Capítulo 50 "El Comienzo Del Juego"

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No entendía bien que pasaba y trató de calmarse, no quería actuar como un celoso posesivo, respiró y contó hasta diez buscando tranquilizarse.

-¿Interrumpo?, -Preguntó Reth entrando en la habitación-.

-Señor director, yo..., yo estaba ayudando al profesor Drac, -Respondió-.

-Ya puedes dejarlo Astrid, yo me haré cargo.

-Si señor, -Dijo saliendo de la habitación-.

-Tu chica es linda, -Balbuceó sonriente-.

-Tu lo has dicho, mi chica, no te quiero cerca de ella, -Advirtió-.

-Antes no pensabas lo mismo, de hecho hasta la pasábamos bien.

-Escúchame bien Drac, -Lo tomó por el cuello de la camisa-, te quiero lejos ella, no la mires, no le hables, matente lejos, -Volvió a repetir antes de salir de la habitación, caminó con dirección a su cuarto, Astrid esperaba por él-.

-Mi amor, -Se abrazó a él y besó sus labios-, estaba esperándote, ¿esta todo bien?

-Si linda, todo esta bien.

-Yo..., yo pensé que te había molestados por haberme encontrado con él profesor Drac.

-No nena, es solo que eso podría traer malos entendidos.

-Entiendo, no volverá a pasar, ahora hazme el amor, ¿si?, te he extrañado mucho hoy.

-¿Mucho?, ¿mucho?, -La animó a que le abrazara la cintura con las piernas-.

-Si mucho, no hay un solo segundo del día que no te extrañe o piense en ti, -La miró lleno de amor, sus palabras podían con él, su dulzura lo dominaba-.

La llevó más a la cama entre besos y mimos, y llenó de tiernas caricias ese cuerpo que el sentía como su hogar, aquella joven le había devuelto las ganas de volver amar y él haría hasta lo imposible por quedarse con ella para siempre.

En el infierno al fin parecía haber paz, Lucifer estaba con su princesa y ahora todo parecía ser felicidad, aunque bien sabía Lucifer que esta no duraría mucho.

-¿Por qué me miras tanto Alessandro?

-Porque te amo, -Suspiró observándola-.

-Yo también te amo, -Dijo sentándose en su regazo y abrazándose a su cuello-, Aless, ¿puedo hacerte una pregunta?

-Si pequeña.

-¿Que pasará con Karina?, ¿la dejarás ir?

-Lo haré a su tiempo, por ahora dejaré que Zigor sufra un poco.

-¿Por qué?

-Por engañarme, ¿de verdad creíste que me comería el cuento de que él te traicionaría?

-¿Sabías lo de nuestro plan?

-Si.

-No lo castigues más Aless

-Se la devolveré pronto lo prometo, pero ahora ya no quiero hablar de eso, pequeña, -La besó-.

-Va, va, pero tienes que cumplir con tu palabra.

-Lo haré, -Cenaron y bailaron durante un tiempo, era algo que les gustaba hacer mucho, amaban compartir tiempo juntos, aunque fuera en ese oscuro abismo-.

Eran las once de la noche cuando Becca sintió a alguien acostarse a su lado y pronto una sonrisa se formó en sus labios al notar que era Mirt.

-¿Dormirás conmigo hoy?, -Se volteó hasta quedar frente a él y abarcó su rostro con las manos-.

-Si, ¿te molesta?

-No, mi amor, -Se abrazó a él-, me gusta que estés conmigo, -Hundió su rostro en su pecho buscando refugiarse en él y tratando de calmar así el dolor que día tras día la mataba, la llamada de su padre la había dejado preocuda, pero sobre todo destrozada-.

-¿Estás bien?, ¿te pasa algo?

-Lo estoy ahora que estas conmigo.

-¿Quieres escaparte conmigo?

-¿Qué?, -Lo miró llena de ilusión-.

-¿Que si escaparte conmigo el viernes por la noche?

-¿A dónde?

-Algún sitio, volveremos el lunes.

-¿Volver?

-Sí, ¿por?

-No por nada, yo tengo que buscar una cuartada para no levantar sospechas, -Sonrió tratando de camuflar su tristeza-.

-No te preocupes, yo me encargaré de eso, -Un beso fue lo único que necesito para entregarse a él en cuerpo y alma, a su príncipe azul como lo hacía siempre, lo vió descansar abrazado a su cintura y acarició su rostro, así dormido lucía tan indefenso, su pequeño gran amor cerró sus ojos y dejó que sus lágrimas se derramaran por sus mejillas, sentía que el mundo se le venía encima y ella poco o nada podía hacer para escapar, desde pequeña su padre le había dejado muy en claro que la odiaba y la culpaba por la muerte de su madre, no guardaba más que malos recuerdos en su corazón, cuando era niña siempre quiso tener el cariño de su padre, pero él se lo negó, la rechazaba siempre y creo en ella una niña llena de inseguridad que no hacía más que recibir desprecio de parte de quién debía cuidarla-.

-Sigues pensando en ella, ¿verdad Yannick?

-No se de que hablas Ezra.

-Hablo de la chica del restaurante, ¿te gusta verdad?

-Si, me gusta, -Admitió-.

-¿Y qué haras?

-Tu sabes muy bien que haré, ya la elegí, sera mía, -Aseguró antes de salir por la puerta, él ya la había escogido-.

Días de incertidumbre se vivirían en el internado, varios secretos estaban a punto de descubrirse y el dolor será inevitable.

RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora