capitulo 6

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El roce de una lengua áspera en mi mejilla me despertó. Parpadeé unas cuantas veces para acostumbrarme a la luz del sol que atravesaba las espesas cortinas. Otro lametón hizo que abriera los ojos del todo y viera como un gato negro encima de mí me lamia la cara. Sonreí. Acaricié al gato.

-Hola Desdentado.

El gato maulló feliz de verme despierto. Me lo encontré junto la puerta de mi casa cuando aún era pequeño, estaba herido de una pata y no paraba de emitir sonidos parecidos a sollozos. Me lo quedé sin dudarlo, y le llame Desdentado cuando le vi bostezar por primera vez y vi que aun no le había salido los dientes. Era agradable tenerle cerca, y que me despertara de aquella manera.

Salí de la cama y corrí las cortinas haciendo que habitación se iluminara enseguida. Me estiré y bajé a la cocina para desayunar. Desdentado me siguió. Un aroma a huevos revueltos me llegó al entrar en la cocina. Una bonita sonrisa de mi madre me dio los buenos días.

- ¿Que tal has dormido cariño?

-Bien... supongo.

Aún seguía algo traumatizado por lo que paso ayer. Tan solo pensar en cómo nos obligaron a zee y a mí a besarnos... Y zee... ¿Cómo estaría? Después de la paliza que le pegó aquel chaval...

- Siéntate anda. Te he preparado huevos revueltos.

Esbocé una sonrisa. Mi madre era una persona muy tierna, siempre me trataba muy bien e intentaba entenderme y apoyarme en cualquier momento. Nos llevábamos muy bien, reíamos juntos y teníamos muchas cosas en común. Al contrario que con mi padre. No me parecía en nada a él, pero aun así conseguía llevarme bien con él.

Desayuné y subí a mi cuarto. Miré mi móvil, no tenía ningún mensaje. Me puse a hacer deberes mientras Desdentado estaba tumbado encima de la esquina de mi escritorio. Siempre hacía lo mismo. Aunque intentaba concentrarme en los deberes no paraba de pensar en Mew

En cuanto empezamos correr Mew y sus amigos nos siguieron. En aquel momento estaba asustado, no quería más peleas, yo no había hecho nada... Corrimos hasta haberles despistado lo suficiente. Nos paramos jadeantes. sammy nos contó cómo había salido del instituto y había visto el circulito de amigos y nosotros dentro. Como apartó a todos los que estaban en medio y como le empezó a pegar a Mew. Agradecí muchísimo que hubiera hecho aquello, no quería besar a zee…zee no dijo nada. Callado se fue a casa. Me quedé solo con sammy. Nos despedimos y ambos no fuimos a casa. No hice nada el resto del día, solo estuve dándole vueltas a lo sucedido.

El reloj dio la 1 del mediodía y deje de hacer deberes. Cogí de nuevo el móvil y esta vez sí tenía mensajes. Por un lado tenía uno de orn:

orn: Hola cariño. Te quería avisar de que hoy seguramente no pueda quedar. Mis padres quieren ir a visitar a unos tíos míos y quieren que vaya con ellos. Ya nos veremos mañana si eso. Te quiero. Bss.

Yo: No pasa nada. Nos vemos mañana. Yo también te quiero.

Pensé durante un segundo si orn se había enterado de lo de ayer. Espere que no, pero igual sammy se lo había contado... Tenía otro mensaje, y era de sammy:

sammy: ¿Qué tal estás saint? Espero que bien. Me da que zee lo está pasando fatal, aún no he hablado con él, no me contesta los mensajes. Y había pensado que quizás sí te conteste a ti. O por lo menos lo espero. Tu estate tranquilo, no le he contado a nadie lo que pasó, y tampoco lo voy a hacer. Creo que deberías quedar a solas con zee. Probablemente tenga algo importante que decirte.

Algo importante que decirme... Quizás sí, quizás me debía algunas explicaciones. Releí el mensaje y me fijé en que sammy parecía saber lo que Jack quería decirme. Tecleé la respuesta para sammy:

Yo: Estoy bien, de momento...No se qué pensar, estoy confuso y no paro de darle vueltas a lo que pasó. Creo que aún tengo que asimilarlo todo. Intentare quedar con zee haber que tal. Pero seguramente sea incómodo para los dos.

Suspiré. ¿De verdad sería capaz de quedar con él y hablar del tema? zee seguía siendo mi mejor amigo, pero después de aquello iba a ser diferente cuando estuviera con él.

Comí sobre las dos de la tarde y estuve un rato viendo la tele. Más tarde me di una ducha y me vestí de calle. Aún no le había enviado ningún mensaje a zee por eso cogí el móvil y fui a mandarle un mensaje, pero él había sido más rápido.

zee: ¿Podemos quedar solos tú y yo hoy?

Me extrañó que me hubiera enviado un mensaje. Pensaba que no lo haría. Entonces le contesté

Yo: Sí.

Zee me contestó enseguida, como si ya tuviera escrita la respuesta desde hace rato.

zee: A las 5:30 en el parque.

Yo ya estaba preparado para salir. Cuando eran las 5 salí de casa. Desde mi casa al parque había unos 25 minutos andando. También podía ir en metro, pero me apetecía andar. Caminé por las calles, no hacía mucho calor como en los anteriores días, pero tampoco hacía frío, era el clima perfecto. Por el camino pensaba en todo. Estaba nervioso. Era mi mejor amigo, no tenía que preocuparme tanto, pero era inevitable.

Ande durante 20 minutos, crucé unas cuantas calles y giré unas cuantas veces. Al final llegué cinco minutos antes de lo previsto. Me senté en un banco del parque a esperar. Aquel parque era uno de los sitios en los que quedábamos todos muy a menudo. Era un lugar muy amplio lleno de campas y árboles por todas partes. Era el sitio perfecto para pasear a tu mascota y para relajarse o leer un libro. Yo venía aquí mucho cuando era pequeño, jugaba con mis amigos al escondite y hacíamos merendolas y picnics para celebrar cumpleaños. Y seguía viniendo. En verano con toallas amplias y me colocaba a la sombra de los árboles con orn o con cualquier otro. Y en invierno a pasear y a patinar sobre hielo en una pista que ponían en navidad. Era un sitio ideal.
Contemplé con añoranza el parque, recordando buenos momentos. Y entonces fue cuando le vi. Andaba despacio hacia mí con unos vaqueros, una sudadera roja y unas zapatillas negras. Poco a poco se acercaba a mí, y yo decidí ponerme de pies. Estaba más nervioso de lo que pensaba. Cuando estuvo enfrente de mí me sonrió tímidamente. Tenía un enorme moretón en el ojo izquierdo y el labio inferior algo hinchado.

-Hola - dije.

-Hola - me contestó.

Hubo un momento incómodo de silencio en el que ni él ni yo sabíamos que decir. Y de repente zee se lanzó sobre mis brazos y comenzó a llorar. Lloraba desconsoladamente, aquello me partió el corazón. Le abracé fuertemente.

-Lo siento. Lo siento. Lo siento - repetía una y otra vez entre sollozos - Lo siento, saint. Lo siento de verdad. Perdóname. Te he mentido. Te he engañado. Me he engañado a mí mismo. Y mira lo que ha pasado...
¿Me había engañado? ¿Me había mentido? No le entendía.

-Tranquilo zee. Estoy bien.
zee se separó de mí. Tenía los ojos rojos y la cara mojada de las lágrimas.

-Pasó algo en la fiesta... cuando te fuiste.

Los ojos se me abrieron como platos ¿Qué había pasado? ¿Por qué nadie me contó nada? Zee me miró con una expresión triste. Y comenzó a hablar, a contármelo todo.

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