida de pendiera de eso. La bese como si fuera la última vez que los fuera a besar. La bese con todo el cariño del mundo. Al principio ella no me había correspondido el beso por que la había toda por sorpresa, pero después se entregó al beso  Poché entre abrió su boca dándome total acceso a entrar mi lengua y ponerla en juego con la de ella.

Paso suma mano en mi espalda y la otra la lleva a mi cabeza, enredó mi cabello en sus dedos haciendo que me acerqué mas a ella de forma posesiva. Yo gimo bajito sobre sus labios. Estaba perdida como en una ola placentera con tan solo un beso. Sentía como el beso empezaba a subir de tono con cada movimiento.

Alguien aclara la garganta llamando nuestra atención. Me separé rápidamente de ella con mi respiración agitada. Me doy la vuelta y veo a un señor con una postura muy formal , de pie en el medio de la sala, se notaba algo incómodo. Yo respiro profundamente para tranquilizarme.

— ¿Pasa algo Manuel? — su tono era serio.
— El joven Felipe está aquí. Está buscando a la señorita Calle. — dijo serio. — No lo dejé entrar hasta que usted me indique.

¡Oh, no! Esto no terminará nada bien.

— Esto es el colmo. ¿Como supo que ella estaba aquí? — dijo molesta. — ¿Quieres hablar con él? — pregunta me mirándome.

Antes de responder aparece en la sala Felipe con un ramo de flores.

Definitivamente esto no terminará bien.

Enamorada de su sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora