Capítulo 23 "Corazón"

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Se había aferrado a él deseando que no la soltara, deseando que ese beso no terminara jamás, lo necesitaba y ahora más que nunca.

-Reth, -Susurró sobre sus labios-, alguien podría entrar-.

-Nadie entrará, -Aseguró-, la puerta esta con llave, -La cargó entre sus brazos y la llevó a la cama entre mimos y besos-, eres preciosa, -Dijo maravillado viendo su cuerpo, era la primera vez que la veía desnuda en todo el tiempo que llevaban teniendo intimidad, miró sus ojos y pudo sentir su inseguridad, colocó sus rodillas a los costados de la cadera de la hermosa joven que se sonrojaba ante la intensa mirada, quería que lo viera-.

Una piel llena de tatuajes quedó al descubierto, era poco el espacio en su cuerpo que no había sido cubierto y a ella le pareció precioso.

-Tócame pequeña, -La animó y ella no tardó en hacerlo, rozó su mano por su pecho acariciando los grabados que se encontraban en él, su piel era como el más bello lienzo que jamás había visto, siguió recorriendo embobada y pudo notar que había algo oculto tras ellos, pero decidió no decir nada-.

-¿Lo sientes pequeña?, -Preguntó tomándola del rostro-.

-Son hermosos, -Respondió tratando de evadir a su pregunta-.

-¿Sentiste lo que hay detrás de ellos?

-Si.

-Tuve un accidente hace algunos años, sufrí quemaduras, -Recordó lleno de rencor-, así que decidí cubrirlas con tatuajes.

-Lo siento tanto mi amor, -Se abrazó a él y depositó un beso en su pecho-.

-Créeme cuando te digo que yo más que nadie entiende lo que sientes, pero nosotros somos más que esto, -Señaló sus cuerpos-, una persona no se define por su físico, se define por lo que es, y tu eres una mujer excepcional, dulce, amable, cariñosa, tu sola sonrisa es capaz de iluminar el más gris de mis días, tu amor me llena y hace que esa parte de mi que creía perdida renazca en mi corazón, eres una gran chica, mi chica, -Recalcó haciendo que sus ojos se humedecieran-, no pequeña, -Secó con sus pulgares las lágrimas que empezaban a salir-, no quiero ver llanto en tus ojos, te quiero feliz, -Un beso fue el mejor calmante para el llanto que amenazaba con salir, ya no habría corazas, respiró aliviada sintiendo que se había quitado un peso de encima y correspondió a los exigentes besos que Reth buscaba en sus labios-.

El reloj marcó las siete y media de la noche, faltaba media hora para que todo empezara, pero eso poco o nada importaba para Reth y Astrid que sumidos en la pasión se perdían en un mundo en el que solo ellos existían y que daba lugar en su habitación, había recorrido con paciencia cada centímetro de su piel, a cada caricia un beso le seguía, entendía lo mucho que odiaba esas marcas y él quería hacerle saber que para él seguía siendo la mujeres mas hermosa de su universo.

-Reth, los invitados están esperando, es mejor que bajemos.

-No me interesa quien esté esperando.

-Mi amor, ¿no querrás que se cansen de esperarte?, -Subió sus manos hasta su rostro buscando su atención-, eres el director.

-Que se sienten si están cansados, -Volvió a besarla, dominándola, haciendo que cediera a lo que el tanto anhelaba,  un desfile de besos bajó por su cuello en busca de suaves pechos, atrapó el pezón con sus labios mientras su lengua bailaba al son de los latidos de su corazón, estremeciendo los hilos de su alma con cada roce, no quería perderse ningún detalle, quería grabarse cada gesto de la dulce joven que expectante observaba cada movimiento, subió inquieto su mano abriéndose paso entre sus muslos, buscando llegar a la fina línea de su portal que empezaba a humedecerse del dulce elixir que su cuerpo dejaba escapar por sus atrevidas caricias, y que su boca no tardó en buscar—.

—Reth no, —Intentó detenerlo, pero todo fue en vano, un pequeño beso se deposito en su monte de Venus haciéndola sobresaltarse, sintió su húmeda lengua pasear lentamente por su intimidad y supó que no podría pararlo, subió sus manos aferrándose a sus pechos y acariciándolos de manera sublime, mientras su boca invadía sin descaro alguno su intimidad—.

Se mordió el labio inferior intentado callar los murmullos de placer que pugnaban por romper el silencio de la habitación, sus roces la estimulaban llevándola al orgasmo y ni eso lo detuvo, aprovechó la docilidad de su cuerpo y entró en ella, sus penetraciones eran lentas pero profundas.

—Vamos linda, —La animó moviéndose con más intensidad—, no te cohibas, deja que pase, —Murmuró sobre su cuello, dejando que sus dedos buscaran aquel túmulo rosa que dispararía su placer—.

—Reth por favor, —Se abrazó a él intentando ahogar sus gemidos, pero él no se lo permitió, volvió apoderarse de sus pechos mientras su erección seguía sumergiéndose en ella y el pulgar  formaba círculos en su clítoris, no pudo resistirse mas, aquel hombre la estaba llevando al mismo al cielo y ella nada podía hacer, dejó que sus murmullos de placer sonarán como música para los oídos de Reth, el orgasmo les llegó casi a la par, dejándolos con las sensaciones a flor de piel, se sentó en la cama llevándose a Astrid entre sus brazos y dejándola a horcajadas sobre él, ella aún seguía moviendo sus caderas y se había abrazado a él buscando tranquilzar los espasmos que su cuerpo tenía por el placer experimentado, lentas caricias recorrieron su espalda hasta que la sintió relajarse y volver su respiración a la normalidad.

—Ya esta pequeña, ya pasó —Dijo besando sus labios en un acto cariñoso—.

RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora