Capítulo 40 "El Demonio"

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Un silencio sepulcral invadió la cafetería poniendo pesado el ambiente, observó a los jóvenes que tenía al frente y sonrió haciendo que se le helara la sangre.

—Ahora mismo van a levantarse de esas sillas y se van a disculpar por ser groseros y luego saldrán de aquí, no quiero volver a verlos, —Ordenó haciendo que los chicos se levantaran y disculparan con la  joven antes de irse del restaurante—.

—Gracias, —Sonrió en agradecimiento ante su gesto y él correspondió con otra sonrisa—.

El reloj marcó las ocho, era de noche y Astrid preparaba algo de chocolate para Reth que entretenido jugaba videojuegos, habían adornado la casa con luces y varios decorativos de navidad, faltaban dos días para la cena.

—¿Necesitas ayuda linda?, —Preguntó entrando a la cocina—.

—No Reth, ya casi termino, —Respondió mientras Reth la miraba embobado con esa camiseta que le llegaba a medio muslo y dejaba muy poco a la imaginación, se acercó a ella cautelosamente rodeándole la cintura con los brazos—, olvida el chocolate, —Susurró en su oído—, seré yo quien te caliente, —Dijo colando sus manos por debajo de la corta prenda y rozando suavemente sus pechos con las palmas—.

—Reth, el...., el chocolate se regará, —Dijo entre torpes palabras al sentir su roce—.

—No lo hará, —Respondió apagando la estufa y girándola hasta que quedara frente a él—, ahora no hay más excusas, —Susurró sobre sus labios mientras sus manos la alzaban de la cintura sentándola en el frío mesón de mármol, recorrió su cuerpo con dulces besos y caricias que ella no dudó en corresponder, lo amaba tanto que le dolía y no pudo evitar que sus ojos derramaran un par de lágrimas—, ¿que sucede linda?, ¿por qué lloras?

—No es nada Reth, solo abrázame, abrázame y hazme el amor, —Pidió deseando no hablar más, no quería hacerlo, ella solo quería olvidarse de todo lo que alguna vez había sufrido, solo quería ser feliz, ser feliz en los brazos del hombre que amaba con locura—.

Habían hecho el amor en la cocina y en la sala y ahora mismo la cargaba en brazos con rumbo a la bañera para sumergirse junto con ella, ambos tendrían una larga noche.

—¿Estás seguro que no hay nadie despierto?, —Preguntó Alessandra tratando de no hacer bulla—.

—Si, solo Mirt y una alumna están aquí.

—¿Dónde iremos?

—Tu solo sígueme, —La tomó de la mano y fueron hasta una habitación que ella no tardó en reconocer—.

Sintió un escalofrío recorrer su piel al ver el lugar en el que estaban y pronto su mente hizo un recorderis, ahí era donde habían hecho la iniciación con las ex alumnas del internado, aunque nunca entendió muy bien lo que significaba haber recibido esa iniciación.

—Había chicas aquí.

—¿De qué hablas?

—De la iniciación, ¿para qué las traían aquí?

—Yo..., no...

—Tu también estabas, te vi, ¿dime de que va todo esto?

—Alessandra, no puedo decírtelo.

—Tranquilo, yo se lo diré, —Interrumpió una voz a sus espaldas—, bien hecho Zigor, has cumplido tu parte del trato Zigor.

—Tú, —Lo miró presa del terror al reconocer al hombre que tenía al frente, el mismo que la atrapó cuando intentó suicidarse—.

—Nos volvemos a ver Alessandra, —Sonrió acercándose a ella—.

—Zigor, ¿Qué significa esto?

—Lo siento Alessandra, —Se disculpó—, es la única forma de liberar a Karina.

—¿Qué?, tú no puedes hacerme esto, —Le reclamó—, no me lo puedes hacer, por favor, —Pidió desesperada—.

—Lo siento, —Repitió alejándose de ella y abandonándola a su suerte en manos de Lucifer—.

—Por fin solos, —Susurró acercándose a ella—.

—No me toques.

—Ahora me perteneces "Mo Douine", duerme pequeña, —Fue lo último que le escuchó decir antes de sus ojos se cerraran haciéndola caer en un sueño profundo—.

Las cartas estaban echadas para Alessandra y varios secretos estaban a punto de revelar una verdad que terminaría por destruirla.

RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora