capitulo 46

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-Sano y salvo- dije empujando a zee por la puerta de su casa.

-¡zee!- Andrea que nos acababa de abrir la puerta agarró fuertemente a su hermano para darle un abrazo.

-Madre mia, ni que hubiera estado un año fuera - murmuró zee.

-¡Estas mojado! -dijo Andrea separándose de él en el instante.

-¡Oh genia! Está lloviendo ¿Qué esperabas?

Andrea me miró.

-¿Tu también? ¿Pero ya sabéis lo que es un paraguas?

-Hemos tenido un pequeño contratiempo con eso - dije pasándome la mano por el pelo.

zee me miró y se empezo a reir. Andrea volvió a mirar a su hermano y de nuevo a mí. Todos nos quedamos en silenc
io. Andrea nos miraba a los dos.

-Bueno...- dije para romper el silencio - ¿Me vas a dar algo por el rescate oh...?

-Sí, sí! ¡Pasa!- dijo Andrea.

Entré dentro y cerramos la puerta de la calle. Agradecí el calorcito que había dentro de la casa ya que estaba congelado.

-Gracias por traer a mi hermano a casa, saint. Y tú... -miró a zee- ¡Maldito! ¿¡Sabes lo preocupada que estaba!?

-Lo siento - se disculpó zee.

Andrea miró enfadada a zee.

-Oye ¿Qué te parece si nos traes unas toallas? - zee empujó suavemente a su hermana - Gracias.

-No soy tu chacha - se quejó Andrea.

-Pero me quieres y por eso lo vas ha hacer.

Andrea le dedicó una mirada asesina y después se dio la vuelta dirigiéndose hacia las escaleras. zee me miró y me sonrió. Le devolví la sonrisa. Nos quedamos callados sin saber qué decir.

Por un momento pensé en lo que acababa de pasar hace diez minutos en el parque. Cuando había salido de casa no había pensado en que acabará arreglando nada con zee. Pero estando allí, delante de él, viéndolo mojado y deprimido... Empaticé demasiado con como para dejarlo allí llorando. Además, la tentación de besarle bajo la lluvia fue incontrolable.

-¡saint!- oí la voz de Oscar llamarme- No sabía que vendrías. De verdad que no me lo esperaba para nada.

"Yo tampoco" pensé. Oscar se acercó con la intención de darme un abrazo, pero enseguida se paró al ver que estaba mojado. Yo me reí y le ofrecí la mano para un apretón el cual Oscar lo aceptó sonriente.

-¿Qué os ha pasado para estar tan... - Oscar nos señaló con las manos de arriba a abajo- Mojados?

-Hemos perdido el paraguas - dije.

-¿Cómo? - preguntó Oscar.

Miré a zee en busca de una respuesta para su tío. Pero este lo único que hizo fue soltar una pequeña carcajada. Oscar nos miró expectante.

-¡Toallitas secas!- dijo Andrea bajando las escaleras.

Agradecí que Andrea apareciera con las toallas. No me apetecía explicarle a Oscar lo que le había pasado al paraguas. Andrea nos dio una toalla a los dos, y dándole las gracias me coloqué la toalla a mi alrededor.

-¡Oscar, Oscar! - le llamó Andrea a su tío - ¿Podemos hacer chocolate a la taza? ¡Porfi porfi! Así le agradecemos a saint el rescate.

-De acuerdo- dijo Oscar suspirando - Pero tu me ayudas

-Sí, sí. Yo te ayudo- insistió Andrea.

-¿He oído chocolate?

Todos nos giramos para ver a una niña asomándose por la puerta de lo cocina. Me reí.

-Hasta que no termines tus deberes no va a haber chocolate para ti, Vian - dijo Oscar.

Vianey se volvió a meter en la cocina y Oscar fue detrás suyo. Andrea nos miró a los dos de nuevo. Su mirada iba de uno al otro, como si hubiera algo raro en ambos.

-¿No tenías que prepararle una taza de chocolate a saint? - dijo zee dándole a entender a Andrea que quería que se fuera.

Andrea no dijo nada. Nos volvió a mirar y después se fue a la cocina, pero antes de desaparecer por la puerta se volvió a girar para mirarnos.

-¡Andy! - le llamó su tío desde el interior de la cocina - Déjalos en paz.

Finalmente Andrea se fue. Yo me reí.

-¿Qué le pasa a tu hermana? - le pregunté.

-Creo que le parece raro que estés aquí y que actúes como si no estuvieras enfadado conmigo- contestó zee dirigiéndose al sofá y sentándose en él.

-¿Se lo has dicho?- dije siguiéndole al sofá - ¿Le has contado lo que pasó y todo eso?

Me senté a su lado.

-¿Hola? ¿Has olvidado quién es?- dijo zee extrañado - Es Andrea, ya sabes que se lo cuento todo.

-Bueno, sí... Pero no pensaba que tanto.

zee no contestó. Me sorprendía bastante lo mucho que me costaba sacarle un tema de conversación. Siempre había sido mi mejor amigo y nunca tuve problemas para romper silencios incómodos con él, pero ahora no se me ocurría qué decir. zee miró al suelo pensativo, parecía triste. Me dieron una ganas terribles de pegarme a él y abrazarlo por horas, pero no me moví ni un centímetro, tan solo lo miré.

-¿Cómo has cambiado tan rápido de decisión? - zee rompió el silencio.

-¿Eh?- no le entendí.

