RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)

Capítulo 33 "Abismo"

Sintió entre sueños los tiernos besos de Reth recorriendo su cuerpo, tratando de borrar esas marcas que ella tanto odiaba y que él buscaba borrar con sus labios.

-¿Te desperté princesa?

-No mi amor, -Se giró hasta quedar frente con frente-.

-Mi ángel, -Rozó su mejilla y besó sus labios-, mi bello y hermoso ángel, -La tomó de la cintura sentándola a horcajadas sobre él, llenándola de mimos y dulces caricias, metiéndose en lo más profundo de su corazón, ¿por qué tenía que ser tan dulce con ella?—.

—Reth, —Se abrazó a su cuello, necesitaba tanto de él, de sus palabras, de sus caricias, de sus besos,  de ese cielo e infierno que conllevaba estar con él, con ese hombre soberbio que imponía respeto con una sola mirada, ese hombre al que sus compañeras odiaban y temían por lo estricto que podía ser, era tan contradictorio ver lo duro que podía ser con sus alumnas, y lo tan dulce que podía ser con ella—.

Para Alessandra todo iba de mal en peor, su vida no era más que una triste sonata de invierno que parecía no acabar, ya no soportaba la situación, el dolor podía con ella y la arrodillaba en busca de respuestas que no lograba encontrar, su paciencia se marchitaba al igual que una flor que pierde su belleza, y su corazón se desangraba con cada día que estaba lejos de él, ya se le había hecho costumbre torturarse con los recuerdos que aquel hombre le había dejado y a los que ella se aferraba para no ceder ante la locura.

Dejó que el agotamiento la venciera y cerró sus ojos en busca de paz, una paz que ni sus sueños le daban y que muchas veces solo lograban arormentarla más.

"Alessandra, mi princesa de un cuento sin fin, luz de mi oscuridad, dulzura mía, jamás habrá disculpa que valga para remediar todo el daño que te he hecho, fuiste víctima de un sucio juego del cual creí tener el control, un juego que terminó por enredarme, mi dulce amada, pronto volveremos a estar juntos".

El sonido de una melodía terminó por despetarla, todo estaba oscuro y sintió un frío helado recorrerle la piel, se levantó de la cama y caminó por el pasillo hasta llegar a la sala, que iluminada por velas invitaba a la más romántica de las veladas.

—Tardaste en bajar princesa, —Dijo Alessandro acercándose y extendiendo su mano hasta ella—, ¿por qué lloras pequeña?

—No es nada, yo...,estoy feliz de verte, —Respondió llena de dolor al notar que estaba soñando de nuevo—.

—¿Me concederias esta pieza mi amor?

—Si Alessandro, —Un dulce beso fue el comienzo de un bello sueño del que ella no deseaba despertar—.

—Pequeña, es hora de...

—No Alessandro, no lo digas, —Lo tomó del rostro—, no quiero oírlo, no quiero despertar, quiero quedarme aquí contigo para siempre, —Se abrazó a él escondiendo su rostro en su pecho—.

—"Siempre", es una palabra que refleja eternidad princesa, ¿estás dispuesta a compartir una eternidad conmigo?

—Si, yo..., —Se quedó en completo silencio al ver que tenía al frente a otra persona distinta a Alessandro, Lucifer se hacía presente—.

—Duerme pequeña, —Pasó su mano por su rostro y pudo sentir como los ojos le pesaban hasta cerrarse por completo—.

——————————Al Día Siguiente——————————

Las alumnas se preparaban para ir a sus casas a pasar las festividades de navidad y año nuevo, uno a uno iban llegando los padres y llevándose a sus hijas, todos menos el padre de Becca que fue el último en llegar.

—Papá, —Se acercó feliz Becca al ver a su padre, pero pronto la felicidad se le volvió tristeza al recibir la bofetada que este le dió haciéndola caer al piso y abriéndole el labio frente a todos los profesores.

—¿Cómo te atreves a dejarme en vergüenza, —Le recriminó con la boleta de notas en la mano—.

—Mucho cuidado con lo que hace, —Advirtió Reth acercándose hasta Becca y alzándola del suelo antes que Mirt—.

—Es mi hija.

—Este internado no aprueba ningún tipo de castigo, así la alumna sea su hija.

—Aquí te quedas Becca, no habrá navidad para ti, —Respondió obviando las palabras de Reth y marchándose furioso del lugar—.