capitulo 63

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Entre besos mis pensamientos dejaron de ser preocupaciones y trate de poner toda mi atención en zee. Aunque por mucho que me descontrolaba el roce de nuestros labios seguía estando nervioso.

Las puntas de mis dedos pasaron por su nuca para llegar a su pelo y enredarme allí. Zee tensó su cuerpo y apretó las manos agarrando el disfraz por mi cintura. Parecía querer arrancarme el disfraz para poder tocar y sentir mi piel, y la verdad es que yo también quería notar sus manos acariciando mi desnuda cintura. Pero no aún.

Recordé que le debía algo a zee. Y en ese momento me dio igual hacerlo. Me levanté de la cama sin separar mis labios de zee. Noté que zee también intentaba levantarse pero le empujé de los hombros para que siguiera sentado. Me agaché haciendo que zee bajara la cabeza siguiendo mis labios hasta que le separé de mí con delicadeza. Estaba de rodillas en el suelo delante de él.

Le miré desde abajo y él me miraba desde arriba. Sentí mariposas en mi estomago. Estaba nervioso.

—saint... — susurró zee— ¿Qué vas ha hacer?

Mantuve la mirada sin decir nada. Si hacía esto era porque le quería. Y tras darle un último vistazo a sus preciosos ojos baje la mirada hacia su cinturón. Cuando comencé a soltar su cinturón me di cuenta cuan nervioso estaba, mis manos temblaban y me costaba soltar el pantalón. Zee no dijo nada. Conseguí soltar el cinturón y el pantalón, y entonces tiré de él obligándole a quitarselo. Zee me ayudó levantándose un poco de la cama, pero una vez bajados le volví a forzar a sentarse. Estaba controlando la situación por completo.

Miré sus calzoncillos como si les tuviera miedo. Respiré y después metí la mano para encontrarme con el ya conocido pequeño zee. Aún estaba pequeñito por lo que lo agarré con mi mano derecha la cual comencé a mover suavemente de arriba a abajo. Miré a zee. Esté suspiró y después se mordió el labio inferior mirándome con la cara más pervertida que había visto en mi vida. Le sonreí tímidamente.

—Es la primera vez que un conejo me hace una paja — dijo.

No pude evitar reírme.

—Y una mamada... — dije — Ten cuidado que no te vaya a morder.

Zee esbozó una media sonrisa para luego mirarme con los ojos bien abiertos. Bajé la mirada par comprobar que tal iba la cosa. El tacto era extraño, era algo blandito y caliente que por momentos se ponía más duro. Y ahí fue cuando me fijé en su tamaño que aún le quedaba por crecer. Nunca me había comparado la mía con la de él, pero di por hecho que la de zee era muchísimo más grande que la mía. Lo que extrañamente me excitaba a parte de echarme un poco para atrás.

Al oír cómo mi compañero suspiraba sutilmente hizo sentirme poderoso, otra vez. Me encantaba aquella sensación, el ser capaz de provocar aquello a zee. Y como había previsto, el poder me hizo tranquilizar. "Tú mandas, saint" Me repetí. Y sin pensarlo me metí el glande en la boca.

Calor fue lo primero que sentí, mucho calor, y un sabor salado en mi boca. Zee emitió un pequeño gemido. No pude resistirme a excitarme muchísimo. Sentí como mi pequeño yo comenzaba a despertar allí abajo encerrado entre tantas capas. Con la punta en mi boca moví la lengua sobre el. Después, al igual que hizo zee conmigo, pasé la lengua por todo su miembro. Le miré con curiosidad de ver cómo estaba. Zee se tapaba la boca como si estuviera evitando hacer ruido alguno. Sonreí. No iba a permitir que zee se quedara callado. Debía hacer que soltara las manos de la boca y comenzara a soltar aquellos sonidos que tanto me gustaba oír.

Y allí me dirigí, a atacar el miembro que gritaba de deseo. Me lo volví a meter en la boca pero esta vez traté de que fuera más adentro. Poco a poco fuí engullendo su pene hasta que sentí que me atragantaba. Moví la cabeza hacía arriba mientras con la punta de la lengua iba repasando todo su miembro. Zee gimió. Debía gemir mucho más.

Sin sacarmelo de la boca volví a bajar. Una de mis manos agarraba su miembro mientras se lo chupaba, y la otra la puse al lado de su muslo que acariciaba y de vez en cuando metía la mano dentro de los calzoncillos de zee.

No era tan asqueroso como había imaginado, sino muy excitante al saber que estabas estimulando a una persona que gemía de placer gracias a tí. Por otra parte, yo no sabía cuánto medía el pene erecto de zee, pero parecía mucho más grande dentro de mi boca que a simple vista. Al principio me limité a chuparsela lentamente de arriba a abajo y tratando de que me entrara entera en la boca. En más de una ocasión lo conseguí, pero enseguida tenía que sacarlo porque me ahogaba.

