capitulo 24

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-Hipo, cariño ayúdame a poner la mesa- gritó mi madre

-Ahora voy mamá - dije levantándome del sofá donde estaba viendo una película con mi padre.

Me dirigí a la cocina sin dudarlo en ningún momento, la película no me estaba gustando mucho así que tampoco me importaba perderme un cacho, ni siquiera sabía cuál era su título. Me había unido a mi padre porque no tenía nada mejor que hacer. Era una de esta pelis que echaban los sábados a la noche sobre pistolas, coches rápidos y tíos macizos. Nada nuevo.

-Gracias - dijo mi madre en cuanto me vio entrar a la cocina.

- No hay de qué.

Me dispuse a poner la mesa sin decir ni una palabra y en menos de dos minutos ya había terminado. Entonces apareció mi padre medio corriendo por la puerta y cogió el mando de la televisión de la cocina.

-Bien, bien - se dijo a sí mismo mientras se sentaba y cambiaba de canales hasta encontrar la película de nuevo.

Me reí.

-¿Tanto te mueres por ver la película? - dijo mi madre.

-No. No me muero. Pero es que esta muy interesante.

-Si siempre pasa lo mismo.

-Que va, que va.

Mi padre hizo un gesto con la mano para que nos calláramos. Mi madre se rió. Nos sentamos todos en la mesa y mi madre colocó sobre la mesa una ensalada y un plato con filetes de cerdo. Cogí un filete.

-Y bueno ¿Qué tal el día? ¿Donde estuvisteis?- me preguntó mi madre.

-Pues muy bien. Hemos estado en los establos de nuevo.

-Como habías entrado con Desdentado a casa me lo imaginaba, siempre te lo llevas, cosa a la que no le veo sentido, a un gato no se le suele pasear.

-Todos nos llevamos a nuestras mascotas, menos zee ¿Y que si la gente no pasea gatos? Yo sí lo hago y punto.

-Quieres mucho a ese gatito eeh - dijo esta vez mi padre con un tono vacilón -Espero que no más que a orn

-Joe... Siempre me tienes que sacar el tema de orn ¿Verdad?

-¿Te había dicho ya que adoro a tu novia?

-Demasiadas veces. Estoy empezando a pensar que tú estás más enamorado de ella que yo.

Mi padre se rió.

-Solo quiero lo mejor para mi hijo.

"O lo mejor para ti..." Pensé. Mi padre siempre había sido el típico padre que soñaba con una familia feliz, con su único hijo casado y sus nietos corriendo por el jardín de su casa. Pero ya estaba harto de que se obsesionara tanto con orn ¿De verdad pensaba que me casaría con ella? Pues la verdad es que yo no. Seguía queriendo a orn pero quedaba mucho hasta que llegara el momento en el quisiera casarme, y quien sabía lo que pasaría hasta entonces.

Mi madre me sonrió y seguimos comiendo con las voces de la televisión de fondo. No sabía exactamente qué estaba pasando en la película porque estaba de espaldas a ella. Tan solo oí alguna que otra frase procedente de la tele como "¡Venga vamos!" y sonidos de coches. Tampoco le estaba prestando atención a estos sonidos, hasta que de repente mi padre dijo algo que me molesto:

-¡Ja! ¡Maricón! - dijo riéndose sin apartar la vista de la televisión.

Le miré y después me giré para mirar la pantalla. En la escena había unos cinco hombres y al parecer a uno le daba miedo algo en lo que no me fijé, no le quise prestar atención a la escena porque ya sabía de qué se reía mi padre. Era porque un hombre estaba asustado, y por eso mismo me sentí ofendido.

-No creo que la palabra "Maricón" sea muy apropiada- dije.

Mi padre apartó la vista de la pantalla para mirarme asombrado. Nos quedamos en silencio unos segundos.

-En general nunca me ha parecido apropiada en ninguna situación. Ni para referirse a un chico que le gustan los chicos. Resulta ofensivo.

-¿Qué pasa? ¿Ahora te vas a poder a defender a los gays?- dijo mi padre divertido.

-Ser gay no quiere decir que seas un cagado, ni que seas menos valiente que los demás. Ni ser un asustadizo quiere decir que seas gay. Y mucho menos maricón- dije muy serio.

Mi padre se rió.

-¿Te he ofendido? ¿Ahora resulta que eres un asustadizo y no te gustaría que te llamaran maricón o...?

-Sí, me has ofendido. Porque no tienes derecho a reirte así de ellos.

-¿Ellos? Lo dices por tu querida amiga ¿Verdad? Que te relacionaras con homosexuales nunca me pareció muy apropiado.

-¿Porque es lesbiana? ¡Venga ya!

-¡Sí! Es una mala influencia.

Me comenzé a cabrear ¿Cómo podía decir eso?

-¿Mala influencia? ¿Que crees? ¿Que es rara, que es un monstruo o por algo del estilo? ¿Que no es humana?

-Pues no creo que ser homosexual sea muy de humanos...

-cariño déjalo - dijo mi madre.

-No ¡No lo dejo!- ahora mi padre parecía enfadado - Nuestro hijo tiene como amiga a una lesbiana, y no debería andar con gente así ¡Le está comiendo la cabeza!

Aquello me pilló por sorpresa ¿Comerme la cabeza? Sabía que a mi padre nunca le había caído bien sammy, pero pensé que había aceptado que fuera mi amiga. Al parecer la odiaba más de lo que me había imaginado como para desear que no fuera su amigo. Y ahora era yo el que empezaba a odiar a mi padre.

-¿¡Que!? ¡No me come la cabeza! Al contrario. Me hace ver y aprender muchas cosas sobre la humanidad...

-¿Sobre humanidad? - mi padre se rió histéricamente y después me miró muy serio - Eso no es humanidad.

-Parar por favor - dijo mi madre preocupada de que empezáramos una pelea.

-No es normal que a una persona le guste su mismo sexo ¡No es normal!- lo último lo dijo medio chillando - En este mundo hay mujeres y hombres por una razón.

-¡Si es normal! Lo que no es normal es que haya gente como tú - dije enfadado levantándome de la silla- ¡Gente que no ve normal la homosexualidad!

-Ya basta, parad. saint, por favor siéntate - dijo mi madre desesperada.

-No. No pienso volver sentarme sobre la misma mesa en la que está un homófobo.

-Sí, eso, no te sientes. Vete por ahí a llorarle a tu amiguita.

-¡No la llames así! - la defendí.

-La llamaré como a mi me plazca.

-¡ya! Te estás pasando - dijo mi madre tratando de parar a mi padre.

-, nuestro único hijo es amigo de esa... ¡Lo que sea! ¡No puedo permitir que sean amigos!

-¡SERÉ AMIGO DE QUIEN ME PLAZCA! - grité enfadado - ¡ERES UN HOMÓFOBO DE MIERDA!

-¡saint! - dijo mi madre disgustada.
Mi padre se rió y se levantó de la silla.

-¿Y qué pasa? ¿Ahora tu eres un maricón? - dijo burlón.

La situación parecía incluso hasta graciosa. Estábamos los tres levantados de nuestros respectivos asientos. Mi madre nos miraba a los dos y la mirada de mi padre y la mía estaban clavadas con profundo odio.

-Eso me ha dolido - dije con un tono tranquilo.

Mi padre no dijo nada, tan solo se quedó allí mirando. Salí de la cocina sin mirar atrás. Sentía furia dentro de mi. Odiaba a mi padre, le odiaba mucho. Oí la voz de mi madre llamarme pero la ignoré por completo. Subí corriendo las escaleras para encerrarme en mi cuarto. Lo primero que hice al entrar a la habitación fue tirar un montón de ropa que había sobre mi cama al suelo. Le odiaba tanto... Parecía mentira que fuera mi padre.

Di unas cuantas vueltas por mi dormitorio con la tentación de coger la lámpara de la mesita de noche y romper la ventana y después tirar por esta a mi propio padre. Cosa que no hice obviamente.

"¿Y qué pasa? ¿Ahora tu eres un maricón?" Las últimas palabras de mi padre sonaban en mi cabeza como un eco interminable ¡Cómo se atrevía a llamarme maricón! Gilipollas, mi padre era un gilipollas.

Me puse las manos en la cabeza y me tiré del pelo con rabia. Me senté sobre la cama tratando de calmarme. Respiré unas cuantas veces. Entonces me giré y vi una foto que tenía enmarcada sobre la mesilla de noche. En la foto salimos todos. Day, sammy, hwahwa or, zee y yo. Era una foto que nos hicimos el pasado verano en la playa. Observé con detenimiento la foto desde la lejanía. Mi mirada fue directa a zee. Tenía ese cabello desordenado y esos ojos... y esos abdominales... Cerré los ojos, suspiré y me pregunté "¿Soy maricón?"

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