Capítulo 88 "Esperanza"

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"Tanto amor, tanto para dar, tantos momentos vividos perdidos por las mentiras, lo fuimos todo y hoy no somos nada".

Se había propuesto seducirlo, reconquistarlo en el lugar en el que ambos disfrutaban más, lo deseaba, pero sobre todo, lo necesitaba, necesitaba sus besos, sus caricias, sentirse suya, hace días ya que había metido a Reth en un juego de provocaciones en los que poco a poco iba cediendo. Se miró al espejo y una sonrisa se formó en su rostro, el conjunto de lencería con arnés que tenía le lucía, el tener poco tiempo de embarazo ayudaba a que la ropa aun le luciera, arreglo su cabello y se puso una bata de seda corta que dejaba muy poco a la imaginación y unas medias nylon que le llegaban a medio muslo.

—Astrid ya llegué, —Escuchó decir y no tardó en bajar—.

—Hola mi amor, —Saludó con melosería llamando su atención—, llegaste más temprano hoy, ¿quieres que te sirva la cena?

— ¿Qué?, —Volvió a preguntar, su apariencia lo distraía—.

— ¿Qué si ya quieres cenar?

—Si gracias.

—Perfecto, siéntate, te traeré la cena, —Lo tomó de la mano y lo llevó hasta la silla—, volveré en un momento, —Le sonrió mientras caminaba con sensualidad, su plan había funcionado—.

No podía dejar de mirarla y por mucho que se lo negará, verla así lo tenía prendido, mil ideas venían a su cabeza y en todas ellas Astrid inundaba de sollozos la habitación, su imaginación no dejaba de crear escenarios en los que ella era la protagonista, tenía tantas ganas de saciar su sed de placer en ella, ni los rayos que amenazaban con reventar los cristales lograban sacarlo de su limbo de lujuria.

Esperó a que se acostara y entró en la habitación con la excusa tonta de tener miedo por la lluvia, hoy era su noche y no pensaba dejarlo escapar.

— ¿Astrid?, —La miró sin entender que hacía ahí—, ¿necesitas algo?

—Sí, yo..., yo tengo miedo de dormir sola, los rayos me asustan, ¿puedo dormir contigo?

—No creo que sea buena idea.

—Por favor Reth dormiré sola en el sofá si quieres, pero no quiero estar sola en la habitación, tengo miedo, ¿por favor?

—Está bien, —Cedió dándole un espacio a su lado—.

—Gracias, —Se acercó hasta la cama y quitó la bata dejando ver así su provocativo traje de lencería—.

— ¿Qué haces?, —La cuestionó al verla—.

—El embarazo hace que tenga calor, —Contesta acostándose a su lado mientras Reth se la come con los ojos—, gracias, —Sonríe, el aroma dulce de su perfume lo ha cautivado y por mucho que quiera negárselo, la desea—.

Los minutos pasan y ella puede sentir como la respiración de Reth se agita, no puede dormir y sabe que esta observándola, sin tiempo que perder finge un movimiento involuntario y logra acercarse a él casi hasta rosarlo, no siente rechazo y continúa con su actuación haciéndole creer que está dormida para abrazarlo, pero no es suficiente, ella quiere más y no duda en bajar su mano hasta la erección de Reth que empieza a erguirse.

— ¿Astrid qué haces?

—Por favor Reth, —Dice subiéndose en su regazo y rozando sus labios—, te necesito, no me rechaces, —La mira, su actitud le ha tomado por sorpresa, pero no puede resistirse y a la final termina cediendo, la abraza de la cintura y corresponde a su beso decidido a darle una pequeña tregua a su orgullo y resentimiento, sus mano recorren aquel cuerpo que él ha reconocido como su hogar y no tarda en tomar el control, cambia la posición de sus cuerpo y toma la postura que a él más le gusta, esa en la que puede manejarla a su antojo, sus labios hacen un recorrido saboreando aquella piel que tanto lo vuelve loco y se deja llevar, la ropa no es necesaria en ese momento, no cuando dos cuerpos se unen para ser uno solo—.

—Astrid, —Susurra al llegar a sus pechos y en cuestión de segundos forza el bralette hasta que este se rompe, lleva tanto tiempo sin tocarla que no pude evitar desesperarse—, lo siento, —Se disculpa—.

—Soy tuya Reth, puedes hacer conmigo lo que quieras, —Lo provoca recordándole las palabras que le había dicho aquel día en el club dónde había tenido sexo—, solo tuya.

Era todo lo que necesitaba oír, Astrid aun podía con él y por mucho que quisiera hacerse el fuerte, ella seguía siendo su mayor debilidad, rodeó el pezón con la lengua haciendo leves succiones que lograron endurecerlos, deslizó suavemente su mano por su vientre hasta llegar a su feminidad y la acarició muy lentamente hasta que la sintió humedecerse, su boca se dirigió al otro seno y aprovechó su docilidad para penetrarla con sus dedos mientras el pulgar dibujaba círculos en su clítoris que la llevaron a sollozar de placer, oírla era como escuchar su canción favorita, aprovechó el estado de transe que le había causado el orgasmo y entró en ella sin previo aviso con penetraciones lentas que parecían casi una tortura para Astrid que volvía a experimentar el dulce sabor del frenesí.

—Te amo Reth, —Confesó tratando de controlar los espasmo de su cuerpo, y aunque él no respondió a su declaración, un beso en sus labios le dio algo de luz a esa oscuridad que ella creía eterna, tal vez aun quedaba una oportunidad para los dos de ser felices—.

RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora