Capítulo 53 "TRAICIÓN"

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No entendía que pasaba, o que había hecho mal, hace un tiempo ya que Astrid empezaba a comportarse extraña, o tal vez solo eran ideas suyas provocadas por los celos que sentía al ver la amistad que su amigo Drac y ella habían forjado, lo cierto es que él sentía que las cosas ya no seguían siendo igual.

— ¿Pasa algo mi amor?, —Preguntó Astrid acercándose a él, con esa mirada y esa sonrisa llena e dulzura que lo hacía perder el horizonte y lo invitaba a pecar—.

— ¿A qué estás jugando Astrid?

—No entiendo de que hablas.

—Claro que lo sabes, lo sabes a la perfección, —Aseguró—.

—Mi amor, — Se acercó a él con un tono meloso y se sentó a horcadas en su regazo—, ¿esto va de Drac?, ¿otra vez estás celoso de él?, —Lo tomó del rostro buscando su atención—.

—Sí, tu cercanía con él me está volviendo loco, —Reconoció abatido—, cada vez te siento más distante.

—Reth, —Susurró sobre sus labios—, Drac y yo solo somos amigos, no hay nada en él que me interese, yo solo te amo a ti, —Besó sus labios provocándolo—, no hay distancia entre tú y yo, esas son ideas tuyas.

—Astrid, —Se aferró a ella deseando no soltarla—, me has vuelto tan dependiente de ti, de tus besos, —Mordió levemente sus labios—, de tus caricias, —Rozó su piel—, eres como una droga para mí.

—Entonces créeme cuando te digo que no existe nadie más en este mundo para mí que tú.

—Astrid, —Hundió su rostro en su pecho buscando que lo abrazara—, te creo, creo todo lo que me digas, soy un tonto, perdóname por las cosas que a veces digo, por mis dudas, es solo que eres una mujer maravillosa y no quiero perderte.

—Jamás me perderás, tú y yo estaremos juntos por siempre.

—Ángel, —Acarició su rostro y besó sus labios, otra vez había cedido ante los encantos de Astrid, encantos que lo llevarían a ser enemigo de quien alguna vez creyó su hermano, pues la dependencia de Astrid con Drac crearía una fuerte rivalidad entre los dos amigos—.

Para Becca otro era el panorama, todo parecía ir a pedir de boca con Mirt, era como si la vida al fin empezara a sonreírle, sabía que Mirt no había vuelto a estar con Rachel ni con ninguna otra mujer del internado, cada noche dormía a su lado y lo sentía más suyo, más cercano más amoroso.

—Buenas días, —Escuchó decir, pero sus labios no podían contestar, su invasión la había tomado por sorpresa y no le dio tiempo a reaccionar, se abrazó a su cuello y mordió sus labios tratando de silenciar los sollozos de placer que amenazaban con salir—, vamos nena, no te reprimas, —La animó moviéndose con más rapidez—.

—Mirt no me hagas esto, —Dijo en un sollozo—, alguien podría oírnos.

—A esta hora no hay nadie en las habitaciones, todos están desayunando, no te cohíbas más, solo déjate llevar, — Dijo poniendo su rostro contra la almohada cambiando de posición, tomándola de la cintura y hundiéndose en ella una y otra vez, deslizó su mano hasta llegar a su clítoris y la rozó desencadenando así una oleada de sollozos que la dejaron sin aliento al llegar al orgasmo—, ya esta nena, ya esta, —Repetía mientras cortos besos desfilaban por su espalda, una ducha ayudó a que ambos se relajarán y estuvieran listos para desayunar—.

—Saldré yo primero, ¿va?

—Ok, —Miró divertido Mirt dándole una cachetada en el trasero—.

—Mirt, — Lo censuró con la mirada antes de salir, fue hasta el comedor y desayunó, la mañana parecía transcurrir normal, a las dos de la tarde decidió ir hasta la biblioteca por un libro, pero una conversación en la oficina del director logró captar su atención, su padre discutía con alguien, abrió con cuidado la puerta buscando tener un espacio para observar, pero su curiosidad la llevó a enterarse de algo más y a descubrir una verdad que para nada estaba preparada, cerró sus ojos con fuerza al escuchar las palabras que salían de los labios del hombre que tanto sentía amar y por un momento deseo que todo fuera mentira, pero eso no pasó, un nudo se formó en su garganta dejando que sus lágrimas al fin cayeran y como pudo salió de ahí, sentía que las fuerzas la abandonaban y el sentimiento de desolación no tardó en invadirla y destruirla por completo, sentía que su cuerpo temblaba como si en ese momento hiciera el más frío de los inviernos—.

— ¿Estás bien?, —La pregunta la tomó por sorpresa, era Alessandra—.

—No, —Logró responder entre torpes palabras—, ¿puedes ayudarme a llegar a mi cuarto por favor?

—Estás temblando, —La tomó del brazo—, es mejor que Reth te vea.

—No, no por favor, solo ayúdame a llegar a mi cuarto, no quiero que nadie me vea así, por favor, —Volvió a pedir—.

—Está bien, cálmate, —La llevó hasta su cuarto sin entender bien que pasaba y la vio romper en llanto, no le hizo falta ser adivina para saber que su dolor era por amor, ella lo sabía muy bien porque también se había quebrado de esa forma cuando descubrió la verdad de Alessandro—, iré por un té, ¿de acuerdo?

—Si, pero por favor no le digas a nadie que estoy aquí y mucho menos así, te lo suplico.

—No diré nada, solo trata de calmarte, —Salió dejándola sola y solo ahí pudo soltar toda su rabia y su dolor, la traición la estaba matando—.

RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora