capitulo 11

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"Si decido quedarme" era una película que iba sobre una chica que se quedaba en coma y a base de sus recuerdos debía de decidir si quería vivir o morir. Era una bonita historia de amor que a ambos nos gustaba mucho. La había visto 5 veces, y me había leído el libro porque orn me obligó. Mi novia era una gran lectora y "Si decido quedarme" era sin duda su libro favorito y película favorita. Y la verdad, después de leerme el libro y ver la peli, a mí también me gustaba bastante.

orn estaba tumbada en el sofá con sus piernas colocadas encima de las mías y yo me encontraba sentado mirándola. Hacía rato que la película había terminado y estábamos solos en casa. Miré a orn  que jugueteaba con uno de sus mechones.

- ¿Qué miras idiota? - me dijo.

- ¿Qué pasa? ¿Ahora no puedo mirarte? - pregunté.

-El precio es de un piropo por mirada.

-Entonces ¿Cuánto vale un beso?
orn se colocó una mano en la barbilla pensativa.

-Mmmm... Una caricia.

- ¿Y con un beso que puedo comprar?
Orn  sonrió picarona.

-Descúbrelo tú mismo.

Me giré hacia ella. Orn  colocó sus pies alrededor de mi cintura. Apoyándome en el colchón del sofá comencé a bajar acercándome a ella delicadamente.

-Tienes los ojos más bonitos del mundo - dije como piropo para poder mirarla como ella me había dicho que hiciera.
Orn  se rió.

-Eres un puto cursi.

-Pero te encanta -dije acariciándole la mejilla para poder besarla.

-¡Venga ya!

La ignoré por completo y comencé besándole el cuello suavemente. Orn suspiró y puso una mano sobre mi cabeza revolviendo mi pelo. Me rodeó con sus piernas y colocó una mano en mi espalda que la metió por debajo de mi camiseta. Dejé de besarle el cuello y me dirigí directamente a sus labios. Empecé a besarla.

Notaba a orn  más cariñosa de lo normal, no solo hoy, sino también algunos días atrás. Desde el día de "nuestra noche" la había notado algo rara, o por lo menos me lo había parecido durante una semana más o menos. Pero ahora parecía lo contrario, parecía que aquel sentimiento que antes la hacía comportarse de una forma extraña había cambiado a estar más pegajosa conmigo. No me molestaba en absoluto, me alegraba de que fuese cual fuese el problema ahora ella estuviera feliz.

Nos separamos y nos quedamos abrazados tumbados en el sofá en silencio. Transcurrieron unos cuantos minutos hasta que orn volvió a hablar.

- ¿Sabes? Mañana mis padres tienen una cena con sus amigos y puede que no vuelvan hasta tarde - hizo una pausa para reírse - Si la fiesta se hace aburrida, o simplemente queremos intimidad... Ya sabes.

Me reí. Sin decir nada, me dispuse a besarla de nuevo, pero en cuanto nuestros labios se rozaron el sonido de la puerta al abrirse hizo que me separara rápidamente de orn  y me quedara sentado en el sofá de un salto. Orn  que seguía tumbada empezó a reírse de mí.

- ¿Qué andabais? - preguntó mi madre como saludo.

-Eh, chicos. Ir más despacio, no quiero ser abuelo tan pronto - dijo mi padre riéndose.

-Joder que puto susto...- me dije a mi mismo - No estábamos haciendo nada papa - chillé.

Mis padres cerraron la puerta y se acercaron a nosotros. Venían de la calle, seguramente habían estado con sus amigos tomando algo, lo solían hacer muy a menudo los fines de semana.

- ¿Mañana no tenéis una party hard? - preguntó mi madre - ¿No sería mejor que os fuerais a la cama para que mañana podáis disfrutar bien de la fiesta?

-Anda cariño, no les incites a volverse en unos borrachuzos fiesteros.

- ¡Divertirse un poco no esta mal! Dejales. Además, si te recordará como eramos tu y yo de jóvenes...

- No hace falta que me recuerdes nada- dijo mi padre mientras se reía - No querrás que estos dos jóvenes aprendan de nosotros.

-No, tranquilos, saint y yo no solemos beber mucho y encima no nos solemos quedar hasta tarde en fiestas así. Y bueno, también estaba a punto de irme a casa así que... - explicó orn.

-Hijo, te has echado la mejor novia del mundo. Responsable, inteligente, guapa... - dijo mi padre - No te sientas ofendida, cariño.

Puse los ojos en blanco.

-En serio ¿Papa? - dije.

-Tu padre tiene razón. Es perfecta - dijo la madre de saint- ¿Como me iba a sentir ofendida?

-Gracias – dijo orn entre risitas.

Miré a mis padres y a continuación a orn. Esta se encogió de hombros a la vez que me sonreía. Mis padres  nos miraban a los dos como si fuéramos un cuadro caro de un museo. Era algo incómodo.orn se levantó del sofá.

-Debería irme.

- Sí, igual mejor. Tenemos que dormir, como dicen mis padres.

La acompañé hasta la puerta que estaba a solo 6 pasos del sofá. Nos despedimos con un breve pico en los labios.

-¡Ooooh! Que cuquis.

- ¡Mama! ¡Cállate!

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