RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)

Capítulo 44 "Sin Retorno"

Tenía las emociones a flor de piel, habían hecho tantas veces el amor que lo sentía como parte de su ser, cerró los ojos al sentir los labios del hombre que estaba volviéndola loca recorrer su espalda y acariciándola sin pudor alguno, marcando su cuerpo como suyo.

-Necesito una explicación, -Exigió Alessandra cubriéndose con la sábana-.

-Y te la daré, -Respondió sentándose a su lado-, todo empezó hace muchos años atrás, -Escuchó atenta la historia que Lucifer le había contado de como se habían conocido, pero aun habían cosas que no le cuadraban, cosas que ella no lograba comprender-.

-Yo leí las cartas de Alessandro, ¿cómo me explicas eso?

-Esas cartas son mías, yo las escribí, llevó más de un siglo buscándote.

-¿Buscándome?

-Si, te he buscado en cada mujer que tuviera tu rostro, que se pareciera a ti.

-Pero Zigor dijo que eras un ángel.

-Y lo fuí, pero decidí revelarme y desde entonces he metido en mi reino a todos los ángeles que han desertado.

-Pero Zigor habló de un pacto, Alessandro te vendió su alma.

-Su alma ya estaba perdida, él se suicidó.

-No estoy entendiendo nada.

-Alessandro era un ángel, uno muy ambicioso y llenó de odio hacia tu madre, yo le ofrecí un paraíso en mi infierno.

-¿A cambio de que?

-A cambio de ocupar su cuerpo

-¿Que?

-Alessandro conoció a tu madre, su misión era cuidarla, pero se enamoró y ella lo abandonó, cuando se suicidó yo le ofrecí riqueza y le prometí que nunca más volvería a sentir amor.

-¿Tu estuviste con mi madre?

-Si, un par de veces, los dos la compartimos, como ya te dije yo te buscaba y llegué a pensar que habías reencarnado en ella, pero no fue así, creí estar enamorado de ella, yo estaba dispuesto a lo que fuera con tal de quedarme con tu madre.

-¿Por qué no lo hiciste?

-Porque tu madre me dejó, se había embarazado, cuando Alessandro se enteró de eso decidió que no quería saber nada de ella y ocupó su lugar en el infierno.

-¿Y tú?

-Yo quería más, buscaba venganza, quería vengarme de tu padre, darle dónde más pudiera dolerle, lastimarte a ti, pero todo cambió.

-¿Por qué?

-Porque me enamoré de ti, porque después de haberte buscado te encontré, -La tomó de las manos-.

-¿Cómo puedes estar seguro de que soy yo?, ¿Cómo sabes que no te equivocas otra vez?

-Porque lo siento aquí, -Dijo tomándola de la mano y poniéndola en su pecho, justo dónde su frío corazón volvía a palpitar por ella, por su anhelada Alessandra-, eres la única mujer en este maldito mundo que es capaz de ponerme a mi Lucifer de rodillas, tu eres el amor de mi vida.

No sabía que responder, sus palabras se negaban a salir de sus labios, en ese momento todo era tan extraño y confuso, seguramente otra en su lugar estuviera aterrada, pero ella no, había deseado tanto volverlo, tenerlo cerca, besarlo, estar con él.

-Pero yo vi a Alessandro cuando tu me atrapaste, cuando intenté suicidarme, tu...., ¿me compartiste con él?

-Jamás, nunca hubiera dejado que te tocara, princesa, -Subió sus manos hasta el rostro de Alessandra-, tú sólo viste lo que yo quería que vieras.

-¿Entonces porque me dejaste?, ¿por qué me abandonaste?, -Lo empujó entre lágrimas-, llevó tanto sufriendo por ti.

-Pequeña, lo hice por tu bien.

-¿Por mi bien?, -Preguntó llena de rabia-, maldita sea, desapareciste sin decir nada, me abandonaste, -Rompió en llanto y él la abrazó-, suéltame, -Exigió completamente dolida-.

-Pequeña, entiéndelo, no puedo condenarte a vivir en este abismo, no cuando tu eres luz.

-Debiste pensar eso cuando creaste todo este plan para seducirme.

-¿Dime que es lo que quieres princesa?

-No quiero separarme de ti.

-Alessandra, esto no es para ti, debes hacer tu vida.

-Tu eres mi vida, no me dejes sola por favor, no me condenes al dolor otra vez, quédate conmigo para siempre.

-Para siempre es una frase que va más allá de simples palabras bonitas.

-Por favor, eres lo único que tengo, no me dejes sola, -Susurró casi en una súplica abrazándose a su atormentado demonio que al igual que ella sólo buscaba tener algo de paz-.

En el internado la risa de Becca retumbaban por todo el lugar, estaba feliz, corría alegre por los pasillos con Mirt pisándole los talones hasta que logró atraparla por la cintura y la giró hasta que quedara frente a él.

-Te dije que te atraparia.

-Te amo Mirt, -Susurró sobre sus labios, abrazándose a su cuello-, no me mires así, no te estoy pidiendo que me respondas, solo quiero que lo sepas, -La abrazó sin deseos de discutir con ella, no quería entrar en disputas, no cuando era poco el tiempo que les quedaba para estar juntos antes de los demás volvieran.

Para Reth todo parecía ser felicidad, se había acostado en la nieve con Astrid a dibujar ángeles con sus cuerpos, estaba feliz, aunque su felicidad ya llevaba fecha de caducidad, buscó con su mirada los ojos de la dulce joven y se quedó prendido de ella, era la primera vez en muchos años que volvía a sentir cariño por alguien, y aunque su corazón quería ser fuerte, Astrid había logrado ablandarlo y se estaba poco a poco apoderando de él, tal vez su historia podría tener un final feliz.

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