Los gemidos de zee comenzarón a sonar cada vez más siguiendo un patrón. Ahora si que no podría quedarse callado. Sentí como la mano de zee se posaba sobre mi cabeza para moverme más rápido. Se me erizó la piel. Zee quería más. Yo quería ser quien controlara la situación pero me dio mucho morbo que fuera mi amigo quien me obligara a ir al ritmo que él quería. Así que me volví fiel a la mano de mi amigo.

Como ya había imaginado, lo que zee quería era que fuera más rápido, y eso hice, aunque esta vez, al ir más rápido, no podía meterla más adentro, pero eso le dio igual a zee.

—Aaah... Sí... — tembló la voz de zee — Buen conejito...

Su mano cada vez iba más rápida, como mi cabeza. Hundí la mano en los calzoncillos de zee para apretar su nalga izquierda. Aquello era demasiado. Me encantó que me llamara conejito, aunque por el calor que tenía ya estaba deseando quitarme el disfraz y pasar de ser conejito a pequitas.

Me imaginé el panorama desde el punto de vista de zee. Debía de ver un cuerpo envuelto en un pelaje gris que movía la cabeza de arriba a abajo haciendo que las orejas del disfraz se movieran con él. Totalmente la fantasía sexual de mi novio. Y aquí estaba yo, para hacerla realidad, y esperaba que así fuera.

Seguimos igual durante algo de tiempo que no sabía exactamente. Juraría que ya llevaba así unos 6 minutos. Sabía que todo aquello estaba apunto de acabar, sobre todo cuando me di cuenta que los gemidos de zee ya no podían ser más altos y ya no podía ni pronunciar mi nombre entre gemidos.

—saint... Ah... — comenzó a hablar zee — No...No puedo.... Aguantar... Aaaah... Maaaaaás

Zee se retorció apretando mi cabeza hacia abajo. Yo tan solo me quedé quieto con los ojos cerrados y jugueteando con mi lengua sobre su miembro que estaba casi hundido entero en mi boca. "Esta llegando" Me dio tiempo a pensar en unas milésimas de segundo antes de que realmente pasara.

Y así fue como mi amigo explotó. Antes de notar nada sospechoso, oí a zee gemir tan alto de placer que parecía que le estaban torturando. Y entonces fue cuando noté algo viscoso y caliente llenandome la boca. "Aguanta" Me dije a mí mismo esperando a que zee terminara de soltarlo todo, cosa que me resultó imposible ya zee empujaba mi cabeza hacia abajo y me atragantaba con su miembro.

Como instinto empecé a hacer fuerza hacia arriba para que zee dejara de apretar hacia abajo y pudiera sacar su pene de mi boca. Zee se dió cuenta de lo que sucedía y enseguida aflojó su mano dándome libertad y quité la cabeza de allí. Pero al parecer zee no había terminado y un espeso líquido blanco salió disparado hacia mi cara. Cerré los ojos con fuerza. Podía oír a zee tratar de conseguir aire. No supe qué hacer por un momento. Tenía aquel líquido por toda mi cara y cuello, y también dentro de mi boca, cosa que no resultaba muy agradable.

"Tragatelo" Me dije a mi mismo. Pero no podía. Sentí una arcada con ganas escupirlo todo en la alfombra, pero me aguanté el impulso. Al final conseguí tragarmelo. Volví a cerrar los ojos con fuerza.

—¡Qué asco! — exclamé — Está malo.

El sabor no era del todo agradable. Era extraño, incomparable. Tenía toques salados y ácidos, aunque tampoco era como para vomitar, pero no era algo que se podría decir que estaba rico. Abrí los ojos para ver a zee sorprendido. El agarró mi cara para mirarme de cerca. Zee tenía las mejillas rojas.

—Lo... Siento...— dijo mirándome preocupado y después soltó una risita — Espera — zee se levantó y cogió algo de la mesilla de noche. Un pañuelo de mocos. Después de arrodilló a mi lado y me comenzó a limpiar la cara — El tuyo tampoco es que fuera una delicia.

—Pero no pareció disgustarte.

—Hay que aprender a aguantar ciertas cosas.

—No se si podré con esto...

Zee apartó el pañuelo cuando aún no había terminado de quitarmelo todo. Lo miré aturdido, y entonces me di cuenta de que me había dejado parte de mi cuello manchado aposta. Para mi sorpresa, zee me agarró de la cabeza y pasó su lengua limpiando mi cuello.

—¿¡Qué haces!? — dije sorprendido.

Zee no contestó. Siguió lamiendo mi cuello provocando que se me pusiera la piel de gallina, o más bien de conejo. También pasó la lengua por mi morro donde el anteriormente me había limpiado, y llegó a mis labios. Cuando su lengua pasó por allí sentí la necesidad de sacar también la mía. Era extraño todo aquello pero como me dijo perth "El sexo ya es sucio de por sí". Mi lengua salió en busca de la suya y esta la recibió con alegría. Zee se inclinó sobre mí haciendo que me cayera al suelo y el se quedara encima mio.

Poco a poco zee me besaba con más y más pasión metiendo su lengua todo lo que podía en mi boca. No debía de saber muy bien mi boca ahora mismo, pero zee aún así seguía comiéndome el morro. El cuerpo de zee sobre el mío me comenzó a dar un tremendo calor por lo que tuve que pararlo.

—zee... — dije separandome de él — Me estoy muriendo de calor.

Los ojos de mi novio brillaron de emoción y se quitó de encima mío lo más rápido que pudo. Debía de estar deseando verme desnudo. Zee me dio de las manos para ayudarme a levantarme.

Y con la misma pasión de antes me abrazó para besarme igual. Gemí en el beso para que parara y me quitara de una maldita vez aquel tortuoso disfraz. Zee separó su boca para decir:

—¿Llevas algo debajo? — zee sonrió con picardía.

—Sí. Una camiseta y unos pantalones que están haciendo ¡Que me ase vivo! —me quejé — Y te recuerdo que no soy un conejo para cocinar.

—Jo... Te hubiera quedado bien contestarme: "No llevo nada debajo" — zee se rió — Y bueno, igual no eres para cocinar pero yo te voy a comer igualmente.

—Tss... No — dije serio — A mí no me va comer nadie. Más bien yo te voy a comer a ti.

La sonrisa de zee desapareció de golpe. Me empecé a reír y después le besé. Ya podía decir que estaba más tranquilo, pero no del todo.

El  busco la cremallera del disfraz pasando sus manos por mi espalda. Cuando dio con él, fue bajandolo poco a poco mientras me besaba. Delicadamente me quitaba el disfraz de los hombros y yo le ayudaba sacando los brazos de él. Al fin comencé a notar que el calor iba disminuyendo, pero no del todo. Aún seguía sintiendo el calor del deseo. Al igual que zee al parecer, quien ya había tenido el primer orgasmo de la noche, pero aún seguía dispuesto a continuar.

Se suponía que los más difícil para mí ya había pasado. Simplemente comenzar dominando... Pero en realidad, si lo pensaba bien, lo que estábamos a punto de hacer era mucho peor. Y como siempre odié esa característica mía, de preocuparme demasiado, me puse nervioso por mis auto-torturas en forma de pensamientos.

Poco a poco, y como si fuera una muñeca de porcelana, zee me acabó quitando el disfraz entero y antes de ello sentarme en la cama para quitarme las zapatillas. Me sentí como una princesita atendida por un caballeroso príncipe, y me gustó aquella sensación por muy cursi y afeminado que fuera, pero aún así no era lo que yo tenía en mente.

El simple hecho de dejar que zee me tratara así hacía que me pusiera más nervioso, así que intenté evitar sus caricias y ser algo más brusco y directo. Agarré a zee de la camiseta y le tumbé sobre la cama para ponerme encima suyo. Al principio zee me miró asombrado pero despues, como siempre hacía, me sonrió.

Mis piernas se colocaron cada una a los lados de las caderas de mi novio y antes de inclinarme me quité la camiseta. Noté como si me quitara algo pesado de encima, aún tenía calor y quería estar desnudo cuanto antes. Cuando tuve el pecho al descubierto tiré la camiseta lanzandola lo más lejos de mi posible y me agaché para desacerme de la de zee y así dejarlo completamente desnudo Se la quité muy fácilmente ya que el me dejo y a continuación me dediqué a besar su torso y su cuello delicadamente, ahora la princesita era él.

—¿Qué te ha pasado conejito? Te veo muy directo — dijo zee mientras le besaba —Antes estabas más tímido, y ahora me atacas.

Ignoré a zee dejando besitos por todo su pecho.

—¿Estás intentando ser un seme? Pues oye, no se te da tan mal. Me sorprendes conejito  — siguió hablando — sammy no se lo va a creer...

—Callate — levanté la cabeza un segundo para mirarlo. Zee se quedó callado. Volví a centrarme en lo mio.

—Vaya... Qué mandón...¡Ah!— exclamó zee cuando le mordí en el hombro — ¿¡Qué haces!? ¿¡Pensaba que lo de comer no era literal!?

Me reí.

—Lo siento. Es que te veo muy apetitoso.

—Ah... Esto... Eh... — zee pareció ponerse nervioso de golpe.

Ahora ya entendía porque le gustaba tanto ponerme nervioso a posta. Era muy adorable.

—Relájate zee. Y callate anda.

Zee se calló de inmediato. Sonreí. Me esperaba una noche interesante.

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