-Digo... Pensaba que me odiarías por el resto de tu vida. Pensaba que no podía hacer nada para recuperarte ni como amigo. Pero me confundí... - zee apartó la vista del suelo para mirarme - ¿Por qué? ¿Por qué me has perdonado?

-Porque me di cuenta de que estaba siendo un gilipollas.

-¿Tú? ¿Gilipollas? - zee se rió - Pues entonces compartimos etiqueta.

-No, pero enserio - dije haciendo que zee parara de reírse - Cuando me enfade contigo y conorn y sammy, me alejé de mis mejores amigos, me hice sufrir a mi mismo y os hice sufrir a vosotros. Y para el colmo la he liado más aún con mi padre. Si hubiera pensado un poco más con la cabeza me podía haber ahorrado todo eso.

-¿Y cómo llegaste a esa conclusión?

-Es una historia un poquito larga... - hice una pausa para pensar un poquito en la "Historia"- Aunque ahora que lo pienso, a lo largo de esa historia he descubierto bastantes cosas que puede que te interesen.

-Soy todo oídos - dijo zee poniéndose cómodo en el sofá- Tenemos tiempo hasta que hagan el chocolate.

Tarde un rato en decidir cómo contarlo todo en el orden adecuado y una vez que empecé ha hablar ya no pude parar. Le conté todo lo que pude comenzando con la historia de day.
Cuando lo conté lo de Guy me imaginé que se sorprendería, pero zee no dijo nada, tan solo siguió callado atento a lo que le contaba. A continuación le expliqué el encuentro con natt en la cafetería del centro comercial y como nos fuimos a su casa. Le hablé de la fiesta, de sus invitados, de los juegos que hicimos y de cómo acabé borracho. También le conté todo lo que fah me dijo, su relación con Mew, su historia con sammy y el plan de Mew de joder a zee, incluso que me deprimí escuchando a fah y me pusé a beber como un loco. Y para terminar mi "historia" le conté lo que natt me aconsejó más el recibimiento que tuve en casa con mi padre.

En cada apartado de mi historia incluía lo que yo pensaba al respecto. Con lo de fah yo opinaba que debíamos arreglar todo el asunto de orn y fah no tenía sentido que se llevaran tan mal, y zee coincidía conmigo. También le dije como había estado pensando en todo y como natt me convenció de que le perdonara a zee.

-Supongo que le tendré que dar las gracias a natt - dijo zee cuando terminé de hablar.

-Sí... Bueno, y puede que a day también.

El trató de convencerme para que te perdonara. Supongo que al fin y al cabo después de que me estuvieran diciendo una y otra vez que volviera contigo yo acabé admitiendo que ellos tenían razón. Me estuve negando a mi mismo que de verdad te quería, pero negarse una verdad a uno mismo no suele funcionar.

-¡Oh! Que mono, me quieres - dijo zee acurrucándose junto a mí y poniendo su cabeza en mi hombro - Estoy de acuerdo, yo también me negué a mi mismo que era gay, y mucho más aún que me gustaba mi mejor amigo. Pero ahora ya no lo quiero negar.

Sonreí. Me sentía bien, me sentía feliz. Nunca debía haberme enfadado con zee por mucho daño que me hubiese hecho. Al fin al cabo lo único que me había hecho había sido ocultarme algunas cosas. Quizás yo también debía agradecerle a natt y a day por convencerme.

-Oye - dijo zee levantando la cabeza de mi hombro para mirarme - ¿Y qué es eso que tienes con day?

-Eh... Ah... - me quedé algo perdido sin saber a qué se refería hasta que me di cuenta de que estaba hablando - ¡Eso se lo ha inventado mi padre!

zee se rió.

-Se lo inventaría por algo ¿No crees?

-Sí - dije suspirando - Obviamente se piensa que soy homosexual o algo así. Y que le he puesto los cuernos a mi novia o algo por el estilo.

-Bueno, no anda muy lejos.

Le miré a zee

-Pues esperate a que se entere de lo nuestro...

-¿Y qué es lo nuestro? - me preguntó.

Me encogí de hombros. La verdad es que no tenía ni idea.

-¿Amistad con mucha confianza? - dije dubitativo.

Zee se volvió a reír.

-Es mejor que nada - contestó zee  acercándose más a mí.

Me imaginaba aquel panorama. Dos mejores amigos, empapados, sentados sobre un sofá, envueltos en una manta que les hacía parecer un saco de patatas mojado. Básicamente, dos sacos de patatas mojados besándose en un sofá. Lo más normal del mundo.

-Pensé que no te volvería a besar jamás - susurró zee cuando se separó de mí.

-Te equivocaste.

zee sonrió y cerró los ojos. Lo tenía tan cerca que nuestras narices se rozaban. Posé mis labios sobre los suyos para volver a besarle. Si por mi fuera, estaría en aquel sofá convertido en un saco de patatas mojado besando a mi compañero convertido en un saco de patatas albino mojado por la eternidad. Pero no pudo ser posible.

-¡Lo sabía! - gritó Andrea haciendo que zee y yo nos separamos del susto.

-¡Enhorabuena!- dijo zee irónicamente.

-Sabía que lo habías arreglado - Andrea se acercó a nosotros quedándose de pies enfrente del sofá - ¡Yay! Que alegría.

Yo me reí. Me hacía gracia como se ponía Andrea.

-Bueno parejita. El chocolate está listo.

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