capitulo 47

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Soplé unas cuantas veces el contenido de la taza antes de llevarme el chocolate a la boca. Quemaba, pero no me importaba ya que aun estaba muerto de frío. Pegué un pequeño sorbo para no quemarme la lengua y volví a dejar la taza sobre la mesa rodeándola con mis manos para obtener el calorcito del chocolate.

-¿Sabéis lo que le falta a esto? - dijo zee mirando el interior de la taza - Unos churros para untarlos en el chocolate.

-Pues los haces tú - respondió Oscar.

Andrea se rió mirando a zee. Zee le sacó la lengua. Volví a coger la taza para intentar volver a beber.

-Te veo más animado de lo normal zee - dijo Oscar mirando a zee.

-Es que su amorcito le ha perdonado - explicó Andrea en un tono burlón.

Oscar me miró. Yo me quedé callado sin saber qué decir.

-No quiero ser cotilla ¿Pero que ha pasado para que os enfadarais y todo eso?- preguntó Oscar.

zee y yo nos miramos. No sé en qué estaría pensando zee, pero yo, desde luego que no quería contárselo. Tampoco me importaba que Oscar lo supiera, pero en ese momento precisamente no creía que fuese el más adecuado. Además era una historia bastante larga y yo no quería ver la reacción de Oscar. Así que si zee quería contárselo, que lo hiciera cuando yo no estuviera.

-Es muy complicado de explicar - contestó zee.

-Lo es - admitió Andrea -No veas qué telenovela se han montado...

-Cállate - se quejó zee

Andrea se volvió a reír.

-Yo sé - todos miramos a Vianey - La novia de saint le estaba engañando con la sammy a saint, porque sammy estaba enamorada de orn y orn también sentía algo. Entonces, zee lo sabía porque sammy se lo contó, porque son mejores amigos, y zee no se lo contó a saint , porque orn y sammy le pidieron que no se lo contara, y así mientras sammy y la novia de saint estaban juntas aprovecharon para saber si a saint le gustaba zee y...

-¿Cómo sabes todo eso? - le interrumpió zee atónito.

Todos nos habíamos quedado callados mirando a la pequeña escuchando su breve resumen de todo.

-Te oí cuando se lo contaste a Andy.

Andrea miró a zee y soltó una carcajada.

-Todo te sale mal hermanito.

-Bueno pues eso pasó- le dijo zee a Oscar ignorando a su hermana.

-Y también que... - trató de seguir hablando Vianey.

-No... No pasó nada más - le volvió a interrumpir a Vianey.

-¿Por qué tienes tanto miedo de que me lo cuente? - preguntó Oscar cogiendo su taza y bebiendo un trago.

-Por qué me siento muy mal de tan solo pensarlo, y no quiero recordarlo, ni tampoco que sepas lo horrible que es tu sobrino.

-Bueno si saint te ha perdonado será porque no eres tan horrible ¿No?

Todos me miraron de golpe. Me puse nervioso ¿Esperaban que dijera algo o...?

-No. No eres horrible - dije - Un poquito mentiroso... Pero puedo vivir con eso.

-Gracias - dijo zee irónicamente.

Sonreí.

-Osea que tengo un sobrino mentiroso eh... -Oscar soltó una carcajada -Lo sospechaba desde cuando rompiste la lámpara de la sala y le culpaste a Vian.

-¿Rompiste la lámpara de la sala? - me reí.

-Se me escapó un cojín de las manos - dijo zee.

-No, estábamos jugando a guerra de cojines y me lo tiraste...- recordó Vianey.

-No entres en detalles Vian - dijo zee para que Vianey se callara - Se me escurrió el cojín.

-¿Cómo se te va a escurrir un cojín?- comentó Andrea.

-Que sí. Te lo juro.

-¡Mentiroso! - gritó Vianey

-Menuda familia...- murmuró Oscar.
Me reí aún más.

-No soy un mentiroso - dijo zee.

-No. Solo camuflas la verdad - concretó Andrea.

-¡Oscar! me estan dejando mal - se quejó zee.

-Bueno vale, ya, parad - dijo Oscar mientras se reía - Por que zee sea un mentiroso no quiere decir que lo tengáis que humillar.

-No me lo puedo creer - zee cogió la taza y bebió - Ya no tengo nada que ocultar ¿No? Pues ya está. Fui un mentiroso. Pero ahora no lo soy.

-Hasta que no admitas lo del cojín seguirás siendo un mentiroso ¿No?- dijo Andrea.

-Vale –zee dejó la taza - Me cargué la lámpara de la sala con un cojín ¿Todos contentos?

-¡Sí! - chilló Vianey.

Zee suspiró cansado. Yo me reía de la conversación, y más aún al imaginarme a Jack rompiendo la lámpara. Estuvimos en la cocina charlando de múltiples cosas mientras bebíamos chocolate, por suerte no volvió a salir el tema de nuestro enfado. Me encantaba estar con la familia de zee, siempre conseguían que me acabara riendo, era como mi segunda familia.

Cuando dieron las 8 de la tarde les dije que me tenía que ir a casa, pero aun seguía algo mojado, así que Oscar le propuso a zee que me dejara algo de su ropa para volver a casa. Les dije que no hacía falta pero zee me acabo prestando hasta calcetines. Me dieron una bolsa para mi ropa, un paraguas grande y a zee como compañía para ir hasta casa.

Y así volví a casa. Con unos vaqueros negros y una sudadera roja. Realmente era cómoda su ropa, sobre todo el olor a zee que me venía de la sudadera. zee había insistido en acompañarme, por lo cual lo tenía a mi lado agarrado a mi brazo para no mojarse.

-Son 4 euros el viaje y 3 el alquiler de la ropa - dijo zee cuando llegamos a la puerta de mi casa.

Me reí irónicamente.

-¿Te lo puedo pagar de otra manera? - le seguí el rollo.

-Bueno... Puede.

-Pues entonces te pagaré otro día.

Me solté de zee para sacar las llaves y entrar a casa.

-¡Espera!- me llamó zee - ¿No te despides de mí?

-Ah, sí. Adiós - levanté la mano para decirle adiós.

zee frunció en ceño.

-Lo siento - dije riéndome - Sí mi padre nos ve me arranca la cabeza ¿Y no querrás que saint muera?

zee sonrió y se dio la vuelta con el paraguas para irse.

-Adiós - se despidió.

-zee - lo llamé. Zee se giró - Me tienes que decir donde compras la ropa interior porque tus calzoncillos son muy cómodos.

zee se puso rojo y sin decir nada se volvió a dar la vuelta. Yo me reí, y abrí la puerta de casa. Me encantó el entrar en casa y no encontrarme a mi padre delante de mí con los brazos cruzados. Pero para mi sorpresa mi madre era la que estaba por allí.

-Si los compra en alguna tienda cara no te pienso comprar calzoncillos nuevos, que te los regale él.

Ahora el que se puso rojo fui yo. Mi madre se rió.

-Lo siento, necesitaba decirlo- dijo mi madre tapándose la boca para no seguir riendo.

La ignoré yendo a la cocina, mi madre me siguió.

-Y bueno ¿Qué te ha pasado como para sufrir este repentino cambio de look?

-Se me ha roto el paraguas, y he ido a casa de zee que era la que más cerca estaba - mentí.

-¿Y tanto te has mojado?

Cuando llegué a la cocina saqué la ropa mojada de la bolsa y se la enseñé a mi madre  para que viera lo mojada que estaba. Después la metí a la lavadora. Me fijé en que mi padre estaba en la cocina también, pero no dijo nada, ni siquiera levantó la cabeza del periódico que mi madre había estado leyendo antes. Salí de la cocina, mi madre salió conmigo. Vi que mi madre se iba a sentar al sofá. Mi idea era de subir a mi cuarto pero antes de eso aproveché y me acerqué a donde ella.

-¿Has hablado con papá?- le pregunté.

-Más o menos- dijo mi madre cogiendo el mando de la tele - Se negaba a escucharme aún así, y ahora no me habla ni a mí. Se está comportando como un crío.

-¿Te ha dicho algo de lo que piensa de mí?

-No. Pero ya sé por donde va, y me da que no está acertando - soltó una carcajada.

-¿Y tu que piensas?

Mi madre me miró.

-¿Con eso quieres decir que quieres que intente adivinar quién es tu novio?- dijo de bromas.

-No. Ahora enserio - dije serio.

-Pues no lo sé saint. No sé qué pensar de ti. Haz lo que quieras con tu vida, yo no me quiero entrometer. Y si no, con el tiempo ya lo iré descubriendo - mi madre miró el mando para buscar las teclas y elegir un canal - Aunque, bueno. Si te sirve de consuelo, yo no creo que tengas nada con day. Pero si sospecho de donde pudiste estar ayer, porque en casa de day desde luego que no.

Mi madre me volvió a mirar.

-Bueno vale. Pues fin de la charla - dije para evitar hablar de lo de ayer.

Mi madre se rió y se volvió a centrar en la televisión. Yo me giré y me fui hacía las escaleras, las subí y entré a mi cuarto. Como de costumbre Desdentado estaba sobre mi cama y según entre este se levantó y se acercó a mí. Me quedé quieto y deje que Desentado pasara al lado de mis piernas rozándose con ellas. Sonreí y cogí al gato entre mi brazos. Desdentado maulló. Le volví a llevar a la cama y lo deje allí. Me tumbé junto a mi gato el cual se recostó a mi lado. Cerré los ojos por un momento. Sentí a mi gato ronronear lo cual era agradable ya que me hacía una especie de masaje al vibrar cerca de mis costillas. Cogí la parte de arriba de la sudadera para acercármela a la cara y con ella hundí mi cabeza enterrando mi nariz en ella. Aquello era el cielo. El olor de zee era como una droga.

Por unos segundos me imaginé que zee estaba ahí, a mi lado, dándome calorcito. Lo único raro era que ese zee imaginario vibraba. Abrí un ojo para mirar a Desdentado, lo acaricié.
Ahora que lo había arreglado con zee me parecía una chorrada la razón por la que yo me había enfadado con él. Pensaba en lo que natt me contó. Si zee se hubiera aprovechado de mí por razones sexuales si hubiera sido una buena razón por la cual enfadarme. Pero estaba claro que zee no quería nada más que estar conmigo. Me alegraba de haberle perdonado.
Aquella noche dormí muy bien. Ya echaba de menos dormirme tan profundamente sin necesidad del alcohol. Y lo que más me ayudó a dormir tan bien fue sin duda la sudadera de zee, la cual abrazaba como si fuera un peluche.

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