Capítulo 43 "Una Pesadilla Hecha Realidad"

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Sintió que el mundo se desvanecía a su alrededor, sus palabras la habían tomado por sorpresa haciendo que perdiera el conocimiento.

-Mi niña, -Sonrió Lucifer tomándola entre sus brazos y sentándola en su regazo, besó su frente y la miró con todo el amor que su angustiado corazón guardaba, al fin la tenía a su lado, al fin podía sentirla suya otra vez, aunque él bien sabía que no sería por mucho tiempo, acarició su cabello en un tierno reflejo de cariño y se aferró a ella deseando no soltarla jamás-.

Había pasado algo de tiempo antes de que ella abriera sus ojos y notara que él la tenía cargada como una niña a la que le leen un cuento, hizo un breve recorrido por las manos que la abrazaban, ahí estaban esos anillos que recordaba, dejó que su mirada avanzara hasta encontrarse con la suya y no supo como reaccionar al ver de nuevo esa calidez en sus ojos, intentó alejarse de él, pero no se lo permitió.

-Suéltame, -Exigió forcejeando con él, pero todo fue en vano, se apoderó de sus labios sin darle tiempo a reaccionar-.

¿Que estaba pasando ahí?, intentó resistirse a su beso pero todo fue en vano, había caído en la ilusión cruel que ella creía le daba Lucifer, cerró sus ojos y se abrazó a su cuello deseando que ese engañoso beso no terminara jamás, se paró del sillón con ella rodéandole la cintura y la llevó hasta la cama, no tardó casi nada en desvestirla y en cubrir su cuerpo con tiernos besos, descendió hasta uno de sus pechos y los acarició con la lengua haciendo leves succiones.

-Detente, -Pidió-, estás engañándome, esto es un truco, tu no eres Alessandro.

-Claro que lo soy, y voy a demostrártelo, -Siguió su recorrido hasta llegar a su feminidad, a ese portal que le permitía sentirse en su hogar, deslizó muy lentamente la lengua en una caricia que para ella fue eterna, pero que despertó la pasión que solo Alessandro era capaz de despertar, cerró los ojos con fuerza al sentir los movimientos que su lengua hacía y que se complementaban a la perfección con sus caricias, era él, ese chico que sabía lo que le gustaba a su cuerpo y que la tocaba y amaba con devoción, apretó con fuerza entre sus manos las sábanas negras de seda al sentir que el orgasmo estaba por arrasarla-, vamos pequeña, no te resistas, -La animó volviendo a sus pechos a los que les daba leve mordidas y que se complementaban con los círculos que el pulgar dibujaba en su clítoris y que la llevaron a disfrutar del mas dulce de los frenesí, aprovechó el trance en el que se encontraba su chica y se posicionó entre sus muslos, entró en ella en un sólo movimiento tomándola por sorpresa y despertando de nuevo el fervor de su piel-, eso es pequeña, tu sólo deja que yo me encargue.

Cerró con fuerza sus ojos dejando que se apoderara de su ser, que la hiciera suya, llevaba tanto tiempo alejada de él, que lo único que quería es que ese momento no acabara jamás, deslizó sus manos por debajo de su cintura y la alzó hasta quedar sentado con ella encima de él, apoyó su frente en sus hombros mientras sus labios trataban de silenciar los sollozos de placer que pugnaban por salir, en esa posición lo sentía más profundo, la tomó por las caderas para que siguiera su ritmo, eran movimientos lentos al principio, per luego se tornaron exigentes.

-Esto no esta bien, -Dijo entre murmullos-, esto es un engaño, -Mordió su labio inferior al sentir como hacía que perdiera la cabeza-, esto es un engaño, tú no eres él-.

-Lo soy, -Respondió mientras seguía sumergiéndose en su interior, una y otra, y otra vez-.

-Ah, ah, ah, no sigas por favor, -Gimoteaba descontroladamente abrazándose a su cuello-.

-¿De verdad quieres que me detenga?, ¿es lo que quieres princesa?, -Susurró en su oído y ella no supo que contestar, besó su hombro y acarició su espalda tratando de dar calma a la lucha interna que Alessandra tenía en ese momento, el orgasmo terminó por arrasar con ambos y él se dejó caer en la cama con ella encima-, ya esta pequeña, ya esta, -Besó su coronilla tratando de calmar los espasmos que su excitado cuerpo aun no lograba apaciguar-.

-¿Qué he hecho?, -Se preguntó así misma sin esperar respuesta y dejó que su rostro se apoyara en el pecho de Lucifer, ya no sabía que pensar-.

-No has hecho nada malo.

-Engañé ha Alessandro.

-Ya te dije que yo soy Alessandro pequeña, -Le habló con dulzura-.

-Mientes.

-No lo hago, se que te debo una explicación, pero en este mismo momento lo único que quiero es hacerte el amor, -Afirmó apretando sus caderas para que sintiera como su erección volvía ponerse dura en su interior-.

-No, necesito explicaciones, yo..., yo quiero saber la verdad, -Exigió entre torpes palabras al sentir que volvía a moverse-, por favor, -Pidió casi en una súplica-.

-Lo necesito pequeña, tu también lo necesitas, no te resistas, -Apoyó sus manos en el tatuado pecho de su particular demonio tratando de alejarse, pero todo fue en vano, él la estaba haciendo suya de nuevo-.

RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora