Habían pasado todo el día juntos viendo caricaturas y comiendo pizza, fue un sábado diferente para ellos, sobre todo para Astrid que solía pasar encerrada en su habitación entre libros, había llevado su cepillo de dientes y pijama para dormir en su cuarto.
Se acostó a su lado y se abrazaron para dormir, era la primera vez que dormía con alguien, la primera vez que podía cerrar sus ojos sin que sus demonios la atormenten.
El reloj marcó las tres de la mañana cuando Reth sintió entre sueños que ella intentaba zafarse de él haciendo que despertara, trato de ver su rostro con la tenúe luz que había con la lámpara, tenía el rostro húmedo por las lágrimas.
-No me hagas daño por favor, -Pedía desesperada entre llantos mientras dormía, estaba soñando-.
-Astrid, despierta, -La movió con cuidado-, pequeña despierta, -Volvió a moverla hasta que ella abrió los ojos, haciendo que se aferrara a él, estaba nerviosa y temblaba-, solo fue un sueño, -Besó su frente-, estoy aquí.
-Siento haberte despertado.
-¿Estas bien?
-Si, solo fue una pesadilla.
-¿Qué soñaste?
-No lo recuerdo, -Mintió-.
-Pequeña, -Secó sus lágrimas y besó sus húmedas mejillas hasta llegar a sus labios-.
-Reth, -Hundió sus manos en su cabello deseando que continuará, sus besos eran como una droga para ella, tan adictivos y apasionados, invadió su boca reclamándole como suya, probando la dulce miel que esta le ofrecía y mordió suavemente su labio inferior intensificando el beso y distrayéndola de lo que sus traviesas manos buscaban hacer, rozó la yema de sus dedos en su cintura ascendiendo por debajo de su camisón hasta llegar a sus pechos y los acarició, su piel era suave, paseó vagamente el pulgar en el pezón hasta que este se endureció y miró sus ojos buscando una señal para que se detuviera, pero esta nunca llegó, Astrid empezaba a ceder, deslizó sus labios por su cuello mientras sus manos desabrochaban los botones de la fina prenda que cubría su cuerpo-.
Estaba nerviosa, pero no quería que se detuviera, deseaba estar con él, aunque temía que la rechazara por las marcas que escondía su piel, aunque lo más probable era que no las notara, pues la lámpara tenía una luz muy tenúe, los pensamientos se esfumaron en un dos por tres de su cabeza cuando sintió sus cálidos labios sobre sus pechos, succionándolos, dibujando pequeños círculos con su lengua que hacían que su cuerpo empezara a entrar en calor, no tenía apuros, quería disfrutar de ella, quería grabarse el sabor de su piel y su dulce aroma.
-¿Quieres que siga?, -Preguntó sobre sus labios-.
-¿Lo haremos hoy?
-Solo si tu quieres.
-Y si no quisiera, ¿te molestaría?.
-No pequeña, no me molestaría, si necesitas tiempo yo te lo daré.
-Reth, - Lo acercó a ella-, te amo, -Susurró sobre sus labios, besándolo y dando su aprobación para lo que estaba por pasar, dando comienzo a un dolor que tal vez nunca tendría fin y que terminaría por destruirla, había sellado su propio y desdichado destino, la recostó por completo en la cama sin dejar de besarla y desnudó por completo, lo que tanto había deseado al fin lo tendría, recorrió con suaves caricias su cuerpo acompañándolas de cálidos besos que buscaban despertar el deseo que se encontraba dormido en su ser y que él estaba dispuesto a encender y llevarlo a los límites, alzó los brazos buscando quitarse la camiseta y se deshizo del pantalón también.
-¿Puedes apagar la luz?, -Pidió, no quería arriesgarse a que la viera-.
-¿Te molesta que este encendida pequeña?
-Me pone nerviosa que me veas, ¿podrías apagarla?
-Si linda, si es lo que quieres lo haré, -Respondió accediendo a su petición, sabía que era normal que se sintiera así, le había pasado lo mismo la primera vez que estuvo con Alma-.
-Gracias, -Sonrió tomándolo del rostro y acercándola a ella para que volviera a besarla-, te amo Reth, -No recibió una respuesta, aunque tampoco esperaba una, sabía que él no era de decir esas cosas, un recorrido de besos cubrió su tibio cuerpo acompañado de atrevidas caricias que llegaban a sitios que nadie había tocado antes, disfrutó de la suavidad de sus pechos con total paciencia, quería que recordara sus caricias, quería ser inolvidable para ella-.
Podía sentir el temblor de su cuerpo y sus dudas, la situación la ponía nerviosa, se abrió paso entre sus muslos y la animó a que le abrazara la cintura con las piernas, hundió las manos por debajo de su espalda y la alzó sentándose en la cama con ella sobre su regazo.
Podía sentir su erección bajo la fina línea de su intimidad, su piel hervía al igual que la de ella, pero le gustaba la posición en la que se hallaba, la hacía sentir que tenía el control, ahí sentada a horcajadas de aquel hombre alto y corpulento que la tocaba con adoración y la hacía sentirse deseada.
-¿Estas muy asustada pequeña?, -Juntó su frente con la suya, tal vez no había luz, pero el sentía su mirada-.
-Es algo más que miedo Reth.
-¿Qué es pequeña?
-Es deseo, -Cerró sus ojos al sentir sus manos acariciando su espalda, siguiendo la línea de su columna vertebral hasta llegar a sus glúteos-.
-Me deseas mucho pequeña, -Murmuró sobre su boca mientras acariciaba sus muslos buscando llegar a su monte de Venus-.
-Si Reth te deseo mucho.
-Astrid, -Hundió su mano en su larga cabellera y la besó, había esperado tanto por este momento, que su ego se elevó al mismo cielo, era como ganar el premio mayor, la niña buena que muchas veces lo había rechazado, aquella que siempre se mostraba sería e indiferente, ahora estaba en su cama deseosa de que le hiciera el amor, abrazó su cintura y volvió hasta el lugar que hasta ahora se había vuelto su favorito, sus pechos, podía sentir la forma irregular en que ella empezaba a respirar, se estaba excitando, coló su mano hasta llegar a la cálida flor de su intimidad y la acarició suavemente, el dedo anular, medio e índice dibujaron la fina línea de su portal, mientras el pulgar hacia pequeños círculos en su clítoris, se abrazó a su cuello y pegó sus labios en su hombro buscando silenciar los sollozos de placer que amenazaban por salir, sintió sus dedos humedecerse del elixir de su cuerpo, empezaba a lubricar, guió punta de su miembro hasta su entrada y se rozó en ella, se abrió paso entre sus labios vaginales, estaba estrecha y se le dificultaba entrar, decidió cambiar de posición y volvió a recostarla-, si te hago daño o te duele, dímelo y pararé.
-Estoy bien mi amor, -Contestó segura-, lo estoy si estás conmigo, te amo, -Repitió, recibiendo como respuesta un beso que pareció eterno y que sería el principio del fin de lo que ocurriría esa noche, entrelazó sus manos con las suyas y se sumergió en su interior, lo hizo muy lentamente, no quería lastimarla, sabía que debía ser cuidadoso, traspasó la barrera de pureza de su cuerpo y se quedó quieto al sentir que un leve quejido escapó de sus labios-.
-¿Duele pequeña?
-Solo un poco, estoy bien, -Acarició cariñoso su cuerpo hasta que sintió que volvía a relajarse, presionó con el pulgar aque túmulo rosa que amenazaba con disparar su placer y lo estimuló hasta que sintió que podía entrar y salir de su cuerpo con más facilidad, su interior lo engullía y terminó por llevarlo al orgasmo a la par con ella, buscó sus labios y los besó, tomando con sus manos su rostro, tenía las mejillas húmedas por las lágrimas-.
-Lo siento pequeña, -Se disculpó-.
-No me has hecho daño Reth, ha sido la emoción del momento, nunca olvidaré esta noche, -Aseguró prendiéndose de él y llenándolo de besos, decidieron darse una ducha, no lo hicieron juntos, Astrid quería hacerlo sola y él le dió su espacio, eran las cinco de la mañana cuando los dos lograron conciliar el sueño-.
Ambos habían ganado y perdido algo esa noche, la noche que daría inicio a todo.
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RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)
Romance¿Estás lista para entrar en mi juego?, ¿Estás lista para ir más allá de lo desconocido y probar un poco de infierno disfrazado de cielo?. ¿Qué tanto estás dispuesta a perder?. Amor y Odio, Dulce y Amargo, Obediencia y Soberbia, Dolor y Placer, te lo...