Capítulo 13 "Ángel"

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Mi hermoso ángel que rápido pasa el tiempo cuando te tengo a mi lado, ojalá y las horas fueran más lentas, ojalá y pudiera tenerte más tiempo aquí entre mis brazos, mi amada Alma, eres la luz que alumbra mis días grises, seremos tu y yo contra el mundo mi amor, nada podrá separarnos.

El reloj marcó las siete de la noche mientras Alma terminaba de arreglarse, hoy sería su gran noche, Reth iría hasta su casa a pedir su mano para casarse y ella no podía con la emoción, bajó hasta el comedor y vio como las personas del servicio terminaban de acomodar la mesa para la cena.

—¿A que hora llegará tu pretendiente hija?

—Llegará muy pronto papá, —Sonrió—.

—Bien, avísame cuando llegue linda, estaré en el despacho.

—Si papi, —Escuchó pasos acercarse a la puerta y supo que era él—, esta aquí, —Anunció emocionada haciendo que todos se dirigieran al comedor, eran cuarto para las ocho, había llegado quince minutos antes—, Reth, —Dijo lanzándose a sus brazos, le gustaba que la atrapara y que le diera vueltas mientras la besaba—.

—Hola mi amor, —Besó su frente antes de bajarla—, he traído esto para ti, —Le entregó unas rosas—.

—Son preciosas mi amor, muchas gracias, ¿listo para conocer a mi familia?

—Listo mi niña, —Lo tomó de la mano y entraron a la casa, hoy sería la mejor noche de su vida, o al menos eso pensó ella, pero no fue así, su alegría se convirtió en tristeza al ver la reacción de su padre—.

—¿Que hace este don nadie en mi casa?, —Preguntó entre gritos al ver a Reth?

—Papá él es mi novio.

—¿Tu novio?, ¿acaso te has vuelto loca?, este poca cosa no puede ser tu novio.

—Papá, no te permito que...

—¿No me permites que?, —La interrumpió intentado abofetearla, pero Reth no se lo permitió—.

—No lo haga.

—No te metas.

—Señor yo amo a su hija.

—¿Amor?, no me hagas reír, ¿es que acaso no ves de dónde vienes?,  no eres más que un simple carbonero, como te atreviste a ver tan alto.

—El dinero no lo es todo en la vida papá.

—No voy a dejar que mi hija se meta con un don nadie.

—Señor, yo quiero casarme con su hija, —El golpe lo tomó por sorpresa haciéndolo caer al suelo, pero no respondió y trató de mantener la compostura para no agravar el problema—.

—Papá por favor no.

—Quítate del medio Alma.

—Hija es mejor que subas a tu habitación.

—Por favor mamá.

—No más Alma, ve a tu habitación, Rebeca llévatela, —Ordenó a la nana—.

—Mi niña es mejor irnos.

—No me separen de él por favor, —Se abrazó a Reth entre lágrimas, tuvieron que intervenir dos personas más antes de que pudieran separarlos, su infierno apenas empezaba—.

—————————En El Internado———————

No supo como reaccionar, había dejado que el guiará el beso, ella no sabía hacerlo, subió sus manos y las apoyó en su pecho, estaba nerviosa.

—Lo siento, —Fingió disculparse—, no he podido evitarlo

—Esto esta mal señor.

—Deja de llamarme señor, —Susurró sobre sus labios—.

—¿Qué es lo que quiere de mi?

—Te quiero a ti, —La miró a los ojos abarcando su rostro con las manos.

—¿Por qué?

—Porque me gustas.

—Hay muchas chicas aquí yo...

—No me interesan otras chicas, —La interrumpió—, me interesas tú.

—¿Quieres que seamos novios?, —Preguntó de manera ingenua—, ¿seremos pareja?.

—Si, pero nadie debe saberlo, ¿aceptas?

—Si, —Sonrió y él volvió a besarla, sellando así una nueva historia de dolor—.

—Buenas noches Astrid, —Sonrió como un niño cuando se sale con la suya y se marchó—.

Para Alessandra las cosas parecían no cambiar, el dolor seguía latente y su esperanza poco a poco empezaba a desaparecer, subió hasta su habitación y se acostó a dormir, estaba cansada, harta de no tenerlo cerca, la soledad la estaba matando.

—Alessandro, —Tomó la fotografía del hombre que tanto amaba y la besó para luego estrecharla entre sus brazos hasta dormirse.

—Princesa, —Escuchó entre sueños—, ¿que te he hecho?

—Alessandro, —Lo buscó con la mirada, otra vez estaba soñando—.

—Mi amor, —Se acercó hasta a ella—, ya no llores más, estoy aquí, —Corrió en dirección a él y lo abrazó como si la vida se le fuera en ello—.

—Dime cómo sacarte, ayudame, te necesito.

—Yo siempre estoy contigo, —Fue lo último que escuchó decirle antes de que la oscuridad se apoderara del lugar, llevándose aquel espejismo que le daba fuerza para seguir luchando por él—.

RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora