Capítulo 5 "Alma"

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De ojos azules como el color del cielo en pleno verano, con una sonrisa capaz de iluminar el mas gris de sus días, tenía un cabello dorado que le  llegaba a media espalda y unas cuantas pecas que le daban un toque dulce que contra restaba con el rosa de sus labios, Alma, ese era el nombre de quien para él era la niña de sus ojos.

—Alma ven aquí, —Sonrió Reth persiguiendo a la joven por el parque—.

—Atrápame, —Lo retó alejándose mas y corriendo hacia un árbol entre risas—.

—Te tengo, —Dijo envolviéndola en sus brazos y recostándola en el verde césped—.

—Hiciste trampa, —Se abrazó a su cuello y este la besó—.

—Te amo, —Buscó su mirada deseando perderse en ella—.

—Yo también te amo Reth, te amo con todas las fuerzas de mi corazón.

—Entonces vámonos, huyamos de aquí.

—Lo haremos, mi amor, pero ahora no, faltan solo tres meses para que cumpla la mayoría de edad, cuando la haya cumplido tu y yo nos iremos, mientras tanto no, no quiero que mi padre busque una excusa para alejarte de mi.

—Nadie va alejarte de mi, —Aseguró—, estaremos juntos por siempre, nos iremos el día de tu cumpleaños

—Reth, —Se abrazó a él—, esperaré con ansias ese día, ese será mi mejor regalo, —Lo besó antes de despedirse, era tarde y tenía que volver, no quería levantar sospechas-.

————————EN EL INTERNADO————————

Subió hasta la habitación en busca de la joven y tocó la puerta varias veces hasta que la misma le contesto.

—¿Se encuentra bien?, —Preguntó Reth del otro lado-.

—Estoy bien, —Respondió con el tono de voz que tienen las personas al llorar, giró la perilla y decidió entrar al cuarto, la joven sonaba muy afectada por lo ocurrido—.

—¿Te han lastimado?

—No, estoy bien, —Volvió a responder la joven que sentada en la cama buscaba cubrir su rostro con su largo cabello—.

—Déjame verte, —Se acercó a ella y la tomó del mentón, tenía los ojos algo hinchados por las lágrimas que había derramado y una herida en la frente producto de la caída—, estás lastimada, hay que curarte.

—No de verdad estoy bien, esto no es nada, —Señaló su herida—.

—Esa abertura en tu frente necesita de puntos o no dejará de sangrar, tengo un botiquín en la oficina, ven conmigo, —La tomó del brazo y se la llevó haciéndola sentar en el sillón de la dirección, se colocó unos guantes y preparó una aguja para suturar la herida, aunque antes puso algo de anestesia en crema para que no le doliera—, listo.

—Gracias, —Se paró para irse, pero él la detuvo—, ¿pasa algo?

—Aún no he terminado, tienes raspones en las rodillas, hay que curarlos también, —Limpió con algo de alcohol los lastimados que tenía—,  ahora si, por cierto, toma estas pastillas cada ocho horas, te ayudarán con el dolor.

—Muchas gracias señor director, es usted muy amable, —Agradeció antes de salir de la oficina con dirección a su cuarto—.

"Alessandro, mi amado tormento, son tantas las noches que te he visto en mis sueños, que he deseado con todas las fuerzas de mi corazón no despertar jamás, tu ausencia me mata, ya no tengo paz, estoy viviendo un infierno, ya no puedo más, tal vez si duermo para siempre ya nada nos separe jamás".

Tomó el bote de pastillas para dormir que había comprado y virtió varias de ellas en su mano para tomarlas, buscando así dar fin a su tormento, se recostó en la alfombra esperando que el medicamento hiciera efecto y cerró sus ojos perdiéndose en las llamas de la chimenea.

—Alessandra, pequeña, ven aquí, —Escuchó que la llamaron—, vamos estoy esperando, ya no demores más.

—¿Alessandro?

—Si mi amor, soy yo, sube, —Se levantó emocionada y corrió gradas arriba hasta llegar a la habitación que se encontraba completamente a oscuras—.

—Alessandro, ¿dónde estás?

—Estoy aquí pequeña, —Escuchó un susurro a sus espaldas y pronto sintió unos brazos rodear su cintura—.

—Estas frío.

—Aqui siempre hace frío, -La estrechó contra él haciendo que se le helara la sangre y pronto sintió agua correr bajo sus pies—.

—Aless, ¡No!, —Gritó una voz desde el baño y las luces no tardaron en encenderse, miró a la cama y vio a Karina inconsciente, pero lo que más la impacto fue ver a  Alessandro desangrarse en la bañera tal cual ella lo había visto varias veces en su sueño, trató de correr en dirección a él, pero no pudo, Lucifer ya la había atrapado—.

—Teníamos un trato, —Repetía una y otra vez—, dijiste que no te acercarías a ella—.

—No he sido yo quién la ha traído, ella ha venido sola aquí

—Por favor no le hagas daño, —Pidió desesperado, trató de alcanzarla pero estaba muy débil como para mantenerse de pie y terminó cayéndose en el suelo—, mi amor perdóname

—Aless, Aless, —Escuchaban que le gritaban, era Zigor que la había encontrado e intentaba despertarla, sintió que se ahogaba y le faltaba la respiración—, despierta, despierta, — Repetía Zigor que le había metido los dedos en la boca para que regurgitara las pastillas que se había tomado—.

RETH "Capítulo 2 Obediencia" (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora